Aportaciones e interacci¨®n mutua
En un interesante trabajo publicado en EL PAIS el pasado 20 de enero el mariscal lord Carver, jefe del Estado Mayor de la Defensa brit¨¢nica hasta fines de 1976, se?alaba que en c¨ªrculos internacionales el ingreso de Espa?a en la OTAN era visto como s¨ªmbolo de la bienvenida al proceso democr¨¢tico de Espa?a y se?al del fin del ostracismo a que estuvo sometida durante tanto tiempo.A?ad¨ªa que algunos militares espa?oles ven en la Alianza una forma de fortalecer su posici¨®n, al adquirir unas responsabilidades m¨¢s amplias y una situaci¨®n internacional m¨¢s respetada; en tanto que medios pol¨ªticos consideran la OTAN como un recurso para apartar a las Fuerzas Armadas de su inter¨¦s por los asuntos internos del pa¨ªs y de darles una imagen de mayores dimensiones.
En el caso brit¨¢nico, la entrada en la OTAN compens¨® el repliegue de la descolonizaci¨®n imperial. En el caso espa?ol es esperable que proporcione a los militares otras cuestiones en que pensar, otra sensibilidad y otros objetivos mas all¨¢ de los asuntos interiores. Puede proporcionar tambi¨¦n un impulso para la puesta al d¨ªa y representa una contribuci¨®n genuina a la defensa de Europa Occidental.
El mariscal conclu¨ªa unas declaraciones efectuadas a EL PAIS el 16 de junio de 1981 manifestando su opini¨®n de que dentro de la Alianza ser¨ªa m¨¢s aceptable, en t¨¦rminos generales, la presencia sobre territorio espa?ol de otras fuerzas como las norteamericanas.
En el seno del Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional (CESEDEN) se celebraron, en noviembre de 1981, unas jornadas de estudio sobre OTAN y seguridad nacional, a las que asistieron m¨¢s de sesenta periodistas. All¨ª el capit¨¢n de nav¨ªo Jos¨¦ Luis Tato Tejedor declar¨® que en su opini¨®n la Constituci¨®n, la ley de Bases 6/1980 y la adhesi¨®n a la OTAN son los tres condicionantes b¨¢sicos para la actual definici¨®n de la defensa nacional y mas concretamente de la pol¨ªtica militar y del Plan Estrat¨¦gico Conjunto (PEC).
La doctrina estrat¨¦gica de la Alianza Atl¨¢ntica potencia la dimensi¨®n aeronaval de Espa?a y propugna en consecuencia un reequilibrio de la actual asignaci¨®n de efectivos en favor de un aumento de los contingentes de la Fuerza A¨¦rea y de la Armada, con la reducci¨®n inicial complementaria del Ej¨¦rcito de Tierra en unos 85.000 hombres, seg¨²n las estimaciones adelantadas por EL PAIS el 22 de marzo pasado.
En esa l¨ªneas se incribe el proyecto de modificar las actuales divisiones territoriales de los tres ej¨¦rcitos y crear seis zonas de defensa con mandos unificados a los que se aliviar¨¢ de la actual carga protocolaria y, sobre todo, judicial.
Las consecuencias modernizadoras del ingreso en la OTAN deber¨ªan afectar igualmente al despliegue de las fuerzas. El Ej¨¦rcito de Tierra tiene en estos momentos 2.300 puntos; de asentamiento a lo largo y a lo ancho del territorio nacional.
Para Espa?a, la acci¨®n prioritaria es el mantenimiento del adecuado poder disuasorio en el eje Baleares-Albor¨¢n-Estrecho-Canarias que garantice la inequivoca soberan¨ªa de las islas, pe?ones y plazas norteafricanas.
Dadas las dificultades que presentar¨ªa una contribuci¨®n del Ej¨¦rcito de Tierra y de la Aviaci¨®n espa?ola en la vital regi¨®n de Europa central, lo m¨¢s probable es que el Comit¨¦ Militar de la OTAN prefiera tener en la reserva, sobre el propio territorio peninsular, las unidades a las que se se?ale esa misi¨®n. La cuesti¨®n del mando es la que ofrece erfiles negociadores mas delicados. La OTAN preferir¨¢ no aumentar la estructura de mando existente (SACEUR, SACLANT e IBERLANT) pero las Fuerzas Armadas espa?olas desean el establecimiento de un nuevo mando que cubriera la pen¨ªnsula, el Mediterr¨¢neo occidental y gran parte de la zona atl¨¢ntica que hoy d¨ªa cubre IBERLANT, cuyo cuartel general se encuentra en Lisboa.
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