Hombres gitanos impiden a sus mujeres contar sus problemas
Los problemas, que resultaron inexplicados, de la mujer gitana acapararon la atenci¨®n y los debates de la segundajornada de la Semana de la Mujer, organizada por el colectivo Mujery Socialismo, que este a?o celebra su tercera edici¨®n. La representante gitana en la mesa redonda, Rosa V¨¢zquez, presidenta dela Asociaci¨®n Gitana de Cantabria, manifest¨® que las mujeres de su colectivo no se sienten marginadas porque .son admiradas y respetadas por el hombre".Las preguntas que se le hicieron a Rosa V¨¢zquez fueron reiteradamente respondidas por hombres de su raza, algunos de los cuales abandonaron airadamente la sala de las jornadas, cuando se les advirti¨® de la conveniencia de que respondieran las mujeres, mientras dec¨ªan que "hay que respaladar a Rosa, porque la pobre no sabe expresarse".
Los asistentes a la segunda sesi¨®n de la III Semana de la Mujer sacaron poco en claro sobre los problemas de marginaci¨®n de las gitanas, no s¨®lo porque la representante de ¨¦stas, Rosa V¨¢zquez, contestara en todo momento que "son valores de nuestra cultura", sino porque la coordinadora de la mesa, Henar Corb¨ª, representante del colectivo organizador, Mujer y Socialismo, cort¨® las posibilidades de respuesta en varias ocasiones, para evitar, posiblemente, que el ambiente se caldeara.
El conocimiento de los problemas de la mujer de esta raza qued¨® tan mermado que, a la vista de la actitud paternalista de varios hombres gitanos, empe?ados en demostrar que sus mujeres est¨¢n encantadas del trato que reciben en el seno de sus familias, una participante de entre el p¨²blico tuvo que aportar cierta dosis de sorna y -"felicitarlas por la suerte que tienen".
El diputado socialista Juan de Dios Ram¨ªrez Heredia empez¨® advirtiendo que "yo no voy a tirar piedras sobre mi propio tejado ni a criticar a mi gente" y se neg¨® a aceptar la imagen "del gitano machista y f¨¦rreo que obliga a la mujer a ir a pedir", al tiempo que propugnaba por que fueran "las propias mujeres gitanas las art¨ªfices de su cambio y las administradoras de su libertad".
El p¨²blico estaba muy predispuesto a aceptar un tempo y un modo diferentes en la adaptaci¨®n de los miembros de la cultura gitana al entorno de la "civilizaci¨®n occidental", pero los debates tomaron tal cariz, ante la defensa intr¨ªnseca de la virginidad como valor cultural y la cerraz¨®n absoluta de los gitanos -no dejaron hablar a las gitanas- del papel secundario de sus mujeres como elecci¨®n meditada de ¨¦stas, que la socialista Maite Gallego, profesora de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, coment¨® que "por esa misma raz¨®n cultural a las africanas se les sigue cortando el cl¨ªtoris".
El debate no consisti¨®, pues, en el equ¨ªvoco que hubiera podido darse al interpretar la sensibilizaci¨®n de los presentes como una falta de aceptaci¨®n o comprensi¨®n a las esencias intr¨ªnsecas de la raza gitana, aceptaci¨®n suficientemente puesta de manifiesto. La exasperaci¨®n de muchos de los presentes y, sobre todo, de las presentes, vino al no poder acceder al conocimiento de unos problemas espec¨ªficos, que, no por desconocidos, se dan por menos seguros o inexistentes: la marginaci¨®n de una mujer con. caracter¨ªsticas espec¨ªficas, incluso analizadas desde fuera de su raza, como son el ejercicio de un papel secundario en la familia y la especial dedicaci¨®n a la educaci¨®n y cr¨ªa de un elevado n¨²mero de hijos.
Rosa V¨¢zquez, la presidenta de la Asociaci¨®n Gitana de Cantabria, a la que sus hermanos masculinos de raza casi no dejaron hablar, hizo una exposici¨®n, por lo dem¨¢s, basada en una marginaci¨®n de la mujer gitana en el trabajo o la escuela y el acceso de sus hijos a la educaci¨®n, pero siempre relacionada con las actitudes de los payos: marginaci¨®n social o incluso de clase, pero no por raz¨®n del sexo, que es lo que cabr¨ªa suponer que pretend¨ªa la mesa redonda.
Reclusas de r¨¦gimen abierto
Otros tres temas de innegable inter¨¦s, como los de las mujeres presas, minusv¨¢lidas y campesinas, pasaron a un segundo plano. Una reclusa en r¨¦gimen abierto y una funcionaria de prisiones, Elena C¨¢novas, hablaron de los pro blemas del mundo penitenciario, agudizados para la mujer, y m¨¢s si tiene con ella alg¨²n hijo, en funci¨®n de unos reglamentos que le dificultan el acceso al trabajo, la educaci¨®n de sus cr¨ªos y sus propias relaciones personales. Para las llamadas "visitas ¨ªntimas" en las prisiones, la mujer debe acreditar la posesi¨®n de un libro de familia o de hijos en com¨²n con el visitante.
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