El Reino Unido desaf¨ªa el embargo norteamericano contra el gasoducto sovi¨¦tico

A pesar de las buenas relaciones entre Margaret Thatcher y Ronald Reagan, el Reino Unido parece haberse puesto a la cabeza de los pa¨ªses europeos que quieren desafiar el embargo estadounidense a la Uni¨®n Sovi¨¦tica para la construcci¨®n del gasoducto siberiano. El Ministerio de Comercio en Londres ha declarado que "la aplicaci¨®n de la ley estadounidense fuera de la jurisdicci¨®n de Estados Unidos resulta inaceptable para el Gobierno del Reino Unido", que la considera contraria al derecho internacional.

Lord Cockfield, viceministro de Comercio, se apoy¨® el mi¨¦rcoles en la ley de protecci¨®n de los intereses comerciales de 1980, considerando que las regulaciones de Estados Unidos sobre control de las reexportaciones da?an a los intereses brit¨¢nicos. El paso dado por lord Cockfield es el primero para obligar a las empresas que operan en el Reino Unido a informar al Gobierno de todos los requisitos que plantee Estados Unidos o a no cumplirlos.

El gasoducto, de 5.000 kil¨®metros de longitud, est¨¢ destinado a unir a Siberia con Europa occidental en 1984. Las empresas brit¨¢nicas tienen unos contratos de construcci¨®n de equipo que rondan los doscientos millones de libras (38.000 millones de pesetas), la mitad de los cuales est¨¢n en manos de la compa?¨ªa escocesa John Brown Engineering, para veintiuna turbinas y piezas de recambio. La fabricaci¨®n de las turbinas, que deber¨ªa comenzar este verano, depende, sin embargo, de los rotores de la General Electric estadounidense. La empresa est¨¢ buscando suministros alternativos para estos rotores.

Unos 1.700 puestos de trabajo en John Brown dependen de estos contratos y, en una ¨¦poca de paro creciente, el Gobierno Thatcher no est¨¢ dispuesto a perder esta buena oportunidad. Se entiende que el Reino Unido est¨¢ coordinando con otros pa¨ªses del Mercado Com¨²n, como la Rep¨²blica Federal de Alemania, Francia e Italia en las acciones legales contra Estados Unidos.

Car¨¢cter retroactivo

Lo que m¨¢s ha levantado las iras de Margaret Thatcher ha sido el car¨¢cter retroactivo de las regulaciones impuestas por Estados Unidos el d¨ªa 18 de junio. De aplicarse, forzar¨ªan a John Brown a romper el contrato firmado con la Uni¨®n Sovi¨¦tica en octubre, o a tener que afrontar unas dif¨ªciles consecuencias. El paso que est¨¢ dando Londres es una nueva muestra de la guerra comercial entre Europa y Estados Unidos. Peter Rees, ministro de Comercio brit¨¢nico, critic¨® duramente la pol¨ªtica comercial estadounidense en una reuni¨®n en Washington con su colega norteamericano Malcolm Balrige. El ministro brit¨¢nico se refiri¨® a los problemas de las exportaciones de acero de la Comunidad Europea, al retraso en la construcci¨®n del gasoducto y pregunt¨® por qu¨¦ las sanciones de Estados Unidos contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica no inclu¨ªan un embargo de grano norteamericano.