Objetivo, la estabilidad democr¨¢tica
Vivimos un momento pol¨ªtico tan extra?o como preocupante: un partido en el poder despu¨¦s de un largo proceso de tensiones internas, secesiones y abandonos est¨¢ en trance de disolverse ante los ojos at¨®nitos de la ciudadan¨ªa. Y ello ocurre mientras nos atosigan verdaderos y muy graves problemas y en un contexto en que la oposici¨®n, no s¨®lo no ha obstaculizado la acci¨®n de gobierno, sino que ha arrimado el hombro cuantas veces ha sido necesario. Obvias resultan las consecuencias de una situaci¨®n tan ins¨®lita: paralizaci¨®n de la acci¨®n de gobierno, actividad administrativa reducida a sus m¨ªnimos, irritaci¨®n y distanciamiento creciente de una buena parte del electorado y el fantasma del "vac¨ªo de poder" rondando en las mentes de aqu¨¦llos con vocaci¨®n de salvadores patrios.En estas circunstancias, los espa?oles se: preguntan si tiene sentido agotar la actual legislatura o adelantar las elecciones para finales del oto?o. En principio, el cumplimiento de una legislatura es s¨ªntoma de estabilidad y contribuye al afianzamiento del sistema democr¨¢tico. Esta ha sido la posici¨®n mantenida por los socialistas y hemos dado pruebas m¨¢s que suficientes con una pol¨ªtica responsable en el Parlamento y fuera de ¨¦l, de que por encima de intereses partidarios coyunturales colocamos en toda ocasi¨®n como objetivo fundamental el fortalecimiento de las instituciones. Cierto que el ideal ser¨ªa que una legislatura llegue a su t¨¦rmino; lamentablemente los datos de la realidad, sobre todo los que se acumulan en estas ¨²ltimas semanas, nos hace dudar de que pueda realizarse.
El af¨¢n de cumplir la legislatura, empero, no debe interpretarse con una rigidez excesiva. Los plazos previstos por la Constituci¨®n establecen la cota superior de permanencia de un Gobierno en el poder desde el ¨²ltimo refrendo popular. Lo dram¨¢tico, en todo caso, ser¨ªa el intento, por lo dem¨¢s anticonstitucional, de alargar este plazo. Acortarlo, m¨¢xime cuando s¨®lo puede tratarse de dos o tres meses al haberse superado las dos terceras partes del mandato, es cuesti¨®n que debe enfocarse exclusivamente desde un planteamiento funcional para los altos intereses del robustecimiento de la democracia. Si la raz¨®n principal del mantenimiento de los plazos es la estabilidad democr¨¢tica, absurdo ser¨ªa arriesgar esta estabilidad por empe?arse en mantenerlos inflexiblemente.
En una democracia consolidada, si cupiese una situaci¨®n como la actual, la convocatoria de nuevas elecciones ser¨ªa la ¨²nica soluci¨®n correcta. En la Espa?a actual surgen las dudas. ?Cu¨¢les son los factores que pudieran aconsejar el agotamiento de la actual legislatura? La buena marcha de las instituciones democr¨¢ticas exigen que las distintas clases y grupos sociales est¨¦n articulados pol¨ªticamente. La crisis actual del centro-derecha que amenaza con dejar sin representaci¨®n a tan significativo sector, podr¨ªa tener consecuencias graves para la estabilidad democr¨¢tica. Por un lado, importantes grupos sociales quedar¨ªan sin poderse identificar con ning¨²n partido y podr¨ªan tender a la abstenci¨®n e incluso a desentenderse del sistema pol¨ªtico. Por otro lado, frente a una mayor¨ªa de nuestro pueblo, nucleada en torno al PSOE, que desea el cambio y el progreso, podr¨ªa quedar ¨²nicamente la cl¨¢sica derecha espa?ola que hasta ahora se ha caracterizado por una relaci¨®n condicional y hasta problem¨¢tica con la democracia. Estos argumentos, muy dignos de tenerse en cuenta, aconsejar¨ªan el agotamiento de los plazos, si en el tiempo disponible el centro-derecha fuera capaz de recomponer el cuadro pol¨ªtico de la derecha espa?ola.
Gobierno y apoyo parlamentario
Cabe dudar que un Gobierno cada vez m¨¢s minoritario y con crecientes dificultades para encontrar apoyos parlamentarios, se enfrente con ¨¦xito a este doble reto: por un lado, encauzar una acci¨®n de gobierno presentable ante el electorado; por otro, resolver los problemas internos de su partido y articular una opci¨®n de centro-derecha que resulte cre¨ªble.
En los ¨²ltimos meses, sin embargo, el Gobierno, lejos de avanzar en estas dos metas, no ha logrado dar prueba de su existencia m¨¢s que en el inveros¨ªmil mantenimiento del se?or Robles Piquer como director de RTVE y la no menos inveros¨ªmil obstrucci¨®n a que el Parlamento designara como Defensor del Pueblo a Joaqu¨ªn Ruiz Jim¨¦nez.
A?¨¢dase a todo ello que tras las vacaciones parlamentarias la cuesti¨®n a resolver es nada menos que la de los Presupuestos Generales del Estado. De ellos depende el rumbo de la pol¨ªtica econ¨®mica tan necesitada de direcci¨®n y las distintas pol¨ªticas sectoriales en temas que inciden tan directamente en la vida del ciudadano como el empleo, la educaci¨®n, la sanidad o la vivienda. ?Cabe concebir que el Gobierno en las actuales circunstancias pueda contar con el apoyo parlamentario suficiente y, lo que es m¨¢s importante, con la voluntad pol¨ªtica de definir presupuestariamente las prioridades de un a?o en el que con probabilidad no estar¨¢ en el poder? En buena l¨®gica parlamentaria el Gobierno que salga de las pr¨®ximas elecciones deber¨ªa ser el encargado de definir un presupuesto de acuerdo con su propio programa.
En la discusi¨®n actual sobre la conveniencia o no de anticipar las elecciones, los socialistas se gu¨ªan por un solo principio, el de postergar sus intereses partidarios al general de fortalecer la democracia. No podemos por tanto aceptar que otros se encierren en consideraciones exclusivamente t¨¢cticas, de espaldas al sentir generalizado de los espa?oles, cada vez m¨¢s cansados de que algunos degraden la vida p¨²blica a un mero juego de intereses particulares.
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