El infierno de las c¨¢rceles de El Salvador, contado por guerrilleros que han conseguido salir con vida
"Yo se que hay algo peor que el infierno de Dante: las c¨¢rceles salvadore?as". Juan Jos¨¦ Dalton, hijo del poeta m¨¢s popular de su pa¨ªs (muerto hace a?os por sus propios compa?eros de la guerrilla bajo la sospecha de ser colaborador de la CIA y cuya memoria fue reivindicada m¨¢s tarde), es uno de los pocos guerrilleros que han salido vivos de las prisiones militares despu¨¦s d¨¦ haber sido capturados en combate. Sabe que se lo debe a un compa?ero dominicano, Manuel Enrique Terreros, que fue hecho prisionero junto con ¨¦l y que al Ej¨¦rcito interesaba m¨¢s vivo que muerto, para poder demostrar la intervenci¨®n extranjera en la guerrilla."Me capturaron en Chalatenango, en octubre del a?o pasado. Eramos tres, todos heridos. Nos llevaron al cuartel de la Guardia Nacional en Las Vueltas, y all¨ª nos dijeron que nos iban a matar. Incluso concentraron a los civiles para que asistieran a la ejecuci¨®n. Pero en eso descubrieron que Terreros no era salvadore?o y nos convertimos en rehenes importantes. Les interesaba la evidencia de que hab¨ªa extranjeros combatiendo".
En helic¨®ptero fueron trasladados hasta el cuartel general de la fuerza a¨¦rea en San Salvador. Les recibi¨® el comandante de la aviaci¨®n, coronel Bustillo. "Nos golpeaba las manos con su pistola y preguntaba qui¨¦n era el chocho, que es el nombre que se da en El Salvador a los nicarag¨¹enses. Bast¨® que supieran de la presencia de un extranjero para que inmediatamente pensasen que se trataba de un nicarag¨¹ense. M¨¢s tarde presentaron a Terreros ante la Prensa y dio los nombres de los dos que fuimos capturados con ¨¦l. Creo que eso nos salv¨® la vida".
Jos¨¦ Antonio Morales Carbonell, hijo del democristiano Morales Erlich, que fue miembro de la Junta C¨ªvico-Militar hasta el pasado mes de abril" ha pasado m¨¢s de dos a?os en la c¨¢rcel.
Morales Carbonell fue detenido en diciembre de 1980, unas semanas antes de que diera comienzo la ofensiva general de la guerrilla. El piensa que sali¨® vivo porque dio a la polic¨ªa un nombre falso. S¨®lo cuatro d¨ªas despu¨¦s hizo saber su verdadera identidad a un visitante de la Cruz Roja, que a su vez se comunic¨® con la familia.
Los m¨¦todos policiales
Su parentesco con un destacado pol¨ªtico del sistema le ha supuesto escasas ventajas. Diez d¨ªas antes de las elecciones celebradas el pasado mes de marzo tuvo que ser internado semiinconsciente en un hospital, despu¨¦s de haber sido golpeado brutalmente por miembros de la polic¨ªa de Hacienda durante un cacheo de la c¨¢rcel de Mariona."La polic¨ªa entr¨® en la prisi¨®n a eso de las 8.30 horas", recuerda Morales Carbonell. "Nos ordenaron tumbarnos en el patio. Estuvimos as¨ª, bajo el sol, hasta cerca del mediod¨ªa, mientras saltaban por encima y nos pateaban. Varias veces intentaron ponerme en la cabeza una capucha de pl¨¢stico, pero desist¨ªan al decirles que me iba a morir, porque ten¨ªa una enfermedad de pulm¨®n".
Pero el testimonio, mas espeluznante que aporta Morales Carbonell es el de un maestro ya mayor, Rafael Antonio Carias, a quien conoci¨® en la c¨¢rcel. "Le hab¨ªan quemado todo el cuerpo con ¨¢cido fluor¨ªdrico. Estaba detenido en el cuartel de El Zapote. Lo sacaron de all¨¢ ante el anuncio de una visita de la Cruz Roja".
"Cuando lleg¨® ten¨ªa el cuerpo lleno de costras infectadas por debajo. Durante meses tuvimos que quitarle una a una y limpiarle las tremendas heridas. Luego nos cont¨® que antes de echarle el ¨¢cido en el cuerpo quemaban con ¨¦l una tela para que viera lo que iba a pasarle. Incluso llegaron a inyectarle ¨¢cido en el ano. Y sobre las heridas de todo su cuerpo le aplicaron electricidad.
Juan Jos¨¦ Dalton a?ade su propia experiencia a este desfile de los horrores. "De la fuerza a¨¦rea me llevaron a la Polic¨ªa de Hacienda. All¨ª me colgaron de los dedos pulgares". Muestra dos profundas cicatrices. "Al estar colgado se me abri¨® una herida de bala G-3 que tengo en el costado izquierdo y ah¨ª me hurgaban con un palo y me aplicaban electricidad". La herida es un boquete cicatrizado que le arranc¨® trozos de costillas.
Dos meses despu¨¦s, con su nombre publicado en los peri¨®dicos y con Terreros convertido en prueba de la infiltraci¨®n extranjera, Dalton era puesto en libertad.
"A Estados Unidos", afirma Morales Carbonell, "le interesa ahora que haya presos en las c¨¢rceles para poder decir al Congreso que no se mata a los guerrilleros y que ha mejorado el respeto a los derechos humanos".
Un comunicado de Haig
La Prensa norteamericana se ha hecho eco d¨ªas atr¨¢s de una comunicaci¨®n del Departamento de Estado, firmada por el ex secretario Alexander Haig, en la que se dan instrucciones a su Embajada en San Salvador para evitar la salida del pa¨ªs de la Cruz Roja Internacional.La Cruz Roja amenaz¨® recientemente con abandonar El Salvador, debido a la pol¨ªtica que segu¨ªan las fuerzas armadas de no hacer prisioneros en el campo de batalla. "La salida de la Cruz Roja", a?ade el Departamento de Estado, "ser¨ªa un severo golpe a nuestros esfuerzos por mantener el apoyo en el Congreso".
Para que los prisioneros no sean ejecutados en el acto el Departamento de Estado propone un sistema de incentivos materiales. "La inteligencia militar podr¨ªa pagar una suma nominal a las unidades civiles y militares o al personal de defensa civil que entregue prisioneros". Para Jos¨¦ Antonio Morales Carbonell se trata de una aberraci¨®n m¨¢s de la Administraci¨®n norteamericana, que va a desatar en su pa¨ªs una represi¨®n todav¨ªa m¨¢s feroz. "Cientos de personas pueden ser detenidas y acusadas sin raz¨®n alguna, s¨®lo por cobrar una recompensa".
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