Macunaima / Felipe
El teatro Olimpia, la sala underground de este verano, muy bien llevada por la bella Isabel, est¨¢ echando Macunaima, el famoso espect¨¢culo brasile?o, con una movida a tope de progres de viscosilla con bocata y bote de cola.Macunaima, que ya triunf¨® en el centro de Madrid, es teatro total, un texto riqu¨ªsimo de Mario de Andrade, imaginativamente montado y narrado durante tres horas y media. Yo creo que forma, con Dios y el diablo en la tierra del Sol, del malogrado Glauber Rocha, y el Canto general, de Neruda, la magna trinidad que uno llamar¨ªa, con vocaci¨®n de ensayo, Barroco y subdesarrollo o El barroco del subdesarrollo. Y se me ocurre, al margen de todo ensayismo, que Felipe Gonz¨¢lez es Macunaima: una cosa entre el buen salvaje de Rousseau y el C¨¢ndido de Voltaire, m¨¢s el ni?o / lobo de Truffaut. Felipe vive su para¨ªso y su mitolog¨ªa natal en el hondo Sur, como Macunaima en la selva. Cuando viene a la ciudad (S?o Paulo/ Madrid) con sus hermanos, un mago intelectual (G¨®mez Llorente) y un indio eficaz (Guerra), pasa por toda clase de enga?os, sofisticaciones, m¨ªxtificaciones, crucifixiones y, al final, la mujer / enigma (el eterno femenino de la derecha) le devora una pierna. Agotado de gotas de sudor del alma, en su lucha contra la tecnificaci¨®n y el cosmopolitismo, decide subir al cielo y convertirse en la osa Mayor. Fin. Es cuando Felipe, amputada una pierna aquella vez que le descolgaron el crucifijo de Marx, decide ser la m¨¢xima constelaci¨®n de Poder, la osa Mayor sobre la Moncloa.
Desde el filme yanqui Vaquero de medianoche, uno no hab¨ªa visto tan brillantemente desarrollada la par¨¢bola del buen salvaje. En toda la izquierda pura y penetral hay, claro, un sue?o roussoniano, un proyecto adamita, antirrobinsoniano, anti / Daniel Defoe, para volver al origen lustral de la humanidad y la autobiograf¨ªa. Y he aqu¨ª que ahora mismo Espa?a ha vuelto a dar la nota reaccionaria cuando Ram¨®n de Miguel -uced¨¦- ha votado en Inglaterra, en la Comisi¨®n Ballenera Internacional, contra la moratoria en la caza de ballenas, ya pr¨¢cticamente aprobada. El gallego Juan Mass¨® podr¨¢ seguir matando cet¨¢ceos con sus tres barcos balleneros, si esto prospera, y vendiendo ballenas desguazadas a Jap¨®n. Los movimientos ecologistas de Espa?a y del mundo han llegado a pintar las ballenas de rojo para inutilizar su piel y que URSS / USA no las maten. Alg¨²n velero intr¨¦pido se ha interpuesto entre un ballenero ruso y la ballena, de manera que los cazadores no han podido disparar sobre la pieza por no matar hombres. El ecologismo o voto verde supone una izquierda auroral como era la de Felipe en Andaluc¨ªa y la de Macunaima en la selva. Mi querido amigo Guido Brunner, embajador en Madrid de Alemania Federal y ex alcalde de Berl¨ªn, acaba de dar una conferencia sobre las explotaciones energ¨¦ticas planetarias, la puesta en peligro del planeta azul y las consecuencias filos¨®ficas de todo esto:
-Con lo de las "consecuencias filos¨®ficas" creo que me he metido en camisa de once varas, Umbral.
En el Tercer Mundo la protesta barroca y profunda de los textos y filmes que he citado, y que culmina art¨ªstica y pol¨ªticamente en Macunaima (a Macunaima le mata un hijo la sulfataci¨®n qu¨ªmica). En Estados Unidos, aquel vaquero perdido en Manhattan, que tambi¨¦n utiliza el tel¨¦fono cual elemento m¨¢gico, como Macunaima. En Espa?a, un intelectual y diplom¨¢tico tan clarividente como Guido Brunner, que habla en nombre de Alemania. Felipe Gonz¨¢lez, hermano natural y tercermundista del brasile?o, se ha limitado a un "de entrada, no" respecto de ciertas contaminancias. Macunaima hubiera ido m¨¢s lejos.
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