Prosiguen los violentos bombardeos israel¨ªes sobre Beirut
ENVIADO ESPECIALUn diluvio de fuego cay¨® ayer sobre Beirut Oeste cuando, desde la madrugada hasta primera hora de la tarde, la artiller¨ªa y la Marina israel¨ªes dispararon ininterrumpidamente misiles y bombas incendiarias y de fragmentaci¨®n sobre casi toda la ciudad y los campamentos adyacentes de refugiados palestinos, causando alrededor de treinta muertos, m¨¢s de cien heridos y da?ando el Hospital p¨²blico, el orfelinato y el centro asistencial de Barbir.
La artiller¨ªa palestina replic¨® abriendo fuego de ca?¨®n, mortero y coheter¨ªa contra las colinas alrededor de Beirut Este -donde se efectuaba una gira de inspecci¨®n del jefe del Estado Mayor israel¨ª, general Rafael Eytan- y alcanz¨® el palacio presidencial de Baabda y un dep¨®sito de municiones y combustible israel¨ª, que ardi¨® e hizo explosi¨®n.A ¨²ltima hora de la tarde, el primer ministro liban¨¦s, Chafic Wazzan, se esforzaba por conseguir un nuevo alto el fuego.
La situaci¨®n en Beirut se ha visto complicada suplementariamente despu¨¦s que un nutrido grupo de elementos armados no identificados asaltara, en la noche del s¨¢bado al domingo, la c¨¢rcel de Zarif, en una zona c¨¦ntrica de la capital, y liberara a todos los presoscomunes, cuya presencia en las calles incrementar¨¢ a¨²n m¨¢s la inseguridad y la anarqu¨ªa reinantes.
Tras desarmar a los 65 gendarmes libaneses que cust¨ªodiaban el centro penitenciario, los asaltantesles obligaron a abrir las celdas, de donde los 187 cautivos -entre los que figuraban 55 presuntos asesinos- se apresuraron a salir, no sin antes intentar agredir a sus guardianes, lo que les fue impedido por los asaltantes.
En la calle, la mayor¨ªa de los presos, seg¨²n un testigo ocular, se dispersaron r¨¢pidamente, corriendo o andando, pero otros esperaron en la acera el paso de alg¨²n veh¨ªculo para intentar pararle y subir a bordo.
Robos y atracos para subsistir
Los ex presidiarios, que carecen de documentaci¨®n, no podr¨¢n huir de Beirut Oeste, sitiado por el Ej¨¦rcito israel¨ª y controlado por los palestinos y la izquierda libanesa, por lo que la poblaci¨®n teme que se dediquen a robar y a atracar para subsistir, como ya vienen haci¨¦ndolo otros grupos armados incontrolados.
Al liberar a los presos de Zarif, todos ellos comunes, que estaba a la espera de ser juzgados en los pr¨®ximos meses, los elementos armados se han anticipado a la decisi¨®n de una comisi¨®n de tres jueces libaneses que estaban a punto de ordenar la puesta en libertad de los reclusos por motivos humanitar¨ªos.
El comandante Selim Mahmud, que mandaba a los gendarmes libaneses que vigilaban la c¨¢rcel, declar¨® la semana pasada que "en Zarif no faltaban v¨ªveres, ni electricidad, ni agua, pero que los reclusos ten¨ªan m¨¢s miedo que los dem¨¢s ciudadanos porque durante los bombardeos permanec¨ªan en sus celdas sin poder refugiarse en los pisos inferiores".
La liberaci¨®n de estos detenidos coincide con un incremento de la anarqu¨ªa en Beirut, donde, al margen de los duelos de artiller¨ªa palestino-israel¨ªes, se multiplican las escaramuzas callejeras entre facciones armadas por la ocupaci¨®n de un piso, la obtenci¨®n de unos litros de gasolina o el reparto de algunos objetos robados.
En las dos calles adyacentes al hotel Commodore, donde se aloja la Prensa internacional, tuvo lugar la semana pasada un enfrentamiento armado por la conquista de un piso, que numerosos fot¨®grafos y equipos de televisi¨®n aprovecharon para filmar desde las ventanas, lo que irrit¨® a los combatientes, que amenazaron con disparar contra el establecimiento si las c¨¢maras no dejaban de rodar.
Desde entonces, un cartel, colocado por la direcci¨®n en el hall del hotel, ruega encarecidamente a "fot¨®grafos y equipos de televisi¨®n que en caso de combates en las cercan¨ªas se abstengan de trabajar, porque no s¨®lo ponen en peligro su vida, sino la de los dem¨¢s hu¨¦spedes y la del personal de servicio". "Los que no est¨¦n dispuestos a acatar esta norma deben pedir la cuenta", concluye el cartel.
"Saqueo israel¨ª"
Aunque de forma menos violenta y m¨¢s sofisticada, Tshal, el Ej¨¦rcito israel¨ª, roba en L¨ªbano como otros grupos armados, a juzgar por los testimonios de algunos comerciantes y por la denuncia formulada ante la Unesco por el ministro liban¨¦s de Turismo, Marwan Hamade.
Los militares israel¨ªes y los milicianos falangistas, que impiden desde hace una semana, en los controles a la salida de Beirut este, la entrada de v¨ªveres en el sector occidental de la capital, acceden, a veces, a dejar pasar a los camiones mediante una compensaci¨®n econ¨®mica que oscila, seg¨²n los comerciantes, entre 2.000 y 4.000 libras (44.000 y 88.000 pesetas) por veh¨ªculo.
La Cruz Roja Internacional consigui¨®, sin embargo, introducir el s¨¢bado en. Beirut oeste 48 toneladas de alimentos y medicinas, pero, ese mismo d¨ªa, los panes que transportaba para su familia un ministro liban¨¦s le fueron incautados por militares israel¨ªes.
El ministro de Turismo denunci¨®, por su parte, "el saqueo perpetrado por el Ej¨¦rcito israel¨ª en los centros arqueol¨®gicos libaneses, con el pretexto de encontrar supuestos vestigios jud¨ªos", as¨ª como el bombardeo de "toda la infraestructura que convirti¨® a Beirut en la capital tur¨ªstica y cosmopolita de Oriente Pr¨®ximo".
Dos de los mejores hoteles de Beirut, el Summerland y el Coral Beach, cerrados desde el inicio de la invasi¨®ny situados al borde del mar, fueron incendiados en la madrugada del s¨¢bado por la artiller¨ªa israel¨ª.
"El objetivo de Israel", concluy¨® Marwan Hamade, "consiste no s¨®lo en destruir sistem¨¢ticamente a L¨ªbano, sino en privarnos tambi¨¦n de los medios para reconstruirlo".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.