El F-18-A se ha impuesto al F-16 en la Comisi¨®n de Defensa como futuro avi¨®n de combate espa?ol
La Comisi¨®n de Defensa -creada por decreto del Gobierno e integrada por representantes de las Fuerzas Armadas, la Administracci¨®n y la industria- ha decidido recomendar al Gobierno, tras varias reuniones de urgencia, la compra de 84 aviones de combate F-18-A, de la Mac Donnell Douglas, por un valor aproximado de 3.000 millones de d¨®lares (unos 310.000 millones de pesetas). El contrato, conocido como proyecto FACA (Futuro Avi¨®n de Combate y Ataque), ser¨¢ el m¨¢s importante de la historia militar espa?ola, tanto por su valor estrat¨¦gico-defensivo como por el econ¨®mico-tecnol¨®gico. El Gobierno espa?ol podr¨ªa comunicar ma?ana al de Estados Unidos su decisi¨®n favorable al F-18-A (35,7 millones de d¨®lares por unidad) para que el Congreso norteamericano pueda dar la aprobaci¨®n inmediata al contrato antes de iniciar sus vacaciones. Al parecer, las condiciones de precio y contrapartidas podr¨ªan empeorar despu¨¦s del oto?o.
Fuentes socialistas especializadas en pol¨ªtica exterior y defensa, m¨¢s proclives a comprar el avi¨®n de combate europeo Tornado, han manifestado, sin embargo, cierta preocupaci¨®n por las prisas con que el Gobierno de UCD piensa cerrar ahora el tema FACA, cuyo estudio se inici¨® hace cuatro a?os, sin asegurar, a su juicio, las suficientes contrapartidas tecnol¨®gicas y econ¨®micas, y dejando firmados compromisos para el pr¨®ximo Ejecutivo que, por su magnitud, pueden afectar en parte a las futuras relaciones globales con los pa¨ªses europeos.Mayor comprensi¨®n militar hacia las contrapartidas
A medida que se aproxima el momento de comunicar al Gobierno norteamericano la decisi¨®n final a favor del F-18-A -se hab¨ªa fijado ma?ana, 15 de julio, como fecha tope- han crecido tambi¨¦n las presiones de los vendedores a favor de sus ofertas. Por ello, las discusiones de la Comisi¨®n de Defensa -compuesta por diecisiete personas procedentes de los tres ej¨¦rcitos, de la Administraci¨®n p¨²blica, del Instituto Nacional de Industria y de las empresas del sector- han tenido car¨¢cter secreto. Pese al hermetismo mostrado en torno a estos debates, las impresiones recogidas en medios oficiales sobre la decisi¨®n final, adoptada a fines de la semana pasada, muestran "satisfacci¨®n por la seriedad con que se han tratado los temas estrat¨¦gicos y, a la vez, por la mayor comprensi¨®n de los representantes de las Fuerzas Armadas hacia las ventajas econ¨®micas y tecnol¨®gicas que puede reportar este contrato para Espa?a".
Aunque las conclusiones de la Comisi¨®n de Defensa son claras, es posible que el Gobierno haya pedido tambi¨¦n un informe de urgencia a la Junta de Defensa Nacional, que no es preceptivo para la compra de material de guerra, pero que podr¨ªa ser conveniente en este caso debido a la extraordinaria magnitud del contrato.
El Cuartel General del Aire ha estudiado minuciosamente las posibilidades de los diversos aviones de combate existentes en el mercado o en proyecto desde 1978 para sustituir a los viejos Phantom y los F-5 -de Torrej¨®n, Canarias, Mor¨®n y Talavera-, cuya vida media expira, al cabo de veinte a?os, en torno a 1985. Los primeros estudios, basados exclusivamente en las necesidades estat¨¦gicas operativas sin antender ni al precio ni a las ventajas para los intereses industriales espa?oles, dieron como resultado la selecci¨®n del F-16 de la General Dynamics, el F-18-A y F-18-L de la Mac Donnell Douglas y la Northrop, el Mirage 2.000 (franc¨¦s) y el Tornado de Panavia (anglo-italo-alem¨¢n).
