Nadine Sierra, una ¡®Traviata¡¯ bella, sensible y apasionada que embelesa al Liceu
La diva estadounidense fue la indiscutible triunfadora en el regreso de la producci¨®n de David McVicar de la ¨®pera m¨¢s famosa de Giuseppe Verdi al teatro barcelon¨¦s
Como operista, Giuseppe Verdi fue siempre tan preciso en lo musical como en lo dram¨¢tico. Sus cartas incluyen abundantes comentarios que anteponen la expresi¨®n teatral al decoro belcantista. Es famosa la cr¨ªtica que espet¨® al escultor Vincenzo Luccardi en 1854 sobre la producci¨®n romana de La traviata, que la censura hab¨ªa deformado: ¡°Han convertido a su protagonista en pura e inocente. ?Muchas gracias! As¨ª han estropeado todas las localizaciones y todos los personajes. Una puta siempre debe ser una puta. Si el sol brillase de noche, ya no habr¨ªa noche. En resumen, no entienden nada¡±. Y acerca de su cantante ideal, inform¨® al empresario Cesare Vigna pocos meses despu¨¦s de su infructuoso estreno en Venecia, en marzo de 1853: ¡°Una prima donna de gran sentimiento, canto apasionado y hermosa presencia. Sin estas cualidades, es imposible que tenga ¨¦xito¡±.
Esa ha sido la f¨®rmula de su inmenso triunfo del pasado viernes 17 de enero en el Liceu de Barcelona. Volv¨ªa a su escenario, por tercera vez, la exquisita producci¨®n de 2008 de David McVicar, donde se evocan los salones parisienses de la cortesana Marie Duplessis, que inspir¨® el melodrama de Alejandro Dumas hijo, del que surgi¨® la ¨®pera. Y la protagonista fue la soprano estadounidense Nadine Sierra, que encarn¨® a la perfecci¨®n esas tres cualidades demandadas por el compositor. Su Violetta parti¨® de la homogeneidad vocal, el tono bell¨ªsimo y la gran musicalidad del virtuosismo belcantista, pero enriquecido a nivel dram¨¢tico con m¨²ltiples destellos de personalidad.
Desde su primera intervenci¨®n en la fiesta de apertura en el sal¨®n de su casa, Sierra marc¨® la diferencia con respecto al resto del reparto. Sucedi¨® lo mismo en el famoso brindis, pero especialmente en su escena final del primer acto, donde cosech¨® las mayores ovaciones de la noche. Aqu¨ª opt¨® por mantener la penosa tradici¨®n de suprimir la segunda estrofa del aria Ah, fors¡¯¨¨ lui, aunque la termin¨® con su propia fermata, alcanzando un re bemol sobreagudo. Pero fue en Sempre libera donde luci¨® su imponente virtuosismo con sobreagudos alargados y una elegancia algo traviesa en los pasajes a piacere. Esta vez s¨ª repiti¨® la cabaletta y la coron¨® con el famoso mi bemol que Verdi nunca escribi¨®.
Prosigui¨® con un buen manejo de la tensi¨®n dram¨¢tica en el segundo acto, donde elev¨® el clim¨¢tico Amami Alfredo. Y coron¨® su actuaci¨®n con un magn¨ªfico tercer acto. Susurr¨® la lectura de la carta en el momento m¨¢s melodram¨¢tico de la ¨®pera, que culmin¨® con un desgarrador ? tardi! atendiendo a la indicaci¨®n con voce sepolcrale. Y convirti¨® el aria Addio al pasato (ahora s¨ª, con sus dos estrofas) en lo mejor de toda la velada donde combin¨® su admirable paleta vocal con un sentido dramatismo.
El tenor Javier Camarena se recuper¨® a tiempo de una afecci¨®n de garganta para poder actuar en el estreno. El cantante mexicano incorpor¨® este personaje a su repertorio hace poco menos de dos a?os y le imprime su maestr¨ªa belcantista, a pesar de empezar el viernes con cierta inestabilidad. Se sobrepuso en el segundo acto, que abri¨® fraseando con gusto en el aria De¡¯ miei bollenti spiriti, y prosigui¨® afrontando con valent¨ªa la cabaletta Oh mio rimorso!, de la que omiti¨® la repetici¨®n, aunque la culmin¨® con el famoso do sobreagudo que tampoco escribi¨® Verdi.
