Gaston Thorn:"Estoy a favor de la ampliaci¨®n, pero hay que hacerla con claridad"
La situaci¨®n, a su juicio, es muy clara: Francia no permitir¨¢ la adhesi¨®n de Espa?a mientras que no est¨¦n resueltos los m¨¢s importantes problemas internos de la Comunidad Econ¨®mica Europea, ello no quiere decir que la negociaci¨®n est¨¦ parada, pero s¨ª que no podr¨¢ ultimarse mientras que no se cumplan esas condiciones. Imposible saber el tiempo que exigir¨¢ resolver todos los problemas internos? de la Comunidad. Si se hace caso a la experiencia ser¨¢ muy largo, pero el presidente de la Comisi¨®n cree que los diez tienen realmente ganas de decidir y salir de la crisis.Pregunta. Cuando el Consejo Europeo pidi¨® a la Comisi¨®n el inventario, muchos periodistas tuvimos la impresi¨®n de que la Comisi¨®n estaba algo desconcertada.
Respuesta. Si usted desea saber qu¨¦ quiere el Consejo, tendr¨¢ que pregunt¨¢rselo al propio Consejo.
P. Quiero saber qu¨¦ le han pedido los ministros de los diez pa¨ªses miembros de la CEE a la Comisi¨®n.
R. La distinci¨®n es esencial... Es un hecho que la Comisi¨®n ha hecho su trabajo desde que la operaci¨®n ampliaci¨®n se inici¨®, hace ya varios a?os. En ciertas ocasiones, la Comisi¨®n debe recibir, a nivel del Consejo de Ministros, instrucciones o, eventualmente, luz verde. Actualmente, y tras el viaje del presidente Mitterrand a Madrid, el Consejo, a iniciativa del presidente franc¨¦s, ha decidido que la ampliaci¨®n debe realizarse con un m¨¢ximo de claridad. Nosotros hemos dicho que adoramos la claridad y la luz a todos los niveles. Seg¨²n el. presidente de la Rep¨²blica Francesa, hay ciertos. problemas que, independientemente de los que plantea la adhesi¨®n de Espa?a, deben resolverse con rapidez. El presidente franc¨¦s quiere que se examine la influencia de la ampliaci¨®n en las econom¨ªas nacionales, tomando cada una separadamente, as¨ª como el fen¨®meno de la repercusi¨®n a nivel regional. No podr¨¢ dar su bendici¨®n a la ampliaci¨®n antes de que este trabajo est¨¦ hecho, incluso si nosotros, la Comisi¨®n, hubi¨¦ramos sido capaces de llevar a t¨¦rmino la negociaci¨®n. Nuestra reacci¨®n fue preguntar: "Se?or presidente, se?ores presidentes, ?siguen ustedes siendo favorables a la ampliaci¨®n?". La respuesta ha sido s¨ª: todos est¨¢n de acuerdo. Entonces hemos dicho que la Comisi¨®n continuara contribuyendo a la negociaci¨®n como lo ha hecho hasta ahora. Evidentemente, cumpliremos los deseos de los jefes de Estado y de Gobierno, y haremos el inventario de los problemas. Estamos dispuestos a estudiar todav¨ªa un poco m¨¢s ciertos cap¨ªtulo s especialmente complejos. He enviado una carta a todos los jefes de Estado y de Gobierno pidi¨¦ndoles que nos precisen mejor las cuestiones espec¨ªficas que m¨¢s les angustian. El vicepresidente Natali dirigir¨¢ el grupo de trabajo creado a este efecto y que, a demanda de los Estados miembros de la Comunidad Econ¨®mica Europea, podr¨¢ ir a las capitales para examinar los problemas y hacer r¨¢pidamente el inventario.
P. ?Qu¨¦ plazo existe para realizar ese inventario?
R. No lo s¨¦ a¨²n. La operaci¨®n acaba de empezar y las vacaciones no son el per¨ªodo m¨¢s ¨²til, aunque por ahora no hemos perdido el tiempo. No va a durar a?os, pero no ser¨¢ tampoco cuesti¨®n de d¨ªas.
P. El pasado mes de marzo los espa?oles tuvimos la impresi¨®n de que las cosas iban algo mejor y que por primera vez se empezaba aut¨¦nticamente a negociar. ?Qu¨¦ ha ocurrido entre marzo y junio para que el Consejo decidiera encargar el inventario y bloquear las negociaciones?
R. Ud. plantea preguntas y se da usted misma las respuestas... Vayamos a las preguntas. Primero, si ustedes tuvieron la impresi¨®n el 21 de marzo de que todo estaba resuelto, admiro su entusiasmo pero no lo comparto. Yo no tuve esa impresi¨®n. Creo que el presidente de turno del Consejo, mi amigo Leo Tindemans, ten¨ªa una voluntad m¨¢s grande que la de otros de empujar la negociaci¨®n al m¨¢ximo y lo hizo tanto como pudo. Eso es todo. Hubiera hecho falta que los diez dieran muestras permanentes de esa misma voluntad.
