Tan amigos como eramos
El contraste se dio en el plano est¨¦tico porque sus ra¨ªces eran m¨¢s profundas y se nutr¨ªan en planteamientos sociol¨®gicos, ideol¨®gicos y doctrinarios.Naturalmente, este fue el resultado de diversas componentes socioecon¨®micas y geoecon¨®micas: del grado de desarrollo industrial y de proletarizaci¨®n, de la geograf¨ªa de ese desarrollo, de las caracter¨ªsticas determinadas, por ejemplo, por la tensi¨®n entre el centro y la periferia, decisiva en el caso espa?ol y diluida o inexistente en el caso protugu¨¦s.
El contraste tambi¨¦n result¨® el desfase entre la cronolog¨ªa de los dos reg¨ªmenes: el franquismo se instal¨® doce o trece a?os despu¨¦s del golpe militar del 28 de mayo de 1926, a partir del cual se hab¨ªa asentado el salazarismo.
Mientras que el franquismo se opuso a una rep¨²blica en cierto sentido moderna, agitada por una din¨¢mica transformadora y revolucionaria, el salazarismo lo hizo a una rep¨²blica decimon¨®nica.
Si bien el franquismo fue el producto de una guerra civil, el salazarismo surgi¨® tras una r¨¢pida intervenci¨®n del Ej¨¦rcito portugu¨¦s, para superar una crisis interpretada de forma confusa y contradictoria, aunque todos los militares coincid¨ªan en afirmar que el n¨²cleo del problema era claramante financiero.
Mientras que el franquismo tuvo que manejar el doble proceso de la guerra civil y de la construcci¨®n del Estado e hizo coincidir fuerzas con personalidad ideol¨®gica definida y ambiciones y proyectos contrapuestos (la Falange, el fascismo cat¨®lico de Acci¨®n Espa?ola, el tradicionalismo, etc¨¦tera), el salazarismo, expresi¨®n de alianzas socioecon¨®micas definidas, formulaci¨®n jur¨ªdico-constitucional y proceso de designaci¨®n del equipo dirigente, fue una construcci¨®n solitaria, de laboratorio, lenta, cuidadosa, hecha dentro del propio aparato del Estado casi individualmente y sin que nadie asumiese el menor esbozo de representatividad parapartidista.
Si bien el franquismo parti¨® de una colaboraci¨®n militar y pol¨ªtica de las fuerzas que quisieron abrirse camino con la victoria y fue siempre un conglomerado de composici¨®n variable, el salazarismo no tuvo que pagar ese precio: rechaz¨® las presiones mon¨¢rquico integristas de tipo maurrasiano o fascistoide, desech¨® el nacionalsocialismo de Rolao Preto y no propici¨® la institucionalizaci¨®n, como fuerza pol¨ªtica, del propio punto de partida log¨ªstico y organizativo del creador del r¨¦gimen, el ¨¢rea ligado al CADC (Centro Acad¨¦mico de Democracia Crist¨¢) y al Centro Cat¨®lico Portugu¨¦s. M¨¢s que bloquear a un sector, el r¨¦gimen de Salazar los inutiliz¨® pol¨ªticamente.
Un r¨¦gimen propio
Si bien el franquismo fue un r¨¦gimen de estructura castrense hasta en lo psicol¨®gico, que se apoy¨® en la verticalidad, la fidelidad y el mando conjunto, el salazarismo fue una gesti¨®n unificada y personalista, pero teorizada y exhaustivamente reglamentada. Si se quiere, es la diferencia entre el cesarismo pretoriano y el catedralismo. El franquismo fue un r¨¦gimen militar en el que los civiles tuvieron importancia; el salazarismo fue un r¨¦gimen civil en el que los militares tuvieron importancia.
Mientras que el franquismo se propuso reconstruir el Estado desde arriba y fundar un r¨¦gimen propio, el salazarismo no suprimi¨® la instituci¨®n republicana, por mucho que variase sus bases te¨®ricas.
Aunque la estructura ideol¨®gica es inevitablemente igual de cerrada en uno y otro r¨¦gimen, la base doctrinaria, y sobre todo jur¨ªdica y constitucional, fue todav¨ªa menos laxa en el caso portugu¨¦s, como tambi¨¦n lo fue la justificaci¨®n y el uso de la autoridad y su personalizaci¨®n. Los carismas y la forma de emplazarlos fueron diferentes, lo que ahonda la distancia entre la teor¨ªa del caudillaje y lo que el sucesor de Salazar defini¨® t¨¦cnicamente como "presidencialismo de presidente del Consejo".