Inicialmente se trataba de sustituir 144 aviones, con un presupuesto pr¨®ximo a los 200.000 mill¨®nes de pesetas. La cifra de aparatos de combate se fue reduciendo a medida que sub¨ªa el precio de los aviones y se apreciaba el d¨®lar con respecto a la peseta. La Comisi¨®n del Ej¨¦rcito del Aire prosigui¨® sus estudios, realiz¨® numerosas pruebas para comprobar si los aviones respond¨ªan a sus necesidades operativas -tierra/aire o aire/aire, en la jerga de los pilotos- y se decidi¨® posteriormente, a mediados- de 1980, por los tres modelos norteamericanos.
El 'campe¨®n' F-18-L, un lujo asi¨¢tico
El franc¨¦s qued¨® descartado, porque la existencia de los dos escuadrones de Mirage-3 con base en Manises (Valencia) y el contrato firmado para recibir unos 72 aviones del nuevo tipo Mirage F-1 aconsejaban diversificar las fuentes de suministro por razones de seguridad.
El rechazo del avi¨®n anglo-italoalem¨¢n Tomado, en cuyo estudio y conveniencia suelen insistir fuentes del PSOE, fue algo m¨¢s controvertido ya que se le atribuye que "no es un avi¨®n polivalente y s¨®lo puede responder bien en operaciones tierra/aire y no aire/aire". Seg¨²n estos medios, tanto el Ej¨¦rcito de Tierra como la Marina pueden utilizar aviones t¨¢cticos tierra/ aire, pero s¨®lo el Ej¨¦rcito del Aire parece tener competencia exclusiva en los combates aire/aire. De ah¨ª que se atribuya a la Comisi¨®n del Aire su preferencia, generalizada entre los pilotos, por los modelos polivalentes de la m¨¢s avanzada tecnolog¨ªa.
El a?o pasado, despu¨¦s de la campa?a publicitaria desplegada por las dos empresas finalistas, General Dynamics y Mac Dormell Douglas, trascendi¨® entre los pilotos y especialistas de la construcci¨®n aeron¨¢utica el calificativo de campe¨®n que aplicaron al F-18-L por la categor¨ªa de sus prestaciones dentro de las exigencias del PEC (Plan Estrat¨¦gico Conjunto). Pero el campe¨®n era un lujo asi¨¢tico para las posibilidades econ¨®micas de Espa?a, que ten¨ªa adem¨¢s un inconveniente importante y es que a¨²n tardar¨¢ mucho tiempo en estar disponible para el mercado mundial. Fue rechazado porque la sustituci¨®n de nuestros viejos Phantom y F-5 no pod¨ªa retrasarse m¨¢s all¨¢ de 1985 si no quer¨ªamos quedarnos sin apenas respuesta a¨¦rea encaso de un hipot¨¦tico ataque exterior.
El F-16-C, de la General Dynamics, no desagrad¨® a las Fuerzas A¨¦reas espa?olas, y durante cierto tiempo tuvo muchas posibilidades de ser elegido. La empresa constructora lleg¨® incluso a lanzar una campa?a publicitaria de amplio impacto en los peri¨®dicos durante el verano de 1980, cuando se anunci¨® en la Prensa que el Gobierno estaba a punto de fijar las condiciones de compra de 144 aviones de combate (v¨¦ase EL PAIS de 18 de julio de 1980). Los consumidores se enteraron por los anuncios de las excelencias de llevar a casa un cazabombardero ligero F-16 por unos 3.000 millones de pesetas cada uno.
No est¨¢n 'amarradas' las concesiones en tecnolog¨ªa
La ex¨®tica campa?a de imagen de General Dynamies, que pintaba adem¨¢s con los colores de Espa?a las alas de su bombardero como si el negocio ya estuviera cerrado, contrast¨® con la silenciosa labor realizada por su competencia. La Mac Dormell Douglas eligi¨® directamente, en aquellos d¨ªas, a sus posibles apoyos nacionales invitando en un hotel madrile?o a los fabricantes espa?oles que podr¨ªan coproducir hasta un 30%-40% de los equipos. All¨ª estuvieron los representantes de Construcciones Aeron¨¢uticas (CASA), Equipos Electr¨®nicos, Stone Ib¨¦rica, Experiencias Industriales, Teletra, Amper, etc¨¦tera, escuchando las hipot¨¦ticas bendiciones que caer¨ªan sobre ellos si su Gobierno eleg¨ªa el F18-A.
