El asalto al Congreso
Con el ¨²nico prop¨®sito de puntualizar las cosas, y sin ¨¢nimo de entablar una pol¨¦mica, le dirijo estas l¨ªneas para manifestarle lo que sigue:
1. En la entrevista que me hizo el periodista de ese peri¨®dico, don Javier Angulo, en la noche del 9 de junio de 1982 despu¨¦s de perseguirme insistentemente durante todo el d¨ªa, le hice saber que la noticia de mi herida en el Congreso el 23-F no era una novedad, como pod¨ªa atestiguarse no s¨®lo porque lo sab¨ªan los periodistas y los representantes de radio y televisi¨®n que se encontraban en la tribuna de Prensa aquel d¨ªa y el m¨¦dico del Congreso que me atendi¨®, sino tambi¨¦n porque se hab¨ªa publicado en algunos peri¨®dicos, como me constaba con absoluta certeza y pude demostrarle entonces con un recorte de La Vanguardia, del 8 de mayo de 1981, del que le entregu¨¦ fotocopia (que tambi¨¦n env¨ªo ahora adjunta a la presente), en el que se cita mi nombre.
Tambi¨¦n le dije que el hecho constaba en el acta de la sesi¨®n del Congreso del 23-F, pues as¨ª me lo hab¨ªa manifestado don V¨ªctor Carrascal, acta que hab¨ªa sido enviada al juez instructor del proceso.
2. En la publicaci¨®n de la citada entrevista, en la ¨²ltima p¨¢gina de EL PAIS del mi¨¦rcoles 9 de junio de 1982, no se menciona para nada esta menci¨®n m¨ªa ni tampoco la copia del recorte de La Vanguardia entregada al periodista.
3. He podido comprobar posteriormente que algunos peri¨®dicos publicaron la noticia (Diario 16 y La Vanguardia del 24 de febrero de 1981), que hab¨ªa sido difundido por teletipo por la agencia Efe a los medios de comunicaci¨®n.
Si la mayor parte de ¨¦stos no consideraron interesante, oportuno o conveniente recogerla, no es asunto de mi incumbencia. Usted sabr¨¢ por qu¨¦ no lo hizo entonces en su peri¨®dico.
4. Por mi parte, consider¨¦ que con que el hecho figurara en el acta del Congreso de la sesi¨®n del 23-F y fuera puesto en conocimiento del juez instructor era suficiente, y no necesitaba emprender ninguna otra acci¨®n.
5. Por todo lo antedicho, creo que es totalmente falso hablar de ocultaci¨®n de datos -si no es por parte del periodista que me hizo la entrevista, actitud cuya calificaci¨®n dejo a los lectores y a los expertos-, y no procede el p¨¢rrafo en tal sentido que forma parte del art¨ªculo editorial de su peri¨®dico de 9 de junio de 1982, p¨¢gina 12, que -cuando menos- me atrevo a calificar de fundado en una apre
Pasa a la p¨¢gina 12
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