El bar¨ªtono polaco Artur Ruci¨½ski fue un seductor y s¨®lido Germont en su dueto con Violetta. No obstante, fue especialmente ovacionado al final de su aria Di Provenza il mar, con un elegante fraseo salpicado de exquisitas medias voces. Buena actuaci¨®n de todos los secundarios, a destacar la soprano Patricia Calvache como Annina y la mezzosoprano Gemma Coma-Alabert como Flora, pero tambi¨¦n del bajo Gerard Farreras como el doctor Grenvil, un personaje inspirado en David Ferdinand Koreff para esta producci¨®n, que termin¨® su vida en Par¨ªs tratando enfermedades ven¨¦reas y practicando abortos a cortesanas como Violetta.
El Coro del Gran Teatre del Liceu ofreci¨® una brillante actuaci¨®n en la fiesta de casa de Flora y en el colorista divertissement de gitanas y toreros. Por su parte, el italiano Giacomo Sagripanti dirigi¨® a la Orquesta del teatro barcelon¨¦s en una versi¨®n ordenada y efervescente de la partitura de Verdi, aunque escasa de profundidad dram¨¢tica. La noche comenz¨® con una lectura bastante plana del preludio, aunque su direcci¨®n se fue animando de camino al tercer acto. En el segundo, compartiment¨® en exceso el dueto entre Violetta y Germont, con un uso bastante moroso del tempo, aunque aport¨® un magistral acompa?amiento a cada cabaletta. Y escuchamos sus mejores momentos en el tercer acto, tras un preludio que tampoco termin¨® de elevarse.
La producci¨®n es otro acierto de David McVicar, aunque la reposici¨®n haya sido dirigida por Leo Castaldi. El director de escena escoc¨¦s visit¨® los escenarios parisienses de la ¨¦poca de Dumas para mostrar esos salones llenos de cortesanas, actrices, bailarinas y sirvientas donde los hombres de clase social alta se relajaban, distra¨ªan y excitaban. De este modo, se subraya la innovadora denuncia que plantea esta ¨®pera de Verdi contra la hipocres¨ªa y la cobard¨ªa de la sociedad burguesa del siglo XIX. La opresiva escenograf¨ªa y el magn¨ªfico vestuario de ¨¦poca de Tanya McCallin, con el tinte l¨²gubre de la iluminaci¨®n con velas de Jennifer Tipton, fueron tambi¨¦n magn¨ªficos. Nada resulta excesivo y todo se consigue con una fluidez ideal entre las escenas m¨¢s p¨²blicas y las m¨¢s privadas, con detalles y licencias de suma elegancia. Un ejemplo es el inicio del segundo acto, con Violetta desnuda sobre la cama, tras hacer el amor con Alfredo. Otro ejemplo es el flashback que vertebra toda la acci¨®n, tras el preludio inicial ambientado en el oto?o siguiente a la muerte de la protagonista, mientras vemos a unos operarios desmontar su casa.
La traviata
Música de Giuseppe Verdi. Libreto de Francesco Maria Piave.
Reparto: Nadine Sierra, soprano (Violetta Valéry); Gemma Coma-Alabert, mezzosoprano (Flora Bervoix); Patricia Calvache, soprano (Annina); Javier Camarena, tenor (Alfredo Germont); Artur Ruci¨½ski, barítono (Giorgio Germont); Albert Casals, tenor (Gastone); Josep-Ramon Olivé, barítono (Barón Douphol); Pau Armengol, bajo (Marqués de Obigny); Gerard Farreras, bajo (Doctor Grenvil); Carlos Cremades, tenor (Giuseppe, sirviente de Violetta); Pau Bordas, bajo (Criado de flora); Alessandro Vandin, bajo (Comisionado).
Coro y Orquesta Sinfónica del Gran Teatre del Liceu.
Dirección musical: Giacomo Sagripanti. Dirección de escena: David McVicar. Reposición: Leo Castaldi.
Gran Teatre del Liceu, 17 de enero. Hasta el 2 de febrero.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.