Argentina , el Reino Unido y lo que hay que reformar en la OTAN
El conflicto de las islas Malvinas entre el Reino Unido y Argentina plantea dos cuestiones fundamentales: una, ?cu¨¢ndo una alianza deja de serlo?, y otra, ?qu¨¦ deber¨ªan hacer los otros miembros de la OTAN cuando uno de ellos se enfrenta a otro pa¨ªs del mismo pacto o a un miembro de otro acuerdo al que Washington est¨¢ adherido?A pesar de un largo y aburrido fondo de discusiones, declaraciones y contradeclaraciones, no hay duda de que Argentina, que est¨¢ aliada con Estados Unidos a trav¨¦s de la Organizaci¨®n de Estados Americanos, ha sido el agresor en el conflicto de las Malvinas, atacando a un territorio propiedad del Reino Unido, que est¨¢ con Estados Unidos en la OTAN.
La disputa se mantiene como una cuesti¨®n unilateral brit¨¢nica, y la Alianza se limita a observar de manera comprensiva. El Gobierno de Reagan intent¨® obviamente, en primer lugar, resolver el enfrentamiento mediante la diplomacia y la mediaci¨®n; al fracasar, ha prestado a Londres, una considerable ayuda indirecta mediante la entrega de material, facilidades en la utilizaci¨®n de bases y pertrechos para sustituir al equipo ingl¨¦s temporalmente retirado de Europa.
Sin embargo, en cuanto a resultados, todo esto no sirve de mucho, al igual que los llamamientos de Washington no impidieron la invasi¨®n de Chipre por su aliado de la OTAN, Turqu¨ªa, contra la ardiente intervenci¨®n de su otro aliado de la misma organizaci¨®n, Grecia. Y las protestas de Estados Unidos, junto con las de sus aliados del Tratado del Atl¨¢ntico Norte, no tuvieron la m¨ªnima repercusi¨®n sobre el comportamiento de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en Hungr¨ªa, Checoslovaquia, Polonia o Afganist¨¢n.
La divisi¨®n m¨¢s flagrante de la Alianza del Atl¨¢ntico Norte, piedra clave de nuestra pol¨ªtica exterior, se di¨® ya cuando el Reino Unido y Francia, furiosos por las dobles negociaciones del secretario de Estado Foster Dulles, se unieron a Israel, en 1956, para invadir Egipto. Esa guerra se detuve ¨²nicamente cuando el presidente Dwight Eisenhower intervino personalmente con amenazas econ¨®micas contra la libra esterlina. (Dulles, en aquel momento, se hallaba en el hospital y no intervino para nada, afortunadamente: era una persona m¨¢s agradable de lo que pensaban sus oponentes, pero no era tan inteligente como sus defensores e incluso ¨¦l mismo afirmaban).
En su m¨¦rito, la OTAN puede afirmar que ha logrado mantener el equilibrio de poder en Europa durante m¨¢s de treinta a?os; pero ello ha dependido b¨¢sicamente del poder¨ªo de Estados Unidos. Actualmente, los sovi¨¦ticos est¨¢n avanzando militarmente, y la OTAN, que hasta ahora ha resistido los intentos de divisi¨®n de Mosc¨², ha tenido poca influencia en el ¨¢rea fuera de los l¨ªmites concretos que se ha comprometido a defender, las naciones atl¨¢nticas y las aguas al norte del tr¨®pico de C¨¢ncer. (Los diplom¨¢ticos alteraron la geograf¨ªa incluyendo como miembros a Italia, Luxemburgo, Grecia y Turqu¨ªa, naciones no atl¨¢nticas.)
Debilidades y limitaciones
Esta debilidad de su limitaci¨®n geogr¨¢fica, que se refiere a todas aquellas regiones no incluidas dentro de las obligaciones concretas del tratado, ha hecho que vieran c¨®mo surg¨ªan guerras en Oriente Pr¨®ximo, el Lejano Oriente, Africa, Am¨¦rica Latina, con poco m¨¢s que una reacci¨®n verbal o restricciones comerciales parciales o temporales por parte de los pa¨ªses miembros de la OTAN.
Tras la formaci¨®n de la V Rep¨²blica francesa, el general De Gaulle, previendo claras posibilidades de discordia cuando se vieran amenazados los intereses de la OTAN, incluyendo las regiones fuera de sus l¨ªmites, escribi¨® al presidente Dwight Eisenhower y al primer ministro brit¨¢nico, Harold MacMillan proponi¨¦ndoles que Estados Unidos, el Reino Unido y Francia formaran una especie de consejo de seguridad que encabezara la coalici¨®n occidental, incorrectamente apodado por todos, incluyendo los franceses, el directorio.
