Es s¨®lo 'rock and roll'
Bien, parece hecho. Las Juventudes de los Socialistas catalanes ya pueden convocar sus manifestaciones, los miles de personas que hab¨ªan desempolvado un casi olvidado inter¨¦s por la m¨²sica pueden bramar desconsoladas. Y el m¨¢s s¨®lido centro musical de Espa?a se hunde como el Titanic. ?Los Rolling Stones no tocar¨¢n en Barcelona!Ha sucedido que aquella ciudad ha tenido la desventura de sufrir en sus carnes los embates del pa¨ªs real. Durante a?os Barcelona fue la adelantada europea en m¨²sica, en teatro, en cine, en literatura, en revistas... Durante esos a?os una habilidad especial permiti¨® que Barcelona, su vida m¨²sico-cultural, se desarrollara entre los meandros de un sistema burocr¨¢tico, represivo, demencial e irracional que en otros lugares, como Madrid, se concretaba en suspensiones manu militari, imposibilidad de encontrar locales, cierre presuroso de los pocos que consegu¨ªan abrir... Y todo ello de la m¨¢s perversa de las maneras, haci¨¦ndose el tonto, confundiendo, y aduciendo excusas como que "la taquillera no lleva dedil" para impedir un concierto de rock.
En Barcelona, el rock, el pop, el jazz ha sido algo respetado o al menos admitido. La Prensa barce lonesa jaleaba la celebraci¨®n de los Canet Can?¨® y Canet Rock mientras en la meseta quienes acu dieron al primer festival de rock Ciudad de Burgos eran considera dos por los medios locales como pura "cochambre" (sic). A Barcelona acudieron los primeros con ciertos internacionales, all¨ª nacie ron las principales revistas musicales, los organizadores de con ciertos, los movimientos (progresivo, jazz-rock, salsa) y all¨ª actuaron por primera y ¨²nica vez los Rolling Stones hace ya muchos a?os. Pero, para decir verdad, tampoco cae la suspensi¨®n en aquella ciudad efervescente en m¨²sica. Hoy todo es distinto. No tengo mayores dudas de que Bar celona fuera la ¨²nica ciudad eu ropea donde Bruce Springsteen no logr¨® llenar. Al parecer no hay grupos nuevos como sucede en Madrid, San Sebasti¨¢n, Vigo o Valencia (los hay, pero no les hacen caso). No existen verdaderos lugares de reuni¨®n, excepto las Ramblas. Los mismos barceloneses afirman que aquello es un p¨¢ramo musical. De modo que la flunci¨®n otorgada al concierto de los Stones era la de guindilla en salsa insulsa. As¨ª que la decepci¨®n se intuye extremada.
Embarullar las cosas
?Qui¨¦nes son los responsables de su billete devuelto o de un posible viaje a Madrid, no deseado? Si algo astuto tiene esta sociedad se emplea en una incre¨ªble capacidad para embarullar las cosas. Parece cierto que Gay and Co., los organizadores, no lo ten¨ªan todo atado y bien atado, que la actitud de Gay Mercader en la televisi¨®n el pasado domingo fue m¨¢s desestabilizadora (por falsamente optimista) que otra cosa. Que los del Espa?ol temen celosamente por su hierba reci¨¦n plantada. Que toman a la pac¨ªfica romer¨ªa que ser¨ªa el concierto por una celebraci¨®n pagana, aniquiladora e inconfesable. Que Porta no se lleva bien con Saporta. Que la ministra de Cultura y Deportes no mueve un dedo para proteger los intereses de los ciudadanos barceloneses. Que... este pa¨ªs es as¨ª. Que lo anormal, finalmente, es que los Stones vengan y que al fin y al cabo, es solo rock and roll.
Babelia
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