?Qui¨¦n pagara los platos rotos en Presur?
PARECE QUE los defensores y los beneficiarios de Presur obtendr¨¢n pronto la plena satisfacci¨®n de sus anhelos y un buen pellizco en favor de sus intereses. Los mineros de Fregenal, cuyo dram¨¢tico encierro tan poderosamente contribuy¨® a que se encendiera la luz verde para el pol¨¦mico e incierto proyecto, tendr¨¢n garantizado su modesto puesto de trabajo, y el confuso mundo de intereses que utiliz¨® el hambre y la desesperaci¨®n de los huelguistas en provecho de su propia estrategia podr¨¢n conseguir, con la generosa ayuda de los fondos p¨²blicos pagados por todos los contribuyentes, beneficios bastante menos modestos.En v¨ªsperas de las elecciones andaluzas el Gobierno orden¨® que se afilaran los l¨¢pices de los analistas y unos consultores privados cargados de optimismo estimaron en un tiempo r¨¦cord, junto con la firma alemana Lurgi y la Direcci¨®n General de Minas, la rentabilidad del proyecto. Las l¨ªneas de c¨¢lculo son relativamente sencillas, pero absolutamente discutibles. El positivo informe de los consultores parte de la hip¨®tesis de que los precios y calidad de los pellets suministrados a Ensidesa ser¨¢n los mismos, bien procedan de Presur, bien los reciba de su actual suministrador brasile?o. Ensidesa, en todo caso, nunca pagar¨ªa por los pellets nacionales un precio mayor que el ofertado por firmas extranjeras. Para cumplir esta condici¨®n, Presur recibir¨ªa una subvenci¨®n a fondo perdido de 5.000 millones de pesetas y una subvenci¨®n de explotaci¨®n, del 5% sobre el precio de venta durante los primeros cinco a?os de funcionamiento del complejo extreme?o. Adem¨¢s, el Banco de Cr¨¦dito Industrial facilitar¨ªa 1.500 millones de pesetas a un inter¨¦s subvencionado. De este modo, el coste de las instalaciones, m¨¢s los intereses, m¨¢s los derechos de Minera de And¨¦valo (con un pasivo de 1.500 millones de pesetas), arrojar¨ªa un total situado entre los 16.000 y los 17.000 millones de pesetas.
Por otro lado, y para que la rentabilidad estimada del 12% de Presur no sea desde el comienzo una pura f¨¢bula, se supone que la inflaci¨®n en Espa?a no superar¨¢ el 9% anual durante el pr¨®ximo lustro. Admirable prop¨®sito pero detestable pron¨®stico. Tambi¨¦n se da por sentado que la depreciaci¨®n de la peseta respecto del d¨®lar mantendr¨¢ un coeficiente del 1,32%; es decir, que por cada subida anual del ¨ªndice de precios del 10%, la peseta se depreciar¨ªa en un 11,32%, supuesto enormemente arriesgado dado que, hist¨®ricamente, nunca se ha producido esa correlaci¨®n entre inflaci¨®n y depreciaci¨®n de la peseta. De a?adidura, los costes de muchas empresas mineras y metal¨²rgicas durante los ¨²ltimos a?os han ido normalmente por delante de los precios de venta. Obs¨¦rvese tambi¨¦n que el mercado de pellets, y en general el mercado sider¨²rgico, se halla en recesi¨®n y que las plantas competidoras de la extreme?a tienen por t¨¦rmino medio una dimensi¨®n de tres millones de toneladas frente al mill¨®n de toneladas de Presur. En un mercado a la baja Presur estar¨ªa en condiciones de gran inferioridad.
Durante a?os, incluidos los del boom econ¨®mico, el proyecto minero del suroeste no hab¨ªa ofrecido los atractivos suficientes para que el capital privado considerara atractiva su realizaci¨®n. En la d¨¦cada de los sesenta, una gran compa?¨ªa minera hispano-inglesa adquiri¨® el 15% de las acciones de Minera de And¨¦valo, en una operaci¨®n en la que tampoco faltaron presiones pol¨ªticas. Los directivos de la empresa compradora encargaron minuciosas prospecciones sobre la importancia y la calidad del yacimiento, pero los estudios de factibilidad s¨®lo sirvieron para que la compa?¨ªa adquirente se volviera atr¨¢s en sus planes y devolviera gratuitamente las acciones a los antiguos propietarios. Huelgan los comentarios.
Aunque parec¨ªa que la pol¨ªtica de industrializaci¨®n voluntarista, despilfarradora de recursos y antiecon¨®mica pertenec¨ªa ya al pasado, la marea negra del paro y el descenso de la rentabilidad de muchos sectores empresariales han creado el clima apropiado para que vuelvan a formularse, en la d¨¦cada de los 80 y en un r¨¦gimen democr¨¢tico, algunos de los desatinados planteamientos aut¨¢rquicos de la primera ¨¦poca del franquismo. De nada ha servido que el informe de la OCDE de 1980 sobre Espa?a subrayase la negativa influencia que ejerce sobre nuestro elevado desempleo el peso muerto de algunos sectores industriales, concretamente el sider¨²rgico, en el conjunto de la econom¨ªa espa?ola. El documento de la OCDE recomendaba el desarrollo de otras actividades con mayor futuro o, por lo menos, la no reincidencia en caminos empedrados de despilfarros y con salidas empinadas y angostas. Ni que decir tiene que estos consejos no han sido escuchados por quienes tienen a su cargo la estrategia industrial espa?ola. Tampoco ha servido de nada que nuestra industria sider¨²rgica, con una capacidad potencial de 18 millones de toneladas, s¨®lo pueda producir, por falta de mercado, doce millones.
?Acaso todos los que hab¨ªan rehusado el proyecto Presur estaban equivocados, como parecen demostrar los nuevos estudios? Recordemos que la firma alemana Lurgi, que es el principal defensor privado del proyecto, participa con quinientos millones de pesetas en los 2.500 millones que constituyen el capital de Presur. Su asociado kuwait¨ª aporta otros quinientos millones. Pero simult¨¢neamente Lurgi promueve ventas de equipos con destino al proyecto por un valor estimado en unos 12.000 millones de pesetas. Los otros defensores a ultranza del proyecto Presur son el Ministerio de Industria y la Junta de Extremadura. Estos antecedentes aconsejar¨ªan que los interesados en que Presur salga adelante contra toda l¨®gica econ¨®mica queden al menos comprometidos respecto al buen fin del proyecto. La Junta de Extremadura -se nos ocurre- podr¨ªa responder, a trav¨¦s de los c¨¢nones el¨¦ctricos que le proporcionar¨¢ el suministro de energ¨ªa, de los resultados negativos del proyecto en el caso de que fuesen necesarias subvenciones superiores a las acordadas. Lurgi, las consultoras y los suministradores de equipo deben sufrir una retenci¨®n en sus pagos hasta que esa rentabilidad que garantizan sobre el papel quede demostrada en los hechos. En definitiva, pensamos que no est¨¢ de m¨¢s que quienes embarcan al Tesoro p¨²blico en una aventura de dudoso inter¨¦s y altos riesgos para la econom¨ªa nacional acepten su cuota de peligrosidad y no se embolsen los dividendos pol¨ªticos o econ¨®micos a base del dinero y el riesgo ajenos. Este tipo de salvaguardias, aunque no hayan sido adoptadas en otras aventuras parecidas, se justificar¨ªan en el caso de Presur por la cuantiosa inversi¨®n realizada en un sector con tan poco futuro como es el sider¨²rgico y con unos resultados tan escasos en t¨¦rminos de puestos de trabajo como son 800 nuevos empleos. Y tambi¨¦n por la considerable presi¨®n de todo g¨¦nero a que el Estado y el Gobierno han sido sometidos a fin de tomar decisiones de industrializaci¨®n de manera casi plebiscitaria, con la creaci¨®n de un precedente hartamente peligroso.
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