El milagro que pide el mimistro Oliart

Ante el ap¨®stol Santiago, el domingo 4 de julio, en la ofrenda hecha por el ministro de Defensa pidi¨® alg¨²n que otro milagro, pero el principal fue el de invocar trabajo para la juventud espa?ola.Aceptemos la buena voluntad del se?or Oliart, que no es ministro de Trabajo,sino de Defensa, como algo important¨ªsimo y principal: que j¨®venes que a¨²n no han trabajado por no haber encontrado d¨®nde hacerlo ahora, milagrosamente, lo consigan. ?Y qu¨¦ bien! Don Alberto Oliart ha comprendido qu¨¦ puede suponer para un joven que no ha trabajado hasta la fecha que se le llame a filas para cumplir sus servicios con la patria sin que ¨¦sta le haya proporcionado un medio de vida. Sin duda, la patria no tiene tan claro un hombre que va al servicio con la vida resuelta como otro que no la tiene; a¨²n no ha trabajado y al reintegrarse a la vida civil no tiene que echarse a la boca. Espa?a tiene para los espa?oles derechos qu¨¦ son prioritarios a la exigencia de deberes, y ning¨²n derecho se antepone al de que cada hombre de este pa¨ªs se gane el pan trabajando.

No s¨¦ por qu¨¦ me parece que el milagro que ha pedido el se?or Oliart, o ¨¦ste propiamente, no es f¨¢cil de conceder. Atosiguemos menos al cielo y a los santos y confiemos m¨¢s en nosotros, haci¨¦ndolo bien, procurando que derechos y deberes se compartan entre espa?oles. Exigir ciertos deberes, aunque se tengan por sagrad¨ªsimos, no puede anteponerse al derecho de que la Patria (aqu¨ª, con may¨²sculas) es igual para todos.