El Soro recupera su tir¨®n popular
ENVIADO ESPECIALAl Soro le pitaron muchos despu¨¦s de su mala primera faena. Estaba El Soro de capa ca¨ªda en esta feria de su tierra, y estaban muy preocupados quienes le apoderan, porque ve¨ªan perdida la rentabilidad del torero. Pero en el ¨²ltimo momento recuper¨® su tir¨®n popular.
Le bast¨® con hacerse un l¨ªo. Al p¨²blico festero valenciano, como a tantos otros, le gusta el ajetreo, la burda emotividad del diestro que parece estar a. merced del toro. A la exquisitez de la faena de Espl¨¢ la tarde de los Miura, por ejemplo, que constituy¨® uno de los acontecimientos m¨¢s importantes de la temporada, apenas le dio m¨¦rito, y en cambio, le volv¨ªan loquito los regates del Soro.
El Soro, por propia voluntad o porque le salieron as¨ª las cosas, dio a su p¨²blico lo que le gusta, y mulete¨® desastrado, entre achuchones, revueltas, manotazos, p¨¦ndulos y un desplante final a cuerpo limpio. Semejante refriega le vali¨® un triunfo de clamor. Obtenidas las dos orejas, dio una bulliciosa y lenta vuelta al ruedo, besando ni?os, que le bajaban desde el tendido; recogiendo flores, frutas, cajas de bombones, y puros, no: c¨®mo cambian los tiempos.
Plaza de Valencia
1 de agosto.Corrida de la Prensa y ¨²ltima de feria. Toros de Cebada Gago, bien presentados, flojos, dieron juego. Cuarto de N¨²?ez Hermanos, astifino, flojo. D¨¢maso Gonz¨¢lez. Ovaci¨®n y saludos / Silencio. El Soro. Divisi¨®n y saludos / Dos orejas. Pedro Castillo. Palmas / Aplausos.
Ya tiene Valencia otra vez en danza a El Soro. Pero quiz¨¢ no se las pueda prometer muuy felices pues el torero, desde la cornada de Madrid, parece haber perdido buena parte de su valor.
As¨ª, antes banderilleaba sin demasiada ortodoxia, pero con arrojo, mientras que ahora lo hace reuniendo a la altura del rabo. Y se le ve nervioso, atropellado, confundido, incluso con las reses nobles. Su primer enemigo era boyante, y despu¨¦s de aplicarle unos derechazos decorosos, se dej¨® ir a toriles, que era p¨¦simo terreno, en el cual pas¨® muy senos apuros. Todo el ruedo necesit¨® El Soro para torear ese toro y en ninguna parte se encontr¨® a gusto. Pero, en definitiva, con el fin de la feria consigui¨® recuperar la popularidad, que era lo que necesitaba para despejar un poco, su nebuloso futuro profesional.
Emoci¨®n en el ruedo
D¨¢maso Gonz¨¢lez sustituy¨® al anunciado Jos¨¦ Luis Palomar y cedi¨® sus honorarios a beneficio de la familia del inforfunado Carriles, que pertenec¨ªa a su cuadrilla y falleci¨® en esta plaza de un infarto el pasado jueves. Brind¨® a su memoria el primer toro y lo hizo junto al burladero donde se produjo el ataque card¨ªaco. El momento result¨® de una gran emotividad y lo aplaudi¨® con fuerza el p¨²blico. Despu¨¦s, D¨¢maso no conseguir¨ªa redondear faenas. Anduvo muy cerca de los pitones, baj¨® la mano, expuso, como siempre hace, mas sus aborregadas reses se le quedaban, como p¨¢nfilas, a mitad de los viajes.
Un poco nos amarg¨® la fiesta el hombrecito D¨¢maso, "senyero" ¨¦l, que abandera una valencian¨ªa taurina ganada a pulso, pues no acababa de dar pases. D¨¢maso es de esos toreros a quienes hay que mandarles un recado diciendo que les llaman por tel¨¦fono, o que la gr¨²a se les lleva el coche, o cosas as¨ª.
Pero ayer nos enteramos en la plaza,de Valencia de que a D¨¢maso Gonz¨¢lez le ha salido en la muestra p¨²blica de tales actitudes premiosas un competidor, llamado Pedrito Castillo., Este joven espada, que banderillea cuadrando bien en la cara -mejor que El Soro, desde luego-, es un devoto del derechazo y a ¨¦l se aplic¨® sin medida en el manejable tercero. El sexto, en cambio, de impresