La pastoral de los obispos vascos

LA REPERCUSION alcanzada por la pastoral de los obispos vascos en torno al proyecto de ley org¨¢nica para la Armonizaci¨®n del Proceso Auton¨®mico, pendiente de aprobaci¨®n en el Senado, muestra que la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, m¨¢s all¨¢ de su magisterio sobre los fieles en cuestiones que le son propias, contin¨²a aspirando a ejercer su influencia "sobre el conjunto de la vida p¨²blica espa?ola. El hecho de que el art¨ªculo 16 de la Constituci¨®n, al referirse a las relaciones de los poderes p¨²blicos con las confesiones religiosas, cite de forma expresa a la Iglesia cat¨®lica ha concedido a los obispos una situaci¨®n institucional privilegiada para hacer o¨ªr su voz y para aspirar a que sus opiniones sean tomadas en consideraci¨®n por los gobernantes. Cuando la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica se pronuncia sobre el divorcio, sobre el aborto, sobre la ense?anza o sobre la situaci¨®n del Pa¨ªs Vasco no se propone tan s¨®lo aleccionar a los cat¨®licos de estricta obediencia sobre sus deberes como hijos de la Iglesia sino que aspira, sobre todo, a que los poderes de un Estado no confesional legislen, gobiernen o juzguen de acuerdo con las opiniones o con las instrucciones expresadas por la Conferencia Episcopal o por un grupo de obispos.Los medios conservadores acogen con aplausos que la jerarqu¨ªa act¨²e como un grupo de presi¨®n sobre las Cortes Generales y el Gobierno para proteger la financiaci¨®n de los colegios religiosos con cargo a los fondos p¨²blicos o para subordinar la regulaci¨®n jur¨ªdica del matrimonio y de la interrupci¨®n voluntaria del embarazo a las prescripciones de la moral cat¨®lica tradicional. En cambio, las incursiones de los obispos en terrenos relacionados con la defensa de los derechos humanos o con otros temas legislativos reciben airadas respuestas. Ni hay que rasgarse las vestiduras porque los obispos opinen sobre la educaci¨®n, el divorcio o la violencia, ni hay que ceder al reflejo c¨¦saro-papista de considerar que las ideas expresadas por altos dignatarios eclesi¨¢sticos poseen fuerza vinculante, ni siquiera moral, en una sociedad pluralista que garantiza la libertad ideol¨®gica y religiosa de los ciudadanos y que elige a sus gobernantes mediante el sufragio universal.

La sociedad espa?ola debe aprender a colocar en su debido lugar las actitudes o las apuestas de la Iglesia en cuestiones pol¨ªticas, sin restarles la importancia que siempre merecen las intervenciones de tan influyente grupo de presi¨®n, pero sin considerarlas una coactiva amenaza a la independencia de unas instituciones que reciben su legitimidad de las urnas y no de una transmisi¨®n taumat¨²rgica de poderes.

A principios de abril de 1981 los obispos vascos publicaron una pastoral conjunta, titulada Salvar la libertad, en la que expon¨ªan una valiente e inequ¨ªvoca condena del terrorismo y pon¨ªan en guardia, al tiempo, contra los peligros de una pol¨ªtica represiva en el Pa¨ªs Vasco. Aquel documento provoc¨® una gran indignaci¨®n en el Gobierno, que present¨® incluso una protesta formal ante el Vaticano por esa intromisi¨®n eclesi¨¢stica, expresi¨®n nunca empleada, en cambio, cuando la jerarqu¨ªa presiona en favor del Estatuto de Centros Docentes o la legislaci¨®n sobre el matrimonio o el aborto. Ahora, la pastoral Respetar la justicia y salvar la paz, centrada en la cr¨ªtica a la LOAPA, ha desatado una reacci¨®n igualmente desproporcionada y claramente sesgada en la interpretaci¨®n d¨¦ algunas de las afirmaciones del documento.

