El interrogatorio del guardia Manuel Fern¨¢ndez Llamas tampoco aclar¨® nada nuevo sobre los hechos del 'caso Almer¨ªa'
ENVIADO ESPECIALEl guardia Manuel Fern¨¢ndez Llamas, conductor del Seat 127 que segu¨ªa al Ford Fiesta en el que iban detenidos y esposados Luis Montero, Luis Cobo y Juan Ma?as mientras eran conducidos por la carretera comarcal de G¨¦rgal en la madrugada del d¨ªa 10 de mayo de 1981 y que dispar¨® su arma reglamentaria en una posici¨®n paralela y muy cercana al veh¨ªculo de los detenidos, repiti¨® ayer una y otra vez ante el tribunal que juzga el "caso Almer¨ªa" que no encontraba una explicaci¨®n l¨®gica a los hechos que all¨ª se desarrollaron.
Al igual que sus compa?eros de banquillo, el teniente coronel Carlos Castillo Quero y su teniente ayudante Manuel G¨®mez Torres, el guardia conductor Fern¨¢ndez Llamas respondi¨® con las frases "no lo s¨¦", "no me lo explico" o "yo digo lo que vi y lo que hice", cuando el ministerio fiscal o la acusaci¨®n particular le ped¨ªan mediante sus preguntas una explicaci¨®n l¨®gica y coherente y, por tanto cre¨ªble, de los hechos.
Fern¨¢nd¨¦z Llamas declara que tuvo que hacer con su coche un desplazamiento hacia la izquierda para no atropellar al guardia conductor del Ford Fiesta, que se hab¨ªa arrojado a la calzada, y que inmediatamente se baj¨® para auxiliarle. Fue en ese momento, mientras se encontraba en una posici¨®n paralela al Ford Fiesta, cuando dice que oy¨® la orden del teniente coronel de "fuego, a las ruedas, que se escapan" y dispar¨® su pistola Parabellum contra la rueda trasera izquierda del coche.
-?C¨®mo se explica que ninguno de sus disparos diera en la rueda ni en el asfalto?, inquiere el fiscal en una pregunta ya reiterada a los otros procesados.
-No me lo puedo explicar", responde el interrogado.
-Los disparos de usted dieron en la zona que va desde el dep¨®sito de gasolina, situado en la parte lateral izquierda del veh¨ªculo, hacia arriba, hasta alcanzar a los detenidos en sus zonas vitales. ?C¨®mo explica la trayectoria de los disparos?
-Yo s¨®lo puedo decir que tir¨¦ a la rueda trasera izquierda para evitar que el coche se escapase. No puedo explicar lo que sucedi¨®.
-Pero es que usted estaba a un metro y medio escaso, insiste el fiscal.
-No s¨¦ como pudo suceder, responde una vez m¨¢s el procesado.
Esta secuencia de los hechos fue desmenuzada posteriormente por el acusador particular, Dar¨ªo Fern¨¢ndez, que mantiene la t¨¢ctica de preguntar al procesado lo que hizo cada minuto para obligarle a descender de la versi¨®n general de los hechos a una m¨¢s concreta y particularizada.
Un dato importante, nuevo procesalmente, ha sido que Fern¨¢ndez Llamas ha reconocido ante el tribunal que el Seat 127 que ¨¦l conduc¨ªa se par¨® por delante del Ford Fiesta, coche que no le hab¨ªa adelantado cuando, ya bajado del Seat 127, se dirigi¨® hacia ¨¦l para disparar su arma. La descripci¨®n casi gr¨¢fica que el procesado hace al tribunal sobre la forma de disparar su arma muestra que estaba pr¨¢cticamente pegado a la parte lateral izquierda del Ford Fiesta. Sin embargo, sus disparos no dieron en este lugar, sino en el dep¨®sito de la gasolina y en los detenidos que iban en el asiento trasero. Cuando se le recuerda que sus disparos fueron a dar en este sitio, su respuesta es: "yo tir¨¦ a la rueda".
No permitieron detenerse a los autom¨®viles
Preguntas del acusador particular sobre la velocidad del Ford Fiesta en aquel momento, sobre si oy¨® su motor, sobre si los detenidos estaban intentando huir o sobre si estaban ya muertos, recibieron como ¨²nica e invariable respuesta la de "no s¨¦".Tambi¨¦n como los otros dos procesados Fern¨¢ndez Llamas declar¨® que se llev¨® una sorpresa cuando el Ford Fiesta empez¨® a arder de manera s¨²bita y con gran intensidad, pero a?adi¨® el dato de que un sargento le di¨® ¨®rdenes de que no dejase parar a nadie si pasaba por el lugar alg¨²n veh¨ªculo.
-?Pasaron coches en aquellos momentos?, se interesa el fiscal.
-S¨ª, algunos, responde.
Con anterioridad al interrogatorio de Fern¨¢ndez Llamas el defensor del teniente G¨®mez Torres procedi¨® a interrogar a su cliente. En un momento del interrogatorio pidi¨® al procesado que hiciese tina demostraci¨®n pr¨¢ctica con una de las dos metralletas utilizadas en los hechos sobre lo que. es cargar y montar un arma. Cuando el procesado comenz¨® con gran soltura a manejar la metralleta, una sensaci¨®n de angustia se hizo pereptible en el ambiente de la Sala de Audiencia. La frase "no est¨¢ cargada, ?verdad?", dirigida en tono entre afirmativo e interrogativo por el propio defensor al procesado rompi¨® esta sensaci¨®n y tanto el p¨²blico como los miembros del propio Tribunal dieron un suspiro de alivio, seguido de una sonrisa generalizada. Sobre lo ocurrido en el fat¨ªdico punto kil¨®metro 8,400 de la carretera a G¨¦rgal el defensor del teniente G¨®mez Torres apenas aport¨® nada nuevo mediante sus preguntas sobre lo ya declarado anteriormente por los procesados, salvo que el cuarteamiento del arc¨¦n existente en aquella zona pudo hacer saltar al Ford Fiesta y ser ello la causa de que los disparos dieran a los tres detenidos y no a la rueda.
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