Acabo de decir, y lo puedo repetir seis veces pero perderemos el tiempo, que la Comisi¨®n ha decidido no parar las negociaciones y hacer paralelamente el estudio o cat¨¢logo. Quiz¨¢ tiene usted raz¨®n si piensa que no tendremos la aprobaci¨®n del Consejo mientras que ese trabajo no est¨¦ terminado. Es verdad, pero ello no quiere decir que la negociaci¨®n se pare. Hace cinco a?os que les digo a mis amigos espa?oles -que querr¨ªan firmar inmediatamente, esta misma tarde a ser posible- que hay mucho trabajo por hacer, que no crean que porque existe un problema cr¨ªtico todo est¨¢ abandonado y no se puede hacer nada. Lamento, por una parte y por otra -e insisto, por las dos partes- que no se dediquen m¨¢s esfuerzos a preparar la negociaci¨®n. Yo s¨¦ cu¨¢nto dur¨® la negociaci¨®n con el Reino Unido, y s¨¦ tambi¨¦n que diez a?os despu¨¦s de su entrada en la CEE no hemos resuelto a¨²n todos los problemas. Los que creen en Espa?a que en seis meses todo estar¨¢ resuelto, se equivocan y van a estar violentamente sorprendidos, incluso aunque la firma se pudiera hacer en enero pr¨®ximo.
Qu¨¦ ha cambiado, preguntaba usted. Si quiere saber lo que tiene en la cabeza el se?or M¨ªtterrand tendr¨¢ que preguntarle a ¨¦l y no a m¨ª. El presidente de la Rep¨²blica Francesa ha dicho que quer¨ªa conocer la respuesta a los problemas, de la pol¨ªtica agr¨ªcola com¨²n (PAC). Hemos visto, cuando discut¨ªamos de los precios agr¨ªcolas, que no tenemos entre nosotros la mismas ideas. ?Estamos acaso de acuerdo sobre los productos oleaginosos, por ejemplo?, ?estamos de acuerdo sobre el futuro de la PAC cara a Estados Unidos?, ?cu¨¢l ser¨¢ la reglamentaci¨®n del vino cuando otros productores se unan a nosotros? Habr¨¢ que tener una filosof¨ªa com¨²n sobre estas grandes opciones antes de admitir a un pa¨ªs importante y antes de plantearse nuevos problemas. Mitterrand ha cre¨ªdo detectar en la Comunidad una cierta tendencia a decir "ampliemos y despu¨¦s hablaremos de los problemas", como algunos parecen querer tambi¨¦n en Espa?a. El, por su parte, dice que primero hay que conocer los problemas y encontrar las soluciones y despu¨¦s ampliar.
P. Finalmente me est¨¢ usted contando lo que piensa Mitterrand, pero no cu¨¢l es su propia opini¨®n.
R. Creo que hay que hacer la ampliaci¨®n con claridad, lamento s¨®lo que no se haya querido hacer esa luz un poco antes.
P. Desde el punto de vista de la Comisi¨®n, ?la adhesi¨®n de Espa?a plantea realmente problemas tan enormes a la Comunidad?
R. No s¨¦ cu¨¢l es su criterio para "enorme", pero puedo decir que plantea serios problemas. La PAC (Pol¨ªtica Agraria Com¨²n), incluso sin Espa?a, tengo que repetirlo de nuevo, suscita problemas tan grandes que amenazan incluso con romper la Comunidad a diez. Desde hace a?os nos planteamos c¨®mo reorganizarla. En los ¨²ltimos tiempos hemos logrado dominar un poco los gastos de ciertos productos del Norte, pero ahora hay un gasto que aumenta r¨¢pidamente -m¨¢s de lo que pens¨¢bamos- para los productos mediterr¨¢neos. Al mismo tiempo, nos encontramos pr¨®ximos al l¨ªmite del 1% como recursos propios. Los Estados miembros dicen que no es el momento de dar a la Comunidad nuevos recursos; hay que limitar los gastos y vemos una explosi¨®n particularmente peligrosa en lo relacionado con los productos mediterr¨¢neos. O¨ªmos, por otra parte, a los pa¨ªses del sur del Mediterr¨¢neo que nos preguntan si cuando Espa?a y Portugal sean miembros de la CEE podr¨¢n seguir vendiendo sus productos en los diez. Hay quienes afirman que si se mantiene el sistema actual, los grandes cultivos espa?oles pueden obligar a aumentar los gastos agr¨ªcolas f¨¢cilmente en mil millones de unidades de cuenta. ?Esa cantidad deber¨¢ ser "ganada" sobre otros productos? Por esa lamentable coyuntura de agotamiento de los recursos propios al 1%, del esfuerzo de reflexi¨®n sobre c¨®mo reestructurar la PAC, la creciente dimensi¨®n de la regi¨®n mediterr¨¢nea y la sensibilidad cada vez m¨¢s grande de nuestros asociados del norte de Africa, se hace necesario dar ahora una respuesta a todas estas cuestiones. Que nuestros amigos espa?oles no se decepcionen por ello. Para m¨ª la ampliaci¨®n no es, objeto de duda. No porque se produzca unos d¨ªas o unos meses m¨¢s tarde este hecho va a cambiar. El Reino Unido entr¨® diez a?os despu¨¦s de lo que ¨¦l cre¨ªa -aunque otros dicen que entr¨® diez a?os demasiado pronto-. No s¨¦. En todo caso, yo dir¨ªa que hay menos dudas a¨²n sobre la adhesi¨®n de Espa?a y de Portugal. Siendo como soy fan¨¢ticamente partidario de la ampliaci¨®n, soy tambi¨¦n de la opini¨®n de quienes afirman que hay que hacerla con claridad porque en las ampliaciones anteriores han quedado problemas abiertos y eso es malo para todos.
