T¨¦cnica y producci¨®n
Es frecuente que la gente se maraville u horrorice por lo que considera los frutos de la ciencia: el televisor y la computadora, el reactor nuclear y la nave espacial, el cereal de alto rendimiento y el pollo herc¨²leo, el trasplante de ¨®rganos y la p¨ªldora anticonceptiva, el trabajo en cadena y el proyectil intercontinental. El cient¨ªfico sabe que nada de esto es ciencia, aun cuando est¨¦ en parte respaldado por la investigaci¨®n cient¨ªfica. Sin embargo, el cient¨ªfico simula a veces creer que eso es ciencia para poder alegar en favor de sus peticiones de subvenci¨®n a la investigaci¨®n.
La confusi¨®n entre ciencia, t¨¦cnica y producci¨®n puede acarrear un beneficio inmediato al investigador que se enfrenta con un tesorero inculto, pero es da?ina a la larga. Primero, porque el p¨²blico, y en particular la juventud, puede reprochar a los cient¨ªficos por pecados que ¨¦stos no cometen, tales como el inventar nuevas armas, contaminar el ambiente y multiplicar los artefactos innecesarios a costa de satisfacer las necesidades b¨¢sicas. Segundo, porque los estadistas y legisladores terminan por descubrir el embuste: tarde o temprano advierten que la investigaci¨®n b¨¢sica rara vez da resultados pr¨¢cticos inmediatos.A menos que el p¨²blico, los funcionarios estatales y los legisladores comprendan que toda sociedad necesita ciencia para avanzar, independientemente de los dividendos pr¨¢cticos que pueda acarrear, le negar¨¢n a apoyarla. En particular, ?c¨®mo se justifica el costear investigaciones b¨¢sicas en cosmolog¨ªa o biolog¨ªa molecular cuando escasean. los fondos para construir carreteras y presas hidroel¨¦ctricas o mantener escuelas y hospitales? En otras palabras, ?no es un lujo ocuparse de formar o reforzar la ciencia sin haber antes satisfecho las necesidades elementales de la poblaci¨®n?
Para responder razonablemente a esta pregunta hay que comenzar por escoger el modelo de desarrollo que se quiere impulsar. Si este modelo es el del desarrollo integral -a la vez biol¨®gico, econ¨®mico, cultural y pol¨ªtico-, incluir¨¢ el desarrollo de la ciencia y de la t¨¦cnica, por constituir el n¨²cleo de la cultura moderna. Ahora bien, para constituir o reforzar un sistema cient¨ªfico-t¨¦cnico capaz de participar vigorosamente en el desarrollo nacional es indispensable empezar por distinguir sus componentes, que son la ciencia b¨¢sica o pura, la, ciencia aplicada y la t¨¦cnica. Una vez trazadas las distinciones, podremos abordar la tarea de averiguar cu¨¢les son las relaciones entre los distintos sectores en cuesti¨®n. Este es el problema que nos ocupara en el presente trabajo. Primeramente distinguiremos la ciencia b¨¢sica de la aplicada, ¨¦sta de la t¨¦cnica y esta ¨²ltima de la producci¨®n. En segundo lugar, averiguaremos c¨®mo est¨¢n unidas estas componentes y qu¨¦ se necesita para que su uni¨®n sea f¨¦rt¨ªl.
El l¨¢piz con que escribo estas l¨ªneas es un producto industrial. Las maquinarias con que fue fabricado deben mucho a la ingenier¨ªa, que a su vez utiliza matem¨¢tica, f¨ªsica y qu¨ªmica; y tanto la organizaci¨®n de la f¨¢brica como el aparato de distribuci¨®n de sus productos deben bastante a la ciencia social aplicada y la t¨¦cnica social, en particular la administraci¨®n de empresas y la investigaci¨®n de mercado. Pero la invenci¨®n del l¨¢piz no requiri¨® ning¨²n bagaje cient¨ªfico, y los primeros l¨¢pices fueron manufacturados con recursos t¨¦cnicos modestos.
No sucede lo mismo con la calculadora electr¨®nica que tengo en el bolsillo. Este es un producto industrial en cuyo dise?o y fabricaci¨®n intervino una t¨¦cnica avanzada, imposible sin la f¨ªsica del estado s¨®lido, que a su vez se funda sobre la mec¨¢nica cu¨¢ntica y otros cap¨ªtulos de la f¨ªsica te¨®rica contempor¨¢nea. Estas teor¨ªas no fueron inventadas para resolver problemas pr¨¢cticos, sino para abordar problemal cient¨ªficos, tales como el de la estructura de los ¨¢tomos y de las estrellas. Si se tiene en cuenta que la primera teor¨ªa at¨®mica fue formulada por, fil¨®sofos griegos e indios en el siglo V antes de nuestra era, y que la astrof¨ªsica naci¨® a mediados del siglo pasado, se comprende que mi calculadora es una descendiente remota de especulaciones filos¨®ficas y de teor¨ªas y experimentos cient¨ªficos comenzados hace veinticinco siglos. Sin esos productos de la pura curiosidad no dispondr¨ªamos hoy de calculadoras electr¨®nicas, radios, televisores, sat¨¦lites artificiales ni muthos otros artefactos que consideramos indispensables. Lo que vale para los productos de laingenier¨ªa tambi¨¦n vale para los de la agronom¨ªa, la veterinaria, la farmacolog¨ªa y otras biot¨¦cnicas.
