El renacimiento del cine alem¨¢n
El cine germano posterior a la segunda guerra mundial -tanto el alem¨¢n en sentido estricto como el de la llamada escuela vienesa, heredera de Max Reinhardt- es un hundimiento de la genialidad en la banalidad. Una de las tradiciones m¨¢s ricas del cine cl¨¢sico, qued¨® segada por la guerra, y fue una de sus devastaciones m¨¢s hondas. El ¨¦xodo de los grandes cineastas germanos a los Estados Unidos decapit¨® la cinematograf¨ªa alemana cl¨¢sica, que no lleg¨® por ello a sobrepasar su ¨¦poca fundacional.El impulso, m¨¢s que escuela, expresionista tuvo su plenitud y su consumaci¨®n en Hollywood, hasta el punto de que se cre¨® un poderoso estilo, tal vez uno de los m¨¢s diferenciados que el cine ha logrado, del precipitado de las grandes formas aleg¨®ricas del poema expresionista germano con la austera y exacta narrativa realista norteamericana. Como y por qu¨¦ se produjo tan r¨¢pido ajuste entre tendencias tan dispares, es uno de los m¨¢s atractivos misterios del cine.
El ¨¦xodo se llev¨® a Hollywood. -algunos ya estaban all¨ª-, pero esto es indiferente- al propio Max Reinhardt, adem¨¢s de Bertolt Brecht, Ernst Lubitsch, Fritz Lang, William Dieterle, Murnau, Douglas Sirk, Billy Wilder, Erich von Stroheim, Joseph von Sternberg, Karl Freund, Curtis Bernhardt, que despoblaron en desbandada una de las ¨¢reas de mayor inteligencia que hasta entonces hab¨ªa dado el cine. La guerra acab¨®, pero aquella generaci¨®n no volvi¨® a las ruinas de su pa¨ªs de origen, salvo para trabajos espor¨¢dicos.
Hay que saltara los a?os sesenta para encontrar indicios de renacimiento. Uno tras otro, comienzan a gotearse nombres de autores estimables y, a veces, m¨¢s que estimables, que acaban con el mortal letargo. Rainer Werner Fassbinder no es el primero en surgir. Antes estaban Jean-Marie Straub, Volker Schol?ndorff, Adam Schaaf, UIrich y Peter Schamoni, Edgard Reitz, Alexander Kluge y algunos otros de la primera hornada. Fassbinder pertenece a la segunda ola, junto con Werner Herzog, Wim Wenders, Peter Fleischman, Rosa von Praunheim, y algunos m¨¢s j¨®venes.
Fassbinder es, sin duda, el m¨¢s popular y populista de esta generaci¨®n de cineastas, aupados por la eclosi¨®n de las cadenas de la televisi¨®n estatal alemana, convertida en manantial financiero de una regeneraci¨®n masiva del hundido cine germano. Se le consider¨® -ciertamente su carrera fue algo enloquecida e irracional- como un cineasta de talento innegable, pero irregular. Sin embargo tuvo la virtud de crear una expectaci¨®n permanente sobre su cine y sirvi¨® de quilla rompehielos del de su pa¨ªs y sus colegas.
Fue un cl¨¢sico a su muy peculiar manera, pues supo unir en una tres ricas vetas de las tradiciones cinematogr¨¢ficas de su pa¨ªs: la expresionista pura, la derivada del cine inspirado en el realismo de Brecht y el gran melodrama surgido de la confluencia del expresionismo con el realismo norteamericano, y que mejor que nadie representa Douglas Sirk. En cada buena pel¨ªcula de Fassbinder hay estas tres viejas constantes ocultas en su modernidad.
Babelia
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