Los intereses de los gibraltare?os

Me parece clue en este problema hay toda una serie de conceptos oscuros o tergiversados, algunos de los cuales es conveniente aclarar.El primero es el de la descolonizaci¨®n. A tenor de la Carta de San Francisco, fundacional de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas, descolonizar es permitir a la poblaci¨®n de la colonia el libre ejercicio de su derecho a la autodeterminaci¨®n. En consecuencia, las reivindicaciones de car¨¢cter meramente territorial est¨¢n fuera de la letra y del esp¨ªritu de la mencionada tarta.

El segundo es el de la soberan¨ªa. La soberan¨ªa no es, ni m¨¢s ni menos, que el derecho a gobernar sobre un territorio. Cuando este derecho era conferido, directa o indirectamente, por Dios a los monarcas, ¨¦stos estaban leg¨ªtimamente facultados, para reclamar y reivind¨ªcar aquellos territorios que consideraban pertenecer a su corona.

Es l¨®gico que los aut¨®cratas traten de ensanchar sus dominios territoriales, al igual que los propietarios de fincas r¨²sticas tratan de agrandar sus predios, pues en ello va su riqueza y su poder; pero es un contrasentido que un Estado democr¨¢tico reivindique la soberan¨ªa sobre un territorio haciendo caso omiso de la opini¨®n de sus habitantes.

En consecuencia, creo sinceramente que el espinoso asunto de Gibraltar debe resolverse con prevalencia de los intereses y la opini¨®n de los gibraltare?os y de sus inmediatos vecinos, los linenses, y no de los intereses pol¨ªticos y de mero prestigio de los Gobiernos, tanto de Espa?a como del Reino Unido. /