Otro guardia civil modifica su primera declaraci¨®n sobre el 'caso Almer¨ªa'
El comportamiento correcto y normal ante la detenci¨®n podr¨ªa convertirse en un motivo de sospecha terrorista, seg¨²n se desprende de las declaraciones que hizo ayer el testigo Antonio Pav¨®n, uno de los guardias civiles que estuvieron presentes en los tres puntos claves donde se produjeron los hechos del caso Almer¨ªa. "Lo que me llam¨® la atenci¨®n fue el silencio de los tres detenidos, pues los otros suelen armar bronca cuando se les detiene, suelen estar inquietos, y ¨¦stos no lo estuvieron".
Sin embargo, las declaraciones de Pav¨®n no se corresponden con las que un a?o antes hiciera al juez instructor, donde se puede leer al pie de la letra que vio a los detenidos "fuertemente sorprendidos y muy inquietos".En la misma t¨®nica de las pruebas testificales anteriores, tanto la labor del fiscal como la del acusador particular se centraron en la lectura casi constante de los folios sumariales, donde se detectan bastantes contradicciones en relaci¨®n con lo que ahora afirman los testigos.
En cuanto a los hechos que sucedieron en el kil¨®metro 8,400 de la carretera de G¨¦rgal, donde los tres detenidos resultaron muertos, el testigo asegura haber o¨ªdo unas voces seguidas de disparos, sin poder distinguir entre ellos ni gritos de los detenidos ni explosi¨®n de neum¨¢ticos. Al salir del Seat 127 amarillo, que era el primero que marchaba en la caravana, Pav¨®n vio las luces de los faros del Ford Fiesta, que ca¨ªa al terrapl¨¦n. Inmediatamente despu¨¦s se produjo un fogonazo seguido de un resplandor.
No se intent¨® pedir auxilio
A preguntas de la acusaci¨®n particular, el testigo asegura no haber visto salir ni entrar en la comandancia el Ford Fiesta, aunque s¨ª recuerda que los coches que salieron de madrugada eran cuatro. Pero la constataci¨®n m¨¢s importante se refiere a que los coches llevaban medios de comunicaci¨®n y que, por tanto, hubiera sido relativamente f¨¢cil pedir auxilio para las v¨ªctimas.-?Cu¨¢nto tiempo estuvieron Ias llamas rodeando el coche?, pregunt¨® Dar¨ªo Fern¨¢ndez.
-Unos cuarenta minutos.
-?Y usted no sabe si alguno de los guardias lleg¨® a pedir ayuda a trav¨¦s del radiotel¨¦fono?
-No se lleg¨® a intentar, por carencia de medios, Hubo intentos de sofocar el fuego, pero no se hizo nada..
En la sesi¨®n de la tarde testific¨® el sargento destinado a informaci¨®n, Rafael Ca?adas, quien afirm¨® haber visto la documentaci¨®n de los tres detenidos en la mesa. del coronel, a una distancia prudencial, y que no estaba en su mano identificarlos.
En cuanto al interrogatorio de Ma?as y Montero, su labor consisti¨®, como ya se ha dicho, en trasladar las preguntas del teniente coronel.
Un periodista se querella contra los defensores
Melchor Miralles, periodista de Diario 16 que cubre la informaci¨®n sobre el caso Almer¨ªa, present¨® ayer ante el juzgado de guardia un escrito de denuncia por injuria y amenaza contra los abogados Juan Jos¨¦ P¨¦rez G¨®Mez, Fulgencio P¨¦rez Dob¨®n y Jos¨¦ Tara, defensores respectivamente de los procesados teniente coronel Carlos Castillo Quero, teniente ayudante Manuel G¨®mez Torres y guardia Manuel Fern¨¢ndez Llamas.Ayer por la ma?ana, cuando los abogados se dirig¨ªan a la audiencia, abordaron en la escalinata de entrada del edificio al periodista, a qui¨¦n insultaron y amenazaron, dici¨¦ndole que ten¨ªa veinticuatro horas para abandonar Almer¨ªa.
En declaraciones posteriores a los medios informativos, Fulgencio P¨¦rez ha negado la veracidad de los hechos. Se cree que el motivo de la queja de los abogados est¨¢ relacionado con una cr¨®nica de Miralles en la que vierte, a juicio del abogado, extremos injuriosos.
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