La Lidia
Tengo escrito que la relaci¨®n que uno mantiene con sus peri¨®dicos es la misma que el muerto mantiene con su esquela. As¨ª, la bella/Bel relaciona las novedades de la Feria del Libro, detalla incluso los libros de Destino e ignora mi libro Spleen de Madrid / 2, que la editorial, adem¨¢s, anuncia en el mismo n¨²mero del diario.Dentro de esta relaci¨®n muerto/ esquela, debo decir que el taurinismo / antitaurinismo (que es a lo que iba) de EL PAIS est¨¢ muy compensado en la serie de art¨ªculos sobre la larga isidrada de las Ventas. Me refiero, claro es, a los art¨ªculos literarios con apunte del gran Anciones, que Vidal hace lo suyo y muy bien. Yo mismo publiqu¨¦ un art¨ªculo en esa serie. Pero el corolario final o general ser¨ªa que nuestros intelectuales de dos o tres generaciones se manif¨ªestan esc¨¦pticos o, como mucho, curiosos ante el hecho taurino. En todo caso, m¨¢s anal¨ªticos que hagiogr¨¢ficos. Vicent ha reforzado todo esto con sus campa?as literarias antitaurinas, m¨¢s est¨¦ticas que pol¨ªticas. Es la herencia de Eugenio Noel, pasada por las prosas de Gabriel Mir¨® y Cela, m¨¢s la propia personalidad del escritor. En otros mundos culturales -libros y peri¨®dicos-, el taurinismo simbolizante, ritual, de celebraci¨®n y mito, no es sino un viejo t¨®tem/tab¨² de la derecha o neoderecha. Si Glucksmann, en Francia, tiene que glosar la espada fascista de Petain, nuestros petainianos, en compensaci¨®n de que escriben mucho peor, pueden glosar la espada de Antonio Ord¨®?ez.
Andr¨¦s Ortiz-Os¨¦s me env¨ªa su Coda sobre la tauromaquia y su interpretaci¨®n. Vuelve el ensayismo sobre los toros, ensayismo que Ortega y P¨¦rez de Ayala hab¨ªan dejado en claro, pero que ahora, como digo, muy lejos de cualquier orteguismo, es vicario, provisorio, estacionario, y mayormente est¨¢ utilizando la fiesta y la lidia como recuperaci¨®n circular de una Historia ap¨®crifa de Espa?a que se muerde la cola, el rabo por desollar, jugando a un eterno retorno con balconcillo bajo de sombra y metiendo a Mircea Eliade con gabardina, en contrabarrera, "justo pegado a los capotes", mediante una entrada de la reventa comprada con dinero liberal en la calle Libertad (todo coherente). Los nuevos fil¨®sofos franceses tienen poco material sobre el que desarrollar su escritura, de modo que desarrollan la escritura misma. Dec¨ªa el viejo Andr¨¦ Gide que "es evidente que la mitolog¨ªa fue creada para detener la ciencia", leyendo a los cl¨¢sicos. Pero Gide nunca fue viejo ni nuevo fil¨®sofo, sino un genio, que es ya otra cosa. Si los franceses tuvieran una simbolog¨ªa, una mitolog¨ªa como los toros, para desarrollar literariamente a Peguy y Maurras, habr¨ªan hecho n¨²meros numereros. Aqu¨ª es que escribimos peor. Desarrollar una teor¨ªa de la derecha a partir de la petanca dominical de los jubilados resulta m¨¢s dif¨ªcil, incluso escribiendo en franc¨¦s. La serie/Anciones ha resultado un test por cuanto se ha visto que los escritores j¨®venes no van m¨¢s all¨¢ de la curiosidad taurina relativa, como muchos, mientras, en otras series, el negro toro de pena, ay blanco muro de Espa?a, supone toda una recuperaci¨®n supersticiosa e interesada de la Espa?a "devota de Frascuelo y de Mar¨ªa".
En la cosa de la lidia, que a uno le da m¨¢s o menos igual, s¨®lo me inquieta, hombre, la suerte del toro, al que jam¨¢s he visto integrado en este ballet chulo. Porque uno es ya la solterona de s¨ª mismo y llevo unos d¨ªas atendiendo a la gata hospiciana y mariposa que me ha elegido, no s¨¦ si para vivir o morir. En la cosa ensay¨ªstico/ritual, me parece que la neoderecha est¨¦tica nos avisa, como siempre, con estoques de madera.
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