Defunkt: la m¨²sica moderna ataca de nuevo
La misma perplejidad que en cierta forma se produjo en el concierto de Jack De Johnette, se reprodujo en los que Defunkt ofreci¨® el pasado fin de semana en el Rock Ola, de Madrid. Y es que, bajo ese nombre, gran parte del personal esperaba encontrar una banda funky, divertida, saltona, pura simplicidad y alegr¨ªa negroides. ?Cu¨¢l no ser¨ªa el chasco cuando desde el escenario comenzaron a surgir improvisaciones largu¨ªsimas, toques jazz¨ªsticos a m¨¢s no poder, cortes inesperados ... ! Y no es que los oyentes rechazaran lo que sus o¨ªdos estaban escuchando, es que no lo esperaban, que sus expectativas estaban en otro lugar, que no se hab¨ªan puesto el ropaje an¨ªmico preciso.Con todo y con eso, el concierto revisti¨® un inter¨¦s especial: el del s¨ªntoma. Lo que all¨ª est¨¢bamos escuchando era la recuperaci¨®n del virtuosismo instrumental (y tambi¨¦n en arreglos, composiciones, etc¨¦tera). Algo que ten¨ªa que llegar despu¨¦s de varios y refrescantes a?os de m¨²sica directa, sencilla y f¨¢cilmente digerible. La aparici¨®n de grupos progresivos ingleses en legi¨®n, el resurgimiento de la creatividad norteamericana, en ejemplos como James Chance, Was (Not Was) o los mismos Defunkt, entre otros muchos, denota una evoluci¨®n l¨®gica hacia requerimientos est¨¦ticos m¨¢s complejos que todas las generaciones de m¨²sicos y oyentes han sufrido hasta ahora. Esto es lo normal, y la ¨²nica pega-esperanza es que la virguer¨ªa t¨¦cnica no discurra, como en buena parte de los setenta, por la m¨¢s negra autocomplacencia y la m¨¢s aburrida grandilocuencia.
El concierto en s¨ª fue enorme. Bien es cierto que el sonido del primer d¨ªa fue muy malo (el ¨²nico lugar desde el que se pod¨ªa apreciar cierta nitidez era detr¨¢s de una columna, lugar poco atractivo, ciertamente), pero tambi¨¦n que la forma de tocar de los protagonistas superaba tama?o defecto. El l¨ªder del grupo es el cantante y trombonista Joe Bowie, y para tipos como ¨¦l parece pensada la palabra conductor. No es que ¨¦l fuera la ¨²nica figura, porque all¨ª estaban una bajista tremenda, dos guitarras mejor que buenos, un bater¨ªa magn¨ªfico y un trompetista que era el ¨²nico de aspecto algo cortado. Las canciones comenzaban siempre a un ritmo atroz, que pon¨ªa los cuerpos en disposici¨®n de baile. Y de all¨ª surg¨ªan referencias a James Brown, Al Green, todos los grandes funksters que en el mundo ha habido. Pero luego, y seg¨²n se iba desarrollando, las manos de Bowie se mov¨ªan como aspas para lograr el silencio de tal o de cual, ordenaban que una guitarra comenzara un solo, se lo cortaba y pasaba al bajo, volv¨ªa a cortar y todo el grupo retomaba el tema principal durante unos momentos, para dejar luego espacio a un cort¨ªsimo riff de tromb¨®n... Sin lugar a dudas, era algo excitante, y s¨®lo esa falta de ubicaci¨®n, tanto por parte del p¨²blico como de los m¨²sicos, impidi¨® una mayor identificaci¨®n, un ¨¦xito m¨¢s completo.
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