Las dos comunidades aspiran a la creaci¨®n de un Estado federal
Nicosia, 2.000 fotos de carn¨¦ amarillentas contin¨²an mecidas por el viento que azota las pancartas colocadas en un ¨¢ngulo de la plaza Elefteria de Nicosia. Son las fotos de otros tantos greco-chipriotas desaparecidos en el curso de la invasi¨®n turca, en el verano de 1974, a ra¨ªz del golpe militar contra el Gobierno del arzobispo Makarios. Los greco-chipriotas siguen esperando que las autoridades de ocupaci¨®n turca, que controlan la f¨¦rtil zona del norte de la isla (40% del territorio) revelen el paradero o confirmen la muerte de los desaparecidos.Los turcos han creado en febrero de 1975 un Estado aut¨®nomo turco-chipriota que s¨®lo ha sido reconocido por Ankara, a pesar de lo cual en las diversas series de negociaciones entre las dos comunidades, en presencia del actual secretario general de las Naciones Unidas, Javier P¨¦rez de Cu¨¦llar, el dirigente turco-chipriota Rauf Denktash se ha presentado en posici¨®n de fuerza. La raz¨®n es simple: la zona turca cuenta con la presencia de un cuerpo expedicionario compuesto por m¨¢s de 30.000 hombres, y si s¨®lo representa el 40% del territorio, esa parte engloba el 70% del producto nacional bruto, el 65% de la capacidad hotelera, el 48% de las exportaciones agr¨ªcolas y el 56% de la producci¨®n minera.
Los greco-chipriotas no han olvidado a Makarios, al que consideran el padre de la naci¨®n. Su imagen aparece en las pancartas de los m¨ªtines con que los partidos pol¨ªticos de Nicosia recuerdan, este caluroso mes de julio, el aniversario del golpe dado por el joven teniente de la guardia nacional Nicos Sampson contra el arzobispo.
Desmilitarizaci¨®n de la isla
Los 530.000 greco-chipriotas y los 120.000 turco-chipriotas tienen un largo pasado de enemistad, a pesar de lo cual ambas comunidades aspiran a la constituci¨®n de un Estado federal, a¨²n cuando el matiz que se da a este ¨²ltimo difiere considerablemente en uno y otro lado. La base de trabajo de los negociadores sigue siendo el programa adoptado por Denktash y Kyprianu, en mayo de 1979, seg¨²n el cual se acepta la desmilitarizaci¨®n de la isla.
La insistencia, por parte de los turco-chipriotas, en el sentido de establecer un Estado bizonal compatible con su car¨¢cter federal, ha complicado el proceso negociador actualmente en suspenso. Para el Gobierno de Nicosia, el t¨¦rmino de bizonalidad equivale a aceptar la partici¨®n y resta sustancia a la v¨ªa federal, Denktash considera que s¨®lo la aceptaci¨®n de una bizonalidad con soberan¨ªa absoluta puede garantizar la seguridad de los turcos.
Los greco-chipriotas recusan tambi¨¦n las ¨²ltimas concesiones hechas por sus rivales, en agosto de 1981, en el sentido de restituir a Nicosia s¨®lo el 2,6% del territorio. Para romper ese nudo gordiano, Nicosia. es partidaria de una internacionalizaci¨®n del debate chipriota, paralelamente a la reanudaci¨®n de las negociaciones intercomunitarias. Pero con respecto a esa dualidad, los partidos grecochipriotas no se ponen de acuerdo. Para la formaci¨®n comunista Akel, dirigida por el veterano pol¨ªtico de 73 a?os Ezekias Papaioanu, una conferencia internacional sobre el problema chipriota debe desembocar no s¨®lo en la retirada del cuerpo expedicionario turco, sino en la de las dem¨¢s fuerzas extranjeras (alusi¨®n a las dos bases militares con que cuenta el Reino Unido, en Akrotiri y Dhekelia), as¨ª como en la abolici¨®n del tratado de alianza con Atenas en tanto que las formaciones socialistas Edek, de Vassos Lyssarides, y derechista Rally, de Glafkos Clerides, estiman que la supresi¨®n del tratado privar¨ªa al Gobierno hel¨¦nico de Andreas Papandreu del derecho a ayudar materialmente a Nicosia en caso de nuevas operaciones militares turcas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.