Los malvinenses temen un ataque suicida de los argentinos
En la tarde del viernes hubo una alerta roja en Puerto Stanley. Se cort¨® el suministro de electricidad en toda esta peque?a ciudad, que se qued¨® completamente a oscuras durante una hora. Un avi¨®n no identificado hab¨ªa penetrado en la zona de exclusi¨®n total, que sigue en vigor en un radio de doscientas millas alrededor del archipi¨¦lago.
ENVIADO ESPECIALEl enigm¨¢tico aparato, que pod¨ªa ser argentino, fue detectado prontamente, pero dio media vuelta antes de que pudiera ser interceptado por los aviones Harrier que se encuentran en el aer¨®dromo de Puerto Stanley o sobre el portaviones Invincible.
No sonaron las sirenas, sino que se hizo un sospechoso silencio Para algunos de los habitantes se trataba solamente de un nuevo corte, habitual, en el suministro de fluido el¨¦ctrico. No hubo p¨¢nico tan s¨®lo ansiedad.
Esta es una comunidad dominada por los rumores. Algunos lugare?os hab¨ªan asegurado que hab¨ªan visto dos cazabombarderos argentinos interceptados por dos Harrier. Los militares brit¨¢nicos tuvieron que acudir a la radio local para explicar que se trataba tan s¨®lo de cuatro aviones brit¨¢nicos en ejercicio.
Ese mismo d¨ªa corri¨® la voz de que unidades argentinas segu¨ªan activas en los montes de la isla Malvina Occidental. De hecho, la voz popular -e incluso algunos oficiales brit¨¢nicos que trabajan en el aeropuerto- asegur¨® que cien nuevos soldados argentinos hab¨ªan sido hechos prisioneros en aquellos desolados parajes. Los portavoces militares aseguraron que estos rumores no ten¨ªan fundamento.
Pero fue el mismo portavoz militar, que acudi¨® a la radio para desmentir la presencia de aviones argentinos, el que tuvo que regresar apresuradamente para explicar la alerta a¨¦rea.
Los isle?os y los militares siguen obsesionados con la idea de que los argentinos pueden intentar llevar a cabo un ataque suicida. A¨²n est¨¢n a la espera de que Argentina declarare formalmente el fin de las hostilidades con el Reino Unido en el Atl¨¢ntico sur.
En tanto en cuanto Argentina no cambie de actitud, el Gobierno brit¨¢nico retendr¨¢ al medio millar de prisioneros de guerra que est¨¢ a¨²n en sus manos. Entre ellos, el general Mario Men¨¦ndez, gobernador argentino por un corto espacio de tiempo de las islas Malvinas.Cuando llegamos a Puerto Stanley estos prisioneros se encontraban a¨²n en el puerto, a bordo del transbordador St. Edmund. Las autoridades brit¨¢nicas no nos permitieron visitarlos, pues quieren cumplir a rajatabla la Convenci¨®n de Ginebra. Esta garantiza a los prisioneros la protecci¨®n contra la publicidad. Los representantes de la Cruz Roja se encontraban a bordo.
Puerto Stanley, ciudad a¨²n atemorizada, quedar¨¢ pr¨®ximamente aislada en sus comunicaciones a¨¦rea. El aeropuerto ser¨¢ cerrado dentro de tres semanas para realizar obras de ampliaci¨®n en la pista. Despu¨¦s podr¨¢n aterrizar cazabombarderos de largo alcance, aviones radar Nimrod. y aparatos de transporte como los VC-10.
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