EI 'fen¨®meno Italia', entre la picaresca y ¨¦l saber vivir
Giovanni Spadolini, primer ministro italiano, llegar¨¢ el pr¨®ximo viernes a Madrid en visita oficial de dos d¨ªas a Espa?a. Spadolini analizar¨¢ con el Gobierno espa?ol la actualidad pol¨ªtica internacional y la evoluci¨®n de las relaciones bilaterales entre ambos pa¨ªses, calificadas de excelentes tanto en Roma como en la capital espa?ola al no existir ning¨²n contencioso italo-espa?ol.
Los observadores n¨®rdicos, y no los latinos, son quienes normalmente m¨¢s se interesan del fen¨®meno Italia. Un pa¨ªs al que desprecian y aman con la misma carga de pasi¨®n. Y pueden hacerlo impunemente, porque este es el pa¨ªs menos nacionalista del mundo. Al rev¨¦s; en Italia ser extranjero es ya un t¨ªtulo de superioridad y no hay p un italiano que no lleve en sus venas una cierta carga de masoquismo. Nadie habla peor de los italianos que ellos mismos. S¨®lo una cosa les duele amargamente: que se les tache de cobardes.El extranjero reconoce que Italia es un pozo de arte, de historia, de creatividad. No gusta el desorden que reina en las cosas p¨²blicas, la picaresca del sur, el no poderse fiar nunca de nada, ni del horario de una cita ni de la palabra de un abogado. Pero le encanta el que en este pa¨ªs no exista el imposible. Es un pa¨ªs d¨²ctil, diplom¨¢tico por antonomasia. Es dif¨ªcil que dos que empiezan riendo acaben a bofetadas. Pero, sobre todo, es imposible que no acabe la pelea tom¨¢ndose juntos un caf¨¦ en el bar m¨¢s pr¨®ximo. Ser humano no es vergonzoso. Es el pa¨ªs de la Mafia y de la camorra (la mafia napolitana). Pero se trata de dos realidades que los italianos llevan en la sangre porque forman parte de su pol¨ªtica ancestral de "asistencialismo" alimentado por1a Democracia Cristiana.
El italiano no tiene el sentido del Estado. Desconf¨ªa del poder constituido; por eso nunca va a pedir directamente sus derechos, y busca siempre los atajos. Si tiene que hacer un examen, se busca amigos en el tribunal. Si hay que ir a un hospital, se busca aqu¨¦l en que haya un t¨ªo o un sobrino, o el amigo del suegro. Si tiene que arreglar un grifo, no llama a un fontanero desconocido: se lo busca el amigo o el amigo del amigo.
La 'lotizaci¨®n'
Los pol¨ªticos saben muy bien que el italiano es as¨ª, y lo explotan Un ejemplo concreto que muchos extranjeros no se quieren creer: en Italia es imposible ejercer como periodista en un diario o en la radio y en la televisi¨®n si no se cuenta con el apoyo de un l¨ªder pol¨ªtico Es lo que se llama la lotizaci¨®n. Es decir, tantos democristianos, tan tos socialistas, tantos comunistas etc¨¦tera. Y hay que saber qui¨¦n es el pol¨ªtico concreto que le apoya, hasta el punto de que en la RAITV, que es el ente estatal de la radiotelevisi¨®n, muchas veces no se llama al periodista por su nombre; se dice: llama al de Fanfani o al de Craxi o al de Berlinger. Y cuando un director ha intentado fichar a un buen profesional, por ejemplo socialista, ha tenido que escuchar: "No es posible, el cupo de los socialistas ya est¨¢ completo".
Y, sin embargo -y esta es la continua paradoja italiana-, se asegura que la italiana es la Prensa m¨¢s libre de Europa. Se afirma que no es verdad que en este pa¨ªs existan m¨¢s esc¨¢ndalos que en otras partes. La diferencia es que aqu¨ª los esc¨¢ndalos se publican. No existe un diario independiente; todos est¨¢n pagados o por el Estado o por grupos pol¨ªticos o financieros, pero cuando llega el momento, los periodistas son libres.
Es un pa¨ªs que cuenta con un balance de absentismo en el trabajo, de huelgas y de privilegios en el campo laboral como pocos en el mundo. Un pa¨ªs que tiene un d¨¦ficit del gasto p¨²blico, por ejemplo, cinco veces mayor que Francia, que gasta, se afirma, m¨¢s de lo que tiene. Pero al mismo tiempo est¨¢ comprobado que el italiano medio vive mejor que el ingl¨¦s medio: come mejor, se viste mejor, tiene m¨¢s coches, m¨¢s casas, va m¨¢s al restaurante, se permite muchos m¨¢s lujos. ?C¨®mo se explica? Una vez el Banco Mundial envi¨® un equipo para estudiar este fen¨®meno y para aclarar por qu¨¦ la lira se manten¨ªa con una econom¨ªa tan desastrosa y con tanto despilfarro p¨²blico. La conclusi¨®n fue que pr¨¢cticamente en cada familia entraban dos, tres o cuatro sueldos.
Inmobiliarias en los ministerios
Hoy existen dos casos muy curiosos que explican esta picaresca italiana para asegurarse una rentas s¨®lida. Son cientos de miles los; trabajadores en "despido temporal". El Estado les paga el 80% del sueldo; te¨®ricamente, no podr¨ªan trabajar en otro sitio, pero todos trabajan y ganan otro sueldo.
En los Ministerios se ha descubierto que much¨ªsimos empleados no iban a trabajar y segu¨ªan cobrando a?os enteros; o iban, firmaban y se marchaban. Ha intervenido la Magistratura y algunos han ido a la c¨¢rcel. Muchos ten¨ªan tiendas, peluquer¨ªas, oficinas, etc¨¦tera. Ahora se han buscado otro truco: van a la oficina, pero la han convertido en su despacho personal, y muchos ejercen una actividad privada. Empiezan a ser descubiertos y ha llegado ya a los empleados una circular muy significativa: se les amenaza con el despido en cuanto "usen la oficina y sus instrumentos para las propias actividades comerciales". Se ha descubierto, por ejemplo, que hab¨ªa quien vend¨ªa hasta pisos o hac¨ªa traslados o trabajaba en otra oficina, y daba el n¨²mero de tel¨¦fono de la oficina como el propio.
Los pol¨ªticos dicen que no es posible en Italia hacer reformas serias sin tener en cuenta esta idiosincrasia del alma italiana, que tiene como normal "sacarle pringue a todo" y donde el sobre o la mordida no tienen nada que envidiar a los pa¨ªses del Tercer Mundo. Por eso la izquierda afirma que Italia vive a la altura del Tercer Mundo en muchas cosas y que no hay mucha diferencia entre Roma y Estambul.
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