Sanidad ambiental y contaminaci¨®n costera
El estado de las costas y las playas espa?olas se ha convertido en los ¨²ltimos d¨ªas en un tema de gran actualidad. Evidentemente, a ello ha contribuido la llegada del verano, hora de hacer las maletas para irse a pasar unos d¨ªas en una playa pensando en dejar atr¨¢s los humos de la ciudad.Tras la informaci¨®n facilitada por los responsables de algunos de los organismos sanitarios costeros y la publicaci¨®n del informe donde se recogen los resultados de la Red de Vigilancia Sanitaria de las Playas del verano pasado, las declaraciones sobre el tema se han multiplicado. En general, todas coinciden en que la situaci¨®n de la gran mayor¨ªa de nuestras playas no supone un peligro sanitario. Solamente en puntos muy localizados -y por todos conocidos- del litoral la situaci¨®n puede que sea preocupante. En el resto, aunque evidentemente hay contaminaci¨®n en algunas zonas, los niveles no representan riesgo para los ba?istas.
Por todo ello ha sorprendido la gran importancia que se ha dado este a?o a dicho informe, que se publica regularmente desde 1979. Sobre todo sorprende por ser la contaminaci¨®n fecal de las playas uno solo de los aspectos de la contaminaci¨®n costera y, desde luego, no el m¨¢s importante.
En base a los resultados de otros trabajos ya publicados, resulta evidente la gran importancia que tiene la contaminaci¨®n de las costas (no s¨®lo las espa?olas) por sustancias de origen industrial. Muchas de estas sustancias no son biodegradables, tienden a ser acumuladas por especies marinas (por tanto, pueden entrar en la cadena alimentaria del hombre) y poseen un fuerte car¨¢cter t¨®xico o cancer¨ªgeno. Asimismo es bastante frecuente el aporte incontrolado de nutrientes. Con esto se rompe el equilibrio ecol¨®gico de zonas de gran inter¨¦s y se puede provocar la proliferaci¨®n de especies indeseables (ejemplo concreto de ello es el caso de las mareas rojas o de los blooms de algas Ceramium).
?Por qu¨¦ estos otros aspectos no reciben la atenci¨®n que? tiene el tema de las playas? ?Qu¨¦ medidas depuradoras son las que han controlado esta contaminaci¨®n? La m¨¢s efectiva por ahora parece haber sido la no instalaci¨®n de una red de vigilancia apropiada.
Entre el p¨²blico y los que trabajamos sobre el tema existe una preocupaci¨®n creciente por estas contaminaciones. Con todo ello, y para la aplicaci¨®n de medidas correctoras, hay que aceptar -a riesgo de parecer alarmistas que se pueda aplicar a nuestras costas la frase de un amigo m¨ªo encargado de la red de vigilancia de la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica en una ciudad espa?ola en que ¨¦sta es famosa: "Si quieres contaminar un punto, col¨®cale una estaci¨®n de medida de la contaminaci¨®n".
?Cu¨¢l es el camino a seguir? Yo creo que, en primer lugar, tenemos que conocer d¨®nde estamos, cu¨¢l es el nivel real de contaminaci¨®n y qu¨¦ significaci¨®n tiene.
Para esto necesitamos de red es de vigilancia que incluyan actividades de investigaci¨®n (sin ellas se caer¨ªa otra vez en el defecto de acumular datos y datos sin interpretarlos adecuadamente).
Hay que potenciar la actuaci¨®n conjunta de diferentes organismos y departamentos, clarificando la actual confusi¨®n y duplicidad de funciones y competencias. Para ello no faltan ejemplos donde tal cooperaci¨®n ha funcionado o se va a poner en pr¨¢ctica, como en la mencionada Red de Vigilancia de las Playas y Zonas Recreativo-Costeras, el Estudio del delta del Ebro o el Plan de vigilancia de la contaminaci¨®n del Mediterr¨¢neo.
Los resultados de estas acciones se deben integrar en un programa ¨²nico de lucha contra la contaminaci¨®n costera, uno, de cuyos aspectos m¨¢s importantes ha de ser la salvaguardia de la salud frente a agresiones ambientales (no en balde la contaminaci¨®n del ambiente tiene importancia, principalmente por sus efectos sobre la salud de las personas). Esta salvaguardia requiere de una decidida atenci¨®n y unos medios adecuados.
Resulta desalentador observar la escasa atenci¨®n que ha recibido hasta ahora este tema por parte de la Administraci¨®n. Baste como ejemplo indicar que, frente a una dedicaci¨®n a sanidad ambiental del 30% del presupuesto y entre un 20% y un 30% del personal de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, en el Ministerio de Sanidad y Consumo se redujo a la categor¨ªa de servicio la ¨²nica subdirecci¨®n general que ten¨ªa dedicada a ello (en el ministerio hay en total, aproximadamente, veinte subdirecciones sanitarias). A pesar de todos los intentos emprendidos para remediarlo, esta situaci¨®n se mantiene por ahora.
Con todo ello, yo soy optimista. Creo que la contaminaci¨®n de nuestras costas no es preocupante m¨¢s que en zonas muy concretas, en las que, desde luego, no es irreversible. Con una actuaci¨®n decidida es posible cambiar la tendencia actual; por ello, en este tema se puede parafrasear a Pablo Guerrero cuando dice: "T¨² y yo sabemos que hay se?ales que anuncian que la siesta se acaba y que una lluvia fina, sin bioenzimas, claro, limpiar¨¢ nuestra casa".
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