El F-16-C, m¨¢s sencillo, ligero y barato -96 cazas por 31,2 millones de d¨®lares la pieza-, es tambi¨¦n el avi¨®n de la OTAN, tras el llamado contrato del siglo de 1975, por el que B¨¦lgica compr¨® 102 unidades, Dinamarca 48, Holanda 84 y Noruega 72. Pero ten¨ªa un problema: sus contrapartidas -los conocidos offsets- estaban ya bastarite repartidas entre los pa¨ªses cofabricantes europeos y su demanda mundial como avi¨®n de moda imped¨ªa un suministro r¨¢pido a Espa?a. S¨®lo quedaba un pretendiente entre los norteamericanos: el F- 1 8-A, comprado hasta ahora por la Marina norteamericana, por Canad¨¢ y Australia.
El subsecretario de Defensa, Eduardo Serra, viaj¨® la primera semana de este mes a Canad¨¢, despu¨¦s de haber recibido el pasado 17 de junio las ¨²ltimas ofertas y haber sido analizadas por la Direcci¨®n General de Armamento y Material (DEGAM). All¨ª estudi¨® de cerca las contrapartidas obtenidas por el Gobierno canadiense, que se aproximan al 140% del valor del contrato. Al parecer, la Mac Donnell Douglas no ha ofrecido mucho a Espa?a, porque ten¨ªa la sospecha de que iba a ganar el concurso, pese a que su competidor hab¨ªa negociado ya detalladamente las contrapartidas.
La oferta del avi¨®n elegido no es mala en teor¨ªa, seg¨²n algunos especialistas, pero no est¨¢ suficientemente asegurada en firme, sobre todo en el apartado B, correspondiente a industria aeron¨¢utica, electr¨®nica y anexas. Se ha elegido un avi¨®n cuyas contrapartidas est¨¢n enmascaradas en intercambios culturales, comerciales, tur¨ªsticos, que se van a producir inevitablemente entre Espa?a y Estados Unidos, en lugar de ofrecer acceso a nuevas tecnolog¨ªas con futuro. Como ya ocurri¨® con la ¨²ltima compra de fragatas, por ser entonces considerados como pa¨ªs no aliado de EE UU, Espa?a podr¨ªa quedar otra vez sin acceso a esas tecnolog¨ªas incluso despu¨¦s de haber ingresado en la OTAN.
Las prisas nos alejan de Europa
La opci¨®n, seg¨²n algunos medios consultados, parece adecuada a las necesidades operativas de nuestro Ej¨¦rcito del Aire, pero insuficientemente negociada. En los pr¨®ximos tres o cuatro meses estar¨¢ a prueba la capacidad negociadora espa?ola para que no nos den naranjas o zapatos por tecnolog¨ªa y equipos avanzados a los que, de otra forma, Espa?a no tendr¨ªa acceso.
La decisi¨®n pronorte americana, en l¨ªnea con la pol¨ªtica exterior del ministro Jos¨¦ Pedro P¨¦rez-Llorca, deja, por otra parte, a Espa?a definitivamente fuera del proyecto de investigaci¨®n aeron¨¢utica conjunta con los europeos del Tornado. Con ella se pierde tambi¨¦n una pieza clave que no es independiente de la negociaci¨®n para nuestro ingreso en la Comunidad Econ¨®mica Europea.
En todo caso, la decisi¨®n favo rable al F-18-A, tras cuatro a?o de estudio y unos meses antes de que pueda cambiar el partido gobernante, no parece ser -seg¨²n fuentes socialistas- el reflejo de una concepci¨®n globalizada de nuestra pol¨ªtica exterior. "Las prisas para gastar 300.000 millone de pesetas en aviones de guerra no deber¨ªan obedecer ahora, en ning¨²n caso, a que los parlamentario norteamericanos se vayan o no de vacaciones; ?que esperen!", manifest¨® airado un diputado socialista.
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