La risica cu¨¢ntica es un ejemplo t¨ªpico de ciencia b¨¢sica o pura. Otros ejemplos son la f¨ªsica cl¨¢sica y la risica relativista, la cosmolog¨ªa y la qu¨ªmica te¨®rica, la teor¨ªa de la evoluci¨®n y la biolog¨ªa molecular, la gen¨¦tica y la neurofisiolog¨ªa, la fisiolog¨ªa de las funciones mentales y la teor¨ªa del aprendizaje, la teor¨ªa de la movilidad social y la historia econ¨®mica. Por cierto, que est¨¢s investigaciones han encontrado aplicaci¨®n, restringida o amplia, inmediata o a largo plazo. No obstante, ninguna de ellas fue emprendida por motivos pr¨¢cticos: todas fueron motivadas por el deseo de comprender el mundo. Si la investigaci¨®n iniciada por mera curiosidad da frutos pr¨¢cticos, tanto mejor (o peor). Si no los da en seguida, tal vez los d¨¦ m¨¢s adelante. Y si no los da nunca, al menos contribuye a realizar una de las metas del hombre, que es conocer el mundo y en particular conocerse a s¨ª mismo. Al fin y al cabo, la investigaci¨®n desinteresada, es una de las caracter¨ªsticas que nos distinguen de los dem¨¢s animales. Renunciar a ella es deshumanizarse.
Una vez que se dispone de alg¨²n conocimiento b¨¢sico se puede tener la esperanza de aplicarlo. Por ejemplo, la gen¨¦tica es hoy d¨ªa la base de la fitotecnia, uno de los motores del progreso agr¨ªcola, y la biolog¨ªa molecular ya permite dise?ar, producir y explotar bacterias que sintetizan mol¨¦culas ¨²tiles a la medicina (por ejemplo, insulina).
El conocimiento proporcionado por la neuroqu¨ªmica permite identificar y aplicar drogas que controlan la depresi¨®n mental y las psicosis. La psicolog¨ªa ha permitido mejorar los m¨¦todos de ense?anza, y la sociolog¨ªa nos est¨¢ ayudando a comprender los sistemas sociales que hemos creado casi sin advertirlo.
La investigaci¨®n aplicada se distingue de la b¨¢sica o pura en diversos aspectos. Primeramente, la ciencia aplicada se funda sobre la b¨¢sica en el sentido de que utiliza conocimientos alcanzados en investigaciones b¨¢sicas. Esto no quiere decir que la investigaci¨®n aplicada sea necesanamente rutinana y, por tanto, no aporte conocimiento nuevo: si no lo aportara no ser¨ªa investigaci¨®n propiarriente dicha.
Pero la tarea del cient¨ªfico aplicado consiste en enriquecer y explotar un cuerpo de conocimientos ya producido por la investigaci¨®n b¨¢sica. Por ejemplo, el qu¨ªmico que estudia los productos naturales utiliza teor¨ªas, datos y m¨¦todos de la qu¨ªmica pura. Adquiere nuevos conocimientos referentes a productos naturales, pero es improbable que descubra propiedades profundas y leyes generales. No se lo propone.
En segundo lugar, el objeto de la ciencia aplicada es m¨¢s restringido que el de la ciencia b¨¢sica. Por ejemplo, en lugar de estudiar el aprendizaje en general, el psic¨®logo aplicado investigar¨¢ el aprendizaje de determinada lengua extranjera por los nativos de cierta regi¨®n y ciertas caracter¨ªsticas biol¨®gicas y sociales. En vez de estudiar la cohesi¨®n social en general, el soci¨®logo aplicado estudiar¨¢ la cohesi¨®n de tal o cual grupo y la manera de reforzarla.
En tercer lugar, la investigaci¨®n aplicada tiene siempre una misi¨®n pr¨¢ctica, aunque sea a largo plazo. Por ejemplo, el silvicultor no se interesa s¨®lo por los bosques en general, sino tambi¨¦n, muy en particular, por los ¨¢rboles de posible utilizaci¨®n industrial. Y el farmac¨®logo se interesa no s¨®lo por la qu¨ªmica de los seres vivos en general, sino muy especialmente por las sustancias beneficiosas o daflinas a ciertas especies, en particular la humana.
En todos estos casos se espera que el cient¨ªfico aplicado termine cada uno de sus trabajos afirmando no tanto "He descubierto V como "He descubierto que X puede servir para producir (o impedir) Y". En resumen, mientras la investigaci¨®n b¨¢sica se propone conocer el mundo, la aplicada se propone conocerlo para controlarlo.
es profesor en la McGill Un?versity, de Montreal. Ganador del Premio Pr¨ªncipe de Asturias de Comunicaciones y Humanidades en 19821 es autor de m¨ªs de trescientas publicaciones sobre f¨ªsica te¨®rica, ciencias sociales, epistemolog¨ªa y otras
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