La pastoral, ciertamente, es insuficientemente anal¨ªtica y pronuncia su sentencia contra la LOAPA sin exponer los argumentos y los considerandos en los que presumiblemente se apoya el fallo condenatorio. Los obispos dicen que no pretenden "en modo alguno entrar en los aspectos t¨¦cnicos y jur¨ªdicos de la LOAPA", pero resulta sencillamente imposible alcanzar las conclusiones a las que llegan sin realizar esa valoraci¨®n. En efecto, la pastoral -afirma que la LOAPA constituye "una modificaci¨®n notable y unilateral del estatuto", representa "un incumplimiento del compromiso del Estado con la comunidad vasca" y significa "una pr¨¢ctica derogaci¨®n parcial del Estatuto de Autonom¨ªa" y "un retorno disimulado hacia el viejo modelo centralista, retocado mediante una cierta descentralizaci¨®n administrativa". A nuestro juicio, hay mucho de cierto en tales afirmaciones, pero la forma de dar apoyatura a esas tajantes tesis no puede ser otra que demostrar, con argumentos t¨¦cnico-jur¨ªdicos, que la LOAPA es una norma anticonstitucional. El esfuerzo por disfrazar de juicio moral una apuesta pol¨ªtica conduce a los obispos a un callej¨®n sin salida y transmite a su actitud tintes innecesariamente sospechosos.

En cualquier caso, parece deshonesto, y casi calumnioso, atribuir a la pastoral de los obispos alg¨²n grado de connivencia o tolerancia con la violencia terrorista. El documento recuerda que otras pastorales han denunciado los m¨²ltiples peligros para la paz y la justicia derivados de la violencia, indica que su preocupaci¨®n por la LOAPA no significa privilegiar ese tema por encima de otras amenazas, subraya que "los medios violentos contradicen frontalmente el objetivo pretendido de una sociedad pacificada" y afirma que "un pueblo no puede permitir hacer el juego a grupos violentos que manipulan y extrapolan aspiraciones leg¨ªtimas, poni¨¦ndolas al servicio de proyectos partidistas que, por los objetivos propuestos y las estrategias y medios utilizados, constituyen un grav¨ªsimo atentado contra la democracia y la paz". Los temores expuestos por la pastoral acerca de los negativos efectos que pudiera producir en el pueblo vasco la aprobaci¨®n de la LOAPA, en el sentido de reforzar las posiciones de quienes rechazan las v¨ªas del di¨¢logo y preconizan el recurso a la presi¨®n violenta, no son ni un chantaje ni una amenaza sino una preocupaci¨®n digna de ser tenida en cuenta. Los obispos, tras condenar la idea de que "las actuaciones al margen de la ley y la violencia terrorista" pudieran ser "el ¨²nico camino posible", exhorta a las autoridades auton¨®micas a que pongan en pr¨¢ctica "una denonada voluntad de di¨¢logo y negociaci¨®n" y, caso de quedar cegada esa v¨ªa, no olviden nunca que los procedimientos empleados para combatir la LOAPA deber¨¢n estar "siempre acordes con las exigencias de la ¨¦tica en una sociedad democr¨¢tica". La pastoral, en suma, se halla muy pr¨®xima a las posiciones mantenidas por el PNV a prop¨®sito de la LOAPA pero en las ant¨ªpodas de cualquier justificaci¨®n de la violencia terrorista. Que el PNV y los obispos vascos tengan la raz¨®n o se equivoquen en este asunto es algo que, en cualquier caso, s¨®lo la discusi¨®n sensata y el an¨¢lisis de los argumentos pueden decidir. En ¨²ltimo caso ser¨¢ el Tribunal Constitucional quien decida sobre la adecuaci¨®n de la discutida ley a la norma fundamental del Estado, sin que la arrogancia de las mayor¨ªas aritm¨¦ticas valga para legitimar una norma que desborde o conculque la Constituci¨®n espa?ola de 1978.