Los sindicatos italianos se preparan para un 'oto?o caliente'
Lo cierto es que, si no se ha llegado el mi¨¦rcoles a una nueva fase del sindicato, en la cual los tres grandes gremios empiecen a ir cada cual por su parte, se debe, sobre todo, a la gran amistad personal que une a los tres secretarios generales: Lama, Carniti y Benvenuto, que tantas batallas han hecho juntos y y que tanto han defendido siempre la unidad.Pero el problema de fondo es pol¨ªtico. En un pa¨ªs en el que los sindicatos han sido siempre, en realidad, un aut¨¦ntico partido sombra, que ha tenido voz y voto, no pod¨ªa dejar de repercutir la nueva fase que se est¨¢ abriendo en el campo del Gobierno.
La frustraci¨®n de no gobernar
Por una parte, el partido comunista, que est¨¢ detr¨¢s del gremio CGIL, que es el m¨¢s fuerte del pa¨ªs, no quiere exponerse a las cr¨ªticas de su base obrera m¨¢s extremista que vive a¨²n con pasi¨®n la funci¨®n de oposici¨®n al Gobiemo y la frustraci¨®n de no poder participar directamente en los Gobiernos del pa¨ªs. Al contrario, el partido socialista, que est¨¢ recobrando su perdida autonom¨ªa como partido de la izquierda, diferenciado del partido comunista, del que en los a?os pasados parec¨ªa m¨¢s bien un monaguillo o un sat¨¦lite, est¨¢ empujando para tener a sus espaldas un sindicato que represente la nueva pol¨ªtica del l¨ªder socialista, Bettino Craxi, que aspira a sustituir en el pa¨ªs la centralidad pol¨ªtica, que desde hace cuarenta a?os tiene en sus manos la Democracia Cristiana.
La pol¨ªtical de Craxi es una pol¨ªtica reformista, y en ella est¨¢ enderezando toda la pol¨ªtica de su partido. Ha pedido, en efecto, una gran reforma, incluso constitucional, para dar a este pa¨ªs la posibilidad, hasta hoy considerada imposible, de tener Gobiernos estables que promuevan el desarrollo y defiendan el puesto de trabajo.
En esta l¨ªnea est¨¢ el joven y din¨¢mico sindicato presidido por el socialista Giorgio Benvenuto. Es un sindicato que recoge hoy a la mayor¨ªa de los socialistas, a los republicanos y a los liberales, socialdem¨®cratas y a no pocos trabajadores que militan en los peque?os partidos m¨¢s radicalizados, como Democracia Proletaria y el Partido Radical.
Y es significativo que en los ¨²ltimos tiempos, en las grandes concentraciones nacionales organizadas unitariamente por los tres gremios sindicales, el m¨¢s contestado por la base sindical haya sido siempre el secretario de este sindicato, Giorgio Benvenuto, hasta el punto de impedirle hablar con gritos y lanzamiento de objetos. Y Benvenuto, que sabe muy bien que sus grandes adversarios son las bases comunistas m¨¢s extremistas, ha dicho claramente que no es posible que puedan seguir juntos en un mismo sindicato quienes han decidido hacer las paces y quienes siguen a¨²n so?ando con la revoluci¨®n.
Por otra parte, el tercer gremio, que en realidad es el m¨¢s numeroso -es decir, el de CSIL-, que recoge el 90% de democristianos y un peque?o grupo de socialistas, est¨¢ viviendo tambi¨¦n, en este momento, una fase nueva. A la secretar¨ªa del partido democristiano, ha llegado en los meses pasados un hombre de mucho empuje: el joven sure?o Ciriaco de Mita, de la izquierda del partido. Lo llaman ya el "Craxi democristiano" por su dinamismo y su decisi¨®n de transformar el viejo partido democristiano en un partido moderno, popular y eficiente, algo muy parecido a lo que est¨¢ haciendo Craxi con el partido socialista.
Se dijo desde el primer momento que la nueva elecci¨®n de De Mita pod¨ªa provocar dos reacciones opuestas: o un enfrentamiento abierto con el tigre Craxi, o bien un acuerdo de hierro, si ambos, dos hombres de gran personalidad, acabaran entendi¨¦ndose. Por el momento, se ha realizado la segunda hip¨®tesis. Ha bastado un encuentro personal entre el tigre y el le¨®n, como les llaman los observadores pol¨ªticos, para que, por lo menos hasta despu¨¦s del verano, el primer ministro, Giovanni Spadolini, pueda seguir durmiendo tranquilo. Se ha evitado as¨ª la crisis de Gobierno y las elecciones anticipadas de octubre.