En un plano m¨¢s directamente cultural, en intensidad, en profundidad de ra¨ªz hist¨®rica, o por lo menos de raz¨®n hist¨®rica, tambi¨¦n son diferentes las crisis nacionales que el franquismo y el salazarismo se propusieron superar, as¨ª como las s¨ªntesis que uno y otro trataron de elaborar.
En su ret¨®rica, el franquismo asumi¨® un ajuste de cuentas pol¨ªtico y cultural con parte del esp¨ªritu nacional y con Europa y polariz¨® una de las dos Espa?as m¨ªticas; volvi¨® al imperio, a la doble y sucesiva herencia de la Roma imperial y de la Roma cat¨®lica, a la contrarreforma, a la reacci¨®n contra la Ilustraci¨®n, al antienciclopedismo, al neotomismo y al tradicionalismo, y cre¨® la necesidad de un espacio hist¨®rico vital.
El salazarismo no fue tan lejos ni reivindic¨® una genealog¨ªa tan remota y pomposa. Sin embargo, tambi¨¦n sufri¨® Portugal el impacto militar napole¨®nico y pas¨® por su romanticismo pol¨ªtico y por su guerra civil entre el liberalismo y el absolutismo. Tuvo tambi¨¦n su crisis de fin de siglo, nada menospreciable, y su gran generaci¨®n finisecular, la generaci¨®n del 70, que es una fecha dram¨¢tica para Europa y no, como el 98 para Espa?a, un momento tr¨¢gico para el pa¨ªs. Portugal tambi¨¦n sufri¨® la ruptura del constitucionalismo ante los golpes de una crisis financiera que llev¨® al pa¨ªs al borde de la bancarrota; soport¨® el golpe moral del ultim¨¢tum ingl¨¦s, que puso t¨¦rmino al dorado sue?o de unir Angola con Mozambique, y pas¨® por la tensi¨®n de la creciente presi¨®n propagand¨ªstica republicana y de los movimientos obreros. Esa din¨¢mica acab¨® por producir la dictadura de Joao Franco; el reinado, r¨¢pido y ¨²ltimo, de don Manuel II, y, en 1910, la Rep¨²blica. Pero no es expl¨ªcitamente en esa crisis, y mucho menos en el derrumbamiento del antiguo r¨¦gimen o en el enfrentamiento con una Europa ilustrada, afrancesada y corrupta, en lo que el salazarismo hall¨® su justificaci¨®n.
Una cultura m¨¢s abierta
Si bien Portugal tuvo sus te¨®ricos de la decadencia, tentados por un regeneracionismo por la autoridad a la prusiana, desde el v¨¦rtice a la base, como Oliveira Martins; aunque tuvo sus suicidios m¨ªsticos (Camilo, Antero, Mouzinho) y su regicidio, y a pesar de que m¨¢s tarde sus modernistas-futuristas protestaban contra la saudade portuguesa, por ser la nostalgia enfermiza de los temperamentos agotados y dolientes y reclamaban que la Rep¨²blica, diecisiete a?os despu¨¦s de comenzado el siglo XX, crease la patria portuguesa del siglo XX, los portugueses no vivieron obsesiva y dram¨¢ticamente -como Espa?a vivi¨® su problema Espa?a- un problema Portugal, Como pa¨ªs fuertemente costero, muy comprometido con Brasil, con Africa y con el internacionalismo propio de su dependencia de Inglaterra, la suya es una cultura litoral y m¨¢s abierta.
Para justificar los muertos y el Estado de derecho que derroc¨®, el franquismo recurri¨® a esa ret¨®rica imperial, tridentina, antiilustrada y antieuropea. Con su pol¨ªtica atl¨¢ntica, africana, dependiente en relaci¨®n con Inglaterra, el salazarismo se construy¨® con materiales tambi¨¦n conservadores y contrarrevolucionarios, pero m¨¢s diluidos y modernos, m¨¢s civilistas y m¨¢s laicos: potenci¨® el socialcristianismo de Le¨®n XIII y de Benito XV, el antidemoliberalismo y el autoritarismo maurrasianos, el corporativismo en que convergen la l¨ªnea medievalizante de la Action Frangaise y la l¨ªnea superestatizante del fascismo mussoliniano. El catolicismo de Salazar no se uni¨® al Estado ni, como catolicismo, se fascistiz¨®. Por recatado, rural y coimbrano que sea su conservadurismo, y probablemente por eso mismo, su provincianismo fue del todo europeo.
Por todo esto, y naturalmente por mucho m¨¢s, las afinidades ideol¨®gicas y las convergencias t¨¢cticas de los dos reg¨ªmenes esconden diferencias considerables y, en algunos casos, dr¨¢sticas. Fueron las que prepararon y condicionaron las diferencias entre las concepciones est¨¦ticas del franquismo y del salazarismo.
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