El 20 de febrero de 1960, De Gaulle me dijo: "Jam¨¢s emple¨¦ la palabra directorio (en sus dos cartas). Fue una invenci¨®n de la Prensa. Pero es un hecho que s¨®lo hay tres potencias aut¨¦nticas en Occidente; tres potencias que cuentan con apoyo mundial. Tambi¨¦n poseen cierta fuerza at¨®mica. En lo que se refiere a Francia, no poseemos en la actualidad una fuerza militar at¨®mica, pero la tendremos".
"Esas tres potencias se encargan de la defensa y seguridad de Occidente. Si se quiere organizar la defensa de Occidente, hay que trabajar con esas tres potencias.... diplom¨¢ticamente representan a Occidente, y otro tanto se puede decir en cuanto a estrategia. Los franceses no poseemos todav¨ªa armas at¨®micas, pero las estamos fabricando".
El general suger¨ªa de manera muy simple que, s¨ª no se ten¨ªan en cuenta sus opiniones sobre el liderazgo de las tres potencias (incluyendo aquellas partes del mundo fuera de sus l¨ªmites), su respuesta ser¨ªa reducir la participaci¨®n de Francia en la OTAN, y as¨ª suceder¨ªa. Dijo: "Si no se nos concede nuestro deseo en esta cuesti¨®n, dejaremos de apoyar a la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte". (Advi¨¦rtase la precisi¨®n de la frase.) Posteriormente retir¨® a Francia de la organizaci¨®n, pero se mantuvo leal al Tratado. Su ¨²nica intenci¨®n era quitar la o de la OTAN. A?adi¨®: "Seguiremos, por supuesto, siendo aliados; pero no seremos m¨¢s que un aliado con total independencia".
Tambi¨¦n me dijo algo que m¨¢s tarde averig¨¹¨¦ que era totalmente falso: que Eisenhower y MacMillan no hab¨ªan ni siquiera respondido la llamada carta del directorio de 1959. En realidad s¨ª le respondieron, pero insistiendo en que no se deber¨ªa dar superioridad a ning¨²n aliado sobre otro (lo cual es una soberbia tonter¨ªa; ?o es que Estados Unidos no tiene mayor influencia que Luxemburgo?).
Ese 20 de febrero de 1960, De Gaulle insisti¨®: "Jam¨¢s hubo una respuesta (a su carta). Ni siquiera una respuesta". Lo curioso es que los m¨¢s altos funcionarios norteamericanos y brit¨¢nicos lo creyeron as¨ª durante muchos a?os, hasta que el secretario de Estado Dean Rusk autoriz¨® al embajador norteamericano en Par¨ªs, Charles Bohlen, a mostrarme el texto con libertad para citarlo.
Para acabar esta curiosa historia de De Gaulle y la OTAN, el, 22 de enero de 1968 le pregunt¨¦ al presidente franc¨¦s si Francia pensaba continuar en la Alianza cuando, en 1970, tuviera la posibilidad legal de salirse. Me contest¨®: "Por ahora no he decidido si nos saldremos o no. Cuando abandonamos la organizaci¨®n (marzo de 1966) escrib¨ª al presidente Lyndon Johnson diciendo que Francia se mantendr¨ªa en la Alianza despu¨¦s de 1970, a?o en que se puede denunciar el Tratado, si las relaciones Este-Oeste no hab¨ªan por entonces comenzado a cambiar muy sustancialmente".
"Anunciaremos nuestra decisi¨®n en 1969, y tendremos tiempo hasta entonces para juzgar si se han dado cambios importantes en las relaciones Este-Oeste. Desde luego, hasta ahora no ha habido suficientes cambios. Si tuviera que tomar una decisi¨®n hoy mismo, Francia no saldr¨ªa de la OTAN".
"Eso no es posible"
Le expuse mis pensamientos de si no pod¨ªa ser que la pol¨ªtica que Francia estaba buscando, en ¨²ltima instancia, era la de mantener una alianza con los pa¨ªses miembros del Pacto Atl¨¢ntico simult¨¢neamente a una alianza con la Uni¨®n Sovi¨¦tica. "No", dijo categ¨®ricamente. "Eso no es posible. ?Contra qui¨¦n ir¨ªa esta alianza? ?Contra China? No. Est¨¢ fuera de la cuesti¨®n. Por supuesto que podr¨ªa haber declaraciones de ambos lados de que estamos expuestos a una agresi¨®n, pero esto no tiene ning¨²n significado y no constituye una alianza".
Hizo algunas conjeturas acerca del vuelo sobre territorio franc¨¦s de los aviones de la OTAN en caso de que Francia abandonara el pacto, y concluy¨®: "No ser¨ªa f¨¢cil justificar el privilegio de ciertos aviones de sobrevolar nuestro territorio sin posibilidad de que lo hicieran otros, si no form¨¢ramos parte de la Alianza. No hay duda de que si nos sali¨¦ramos de la OTAN ser¨ªa para buscar una forma de neutralidad, similar a la de Suiza, que no permite que aviones militares de otros pa¨ªses la sobrevuelen.
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