La eterna oposici¨®n
Pero la lucha seguir¨¢ siendo dura y subterr¨¢nea, porque ambos l¨ªderes pretenden reforzar sus respectivos partidos, los cuales son, a su vez, una mina de votos de f¨¢cil tr¨¢nsito del uno al otro partido. Y entre los dos, el partido comunista, que ve con preocupaci¨®n un posible acuerdo entre De Mita y Craxi, lo cual podr¨ªa conducir a la formaci¨®n de un centroizquierda muy s¨®lido, que obligar¨ªa a los comunistas a quedarse eternamente en la oposici¨®n, si su l¨ªder, Enrique Berlinguer, no cambiara su r¨ªgida posici¨®n de "o al Gobierno o a la oposici¨®n". Pero es precisamente ese posible pacto entre democristianos y socialistas lo que podr¨ªa obligar a los comunistas a reexaminar esa postura dr¨¢stica para poder estudiar nuevas f¨®rmulas de participaci¨®n en el Gobierno del pa¨ªs, sin que, esto suponga autom¨¢ticamente el entrar con ministros propios en el Gabinete gubernamental
Y de estos juegos pol¨ªticos depender¨¢, en realidad mucho, en el futuro inmediato, la continuidad o la ruptura de la unidad sindical
En este momento, por ejemplo, el caballo de batalla que, pr¨¢cticamente, ha llevado a una ruptura moment¨¢nea de esa unidad, hasta el punto que han sido anulados todos los encuentros unitarios ya programados para antes del oto?o, es el dif¨ªcil y espinoso tema de la reestructuraci¨®n del mecanismo que hoy regula el sueldo de los trabajadores en este pa¨ªs. La primera gran acusada es la famosa escala m¨®vil, ya rechazada por la empresa privada y hasta por la p¨²blica. En realidad, es un instrumento que ya est¨¢ muerto y que todos saben que necesita una revisi¨®n a fondo. Pero es aqu¨ª donde el desacuerdo entre los comunistas de CGIL y los otros sindicalistas de CISL y UIL llevan enfrent¨¢ndose, sin llegar a un acuerdo, desde hace m¨¢s de un a?o. Los no comunistas afirman que, en realidad, hoy la escala m¨®vil no defiende ya el sueldo real de los trabajadores, porque es un elemento inflacionario. Y que, por tanto, lo importante es buscar una f¨®rmula nueva que asegure la defensa real de los sueldos.
Los comunistas afirman que en el momento en que en Italia se tocara la escala m¨®vil, los trabajadores perder¨ªan su mayor arma de defensa, ya que es el ¨²nico instrumento que, de alguna manera, asegura un aumento autom¨¢tico del salarlo cada tres meses. De todo lo dem¨¢s no se f¨ªan.
Pero el problema ha llegado a su punto ¨¢lgido, ya que toda la empresa privada y p¨²blica se opone a abrir las negociaciones para los nuevos contratos de trabajo, si contempor¨¢neamente no se abre un debate para analizar, de arriba a abajo, todo el mecanismo de los sueldos en este pa¨ªs.
Y el momento es grave, porque precisamente en estos d¨ªas el Gobierno de centroizquierda, presidido por el republicano Spadolini, est¨¢ discutiendo toda una nueva pol¨ªtica de sacrificios econ¨®micos, considerada la m¨¢s importante de la posguerra hasta hoy. Y puesto que el punto central es el enfrentamiento, desde hace seis meses, de los sindicatos con la Cofindustria, que se opone a abrir la sesi¨®n de los contratos si antes los sindicatos y el Gobierno no aceptan que se discuta la pol¨ªtica salarial, los tres gremios sindicales han acabado el mi¨¦rcoles, poni¨¦ndose de acuerdo en una sola cosa: en empezar a estudiar nuevos mecanismos que regulen el salario en esta fase tan grave para la econom¨ªa italiana. Pero, puesto que no fue posible encontrar un acuerdo sobre una propuesta unitaria, cada uno de los gremios va a presentar en estos d¨ªas una propuesta aut¨®noma, que ser¨¢ discutida con las empresas.
Y por ahora todo hace prever que la propuesta comunista ser¨¢ muy diversa de la que presentar¨¢n democristianos y socialistas. M¨¢s reformista esta ¨²ltima y m¨¢s radical la comunista.
En realidad, todo se ha parado moment¨¢neamente, para volver a la lucha acabado el verano. Una vez m¨¢s se habla aqu¨ª de un oto?o caliente, que este a?o, dicen, podr¨¢ ser de fuego. Podr¨¢ suceder de todo, porque, en realidad, los sindicatos son la fuerza pol¨ªtica m¨¢s importante.
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