Las diferencias aliadas s¨®lo pueden reportar beneficios a Mosc¨²
La URSS, que ya ha expresado su intenci¨®n de proseguir adelante en la construcci¨®n del gasoducto siberiano, con o sin ayuda occidental, contempla en silencio la guerra del acero que se ha desencadenado entre Estados Unidos y los pa¨ªses de Europa Occidental. El tema no parece haber apasionado a la Prensa sovi¨¦tica, pero a¨²n parecen vigentes los comentarios hechos por ¨¦sta durante las cumbres de pa¨ªses industrializados en Ottawa y Versalles. Estados Unidos -afirmaban entonces los comentaristas oficiales de Mosc¨²- pretende hacer avanzar su econom¨ªa sin reparar en los da?os que ocasiona a sus aliados.Como ya sucedi¨® en el enfrentamiento atl¨¢ntico por la financiaci¨®n y venta de tecnolog¨ªa norteamericana para la construcci¨®n del gasoducto, este nuevo conflicto econ¨®mico entre ambas orillas del Atl¨¢ntico norte puede, sin duda, despertar contento en los dirigentes sovi¨¦ticos.
La guerra del acero estall¨® justo despu¨¦s de que Washington tratara de presionar nuevamente a la Europa capitalista para que ¨¦sta no participara en el proyecto del gasoducto de Urengoy. Ahora se espera que el Kremlin vuelva sobre los argumentos utilizados entonces: la cooperaci¨®n con la URSS servir¨¢ para revitalizar sectores econ¨®micos deprimidos de Europa Occidental.
De modo causalmente prof¨¦tico, la Prensa de la URSS recordaba en las ¨²ltimas semanas c¨®mo el sector sider¨²rgico de Alemania Occidental iba a poder beneficiarse con el contrato del siglo para la construcci¨®n de tuber¨ªas destinadas al gasoducto de Urengoy. Nuevamente se afirmaba que m¨¢s de 200.000 trabajadores de la Rep¨²blica Federal de Alemania dependen de la cooperaci¨®n econ¨®mica con la URSS para poder conservar su empleo.
La moraleja parece obvia: Mosc¨² trata de presentarse frente a Europa Occidental como un socio solvente y viable, frente a las dudas y mezquindades de Estados Unidos. Naturalmente, el tema tiene tambi¨¦n una lectura pol¨ªtica visto desde el lado del Kremlin. Los sovi¨¦ticos afirman que las diferencias entre Wash¨ªngton y Europa sobre la cooperaci¨®n Este-Oeste son algo m¨¢s que una an¨¦cdota y obedecen a planteamientos completamente opuestos.
Intereses contrapuestos
Seg¨²n Mosc¨², la "pol¨ªtica agresiva de Estados Unidos excluye la cooperaci¨®n econ¨®mica con el Este, mientras que Europa ve en esta cooperaci¨®n una posible salida a sus problemas econ¨®micos y, sobre todo, un seguro contra una hipot¨¦tica tercera guerra mundial, de la que ser¨ªa v¨ªctima principal".
Los medios oficiales sovi¨¦ticos gustan de subrayar los intereses contrapuestos de Washington y el resto de sus aliados. La guerra del acero -se piensa en medios occidentales de Mosc¨²- puede ser utilizada por la URSS como un nuevo argumento.
Hasta el momento, Mosc¨² ha guardado silencio ante este conflicto econ¨®mico que enfrenta a pa¨ªses capitalistas. Posiblemente, confiando en que la abstenci¨®n verbal sea su mejor arma en esta guerra del acero, de la que, previsiblemente, la URSS s¨®lo puede sacar beneficios.
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