P. Me parece comprender que usted considera como una condici¨®n previa para la ampliaci¨®n el aumento de la base del 17. del IVA como recursos propios.
R. No, no lo creo, pero es evidente que si aumentan los ingresos se podr¨¢ gastar m¨¢s f¨¢cilmente. Sucede que muchos pa¨ªses no quieren precisamente aumentar ese 1%.
P. Pero ese no es un problema de Francia, sino de la Rep¨²blica Federal de Alemania.
R. Es un problema de todos los que- pagan. Hay que darse cuenta que en estos momentos todo el mundo hace sumas. Con la situaci¨®n financiera actual, los pa¨ªses europeos se han vuelto m¨¢s vigilantes que hace seis a?os. Antes hab¨ªa siempre un margen, pero ahora, cuando el Parlamento Europeo o la Comisi¨®n hablan de aumentar el 1%, pa¨ªses como la Republica Federal de Alemania o el Reino Unido, que piensan que ya pagan demasiado, y que oyen adem¨¢s que la ampliaci¨®n costar¨¢ dinero, sacan l¨¢piz y papel y hacen cuentas, y me piden que encuentre un sistema de financiaci¨®n.
P. ?Cree usted que Espa?a ha realizado una labor diplom¨¢tica suficiente a nivel bilateral en las capitales europeas?
R. No suelo criticar a mis interlocutores. Creo que Espa?a ha hecho muchas cosas y que nunca se hacen demasiadas. De un lado como de otro debemos intercambiar francamente todas las informaciones que puedan ayudar a la negociaci¨®n. Creo que, efectivamente, como lo prob¨® el viaje del, presidente Mitterrand a Madrid, y como lo prob¨® en su d¨ªa el Reino Unido, las negociaciones pol¨ªticas y los esfuerzos bilaterales son enormemente ¨²tiles.
P. La adhesi¨®n de Espa?a y de Portugal se plantean como "procesos paralelos". ?Quiere decirse que ambas adhesiones se efectuar¨¢n simult¨¢neamente?
R. Esa es una cuesti¨®n explosiva, pero parece que aqu¨ª no hay m¨¢s que cuestiones explosivas. A petici¨®n de uno y de otro, hemos dicho siempre que cada demanda de adhesi¨®n deb¨ªa ser tratada seg¨²n sus propios m¨¦ritos. Lo mantenemos. Si se encuentra un obst¨¢culo insalvable para uno de los dos pa¨ªses, no hay raz¨®n para impedir la adhesi¨®n del que no padece los obst¨¢culos. No son cuestiones ligadas: la suerte de Espa?a no depende de la de Portugal, y viceversa. Ahora bien, puedo a?adir que creemos que es mejor para Espa?a, para Portugal y para la CEE que la adhesi¨®n se haga al mismo tiempo. Una ampliaci¨®n es una crisis -una crisis de crecimiento- y es mejor no tenerlas demasiado a menudo. Si una demanda apareciera bloqueada duranta a?os, entonces ser¨ªa otra cosa, pero no hay razones para ello y deber¨ªamos poder a¨²n hacer la ampliaci¨®n al mismo tiempo.
P. Parece que el presidente Mitterrand no s¨®l¨® quiere conocer los problemas que plantea la adhesi¨®n, sino tambi¨¦n tener en la mano las soluciones para cada uno de ellos...
R. Yo tambi¨¦n tengo esa impresi¨®n...
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