El m¨¢s fidedigno notario de Bilbao
Ha muerto Juan Antonio de Zunzunegui, novelista de La quiebra, ?Ay!... estos hijos, El barco de la muerte, El hijo hecho a contrata. Bilbao ha perdido a su m¨¢s fidedigno notario, al m¨¢s fiel analista del alma de este pueblo de un mill¨®n largo de habitantes que se asienta y se mueve en las dos orillas de esta R¨ªa "bab¨¦lica", como la llam¨® otro poeta de aqu¨ª, Ram¨®n de Basterra. Desde Paz en la guerra de don Miguel de Unamuno no hab¨ªa tenido expresi¨®n literaria tan alta y tan digna este pueblo multiforme, plural, conflictivo, que se ha ido haciendo alrededor del hierro y de lo que el hierro ha tra¨ªdo a esta geografia escarpada y exigua.En Juan Antonio de Zunzunegui conflu¨ªan las dos sangres, carlista y liberal, pero tambi¨¦n una rama de vascos so?adores, foralistas, y otra de hombres pr¨¢cticos de la Bolsa y los negocios navieros y sider¨²rgicos. Toda su vida y su obra, toda su visi¨®n de la vida de su tierra est¨¢ tensionada por esta dualidad que ya se le present¨® desde su ni?ez: la Bolsa o la vida. El negocio, para ¨¦l que se le quiso capacitar con unos estudios ad hoc o la tentaci¨®n de la aventura, la creaci¨®n literaria, el arte de contemplar la sociedad burlonamente, cr¨ªticamente, desde fuera.
Joaqu¨ªn de Zugazagoitia le defini¨® como el novelista de Bilbao -un Bilbao que incluye las dos orillas del Nervi¨®n- en sus violentos contrastes. De la sorda lucha por establecer unas barreras de clase, y por romper estas barreras en una sociedad rigurosamente clasificada, como era Bilbao en 1930.
Zunzunegui en sus novelas largas quiso retratar una situaci¨®n hist¨®ricamente determinada en el espacio y en el tiempo. Y quiso retratarla con visi¨®n de moralista. Porque Zunzunegui es un moralista desde?oso y c¨¢ustico. Su obra rezuma una concepci¨®n acre de la humanidad.
Un tema dominante y casi obsesivo en la literatura de Zunzunegui es la denuncia de la pacater¨ªa, de la hipocres¨ªa de la clase dirigente bilba¨ªna. Se complace en pintar el vac¨ªo que deja el dinero, lo que le permite llevar a cabo una cr¨ªtica despiadada de la clase plutocr¨¢tica sin otro horizonte que amontonar bienes para procurarse unos goces efimeros, incapaz muchas veces de gozar y menos a¨²n de hacer gozar a nadie con esos bienes. El dinero como fin en s¨ª, sin otra finalidad que trascienda el goce s¨®rdido de la posesi¨®n deshumanizada y degradante. Esta cr¨ªtica se proyecta sobre todo contra la nueva clase surgida en el r¨ªo revuelto de la guerra europea.
En su cr¨ªtica a la burgues¨ªa bilba¨ªna, que no le perdon¨® el atrevimiento, cont¨® mucho la utilizaci¨®n que ¨¦sta hac¨ªa de la religi¨®n, desde la influencia que en la educaci¨®n de las clases altas han tenido los jesuitas y que desde Zunzunegui ha pasado a ser casi un lugar com¨²n.
Cuando Blas de Otero escribe: "Laboriosa ciudad, salmo de f¨¢bricas/ donde el hombre maldice, mientras rezan/ los Presidentes de Consejo", sin duda est¨¢ detr¨¢s de toda esta concepci¨®n social la obra entera de Zunzunegui. El ha escrito: "Al socaire de la Virgen de Bego?a, Bilbao ha ido madurando en la gran urbe banquera, sider¨²rgica y naval que hoy es y a medida que los poderosos banqueros y mercaderes engordaban sus riquezas, la Virgen de Bego?a pasaba de su tosca imagen primitiva a la opulenta bas¨ªlica. Pero estas nquezas que hoy ostenta la Virgen de Bego?a est¨¢n hecha m¨¢s que con la fe de los humildes, como en los primeros tiempos, con el remordimiento de los poderosos".
Zunzunegui es verdad que es m¨¢s que el novelista de Bilbao. Ha estudido tambi¨¦n el Madrid de Esa oscura desbandada, de La vida como es.
Bilbao se hab¨ªa olvidado un tanto de este importante narrador, de este retratista que le dio una imagen real de s¨ª mismo que algunos bilba¨ªnos burgueses no gustaban contemplar tal como se la devolv¨ªa este "espejo puesto a lo largo del camino". Pero Bilbao siente en el alma de sus mejores hijos un vac¨ªo que va a ser muy dificil llenar.
Gregorio San Juan es escritor bilba¨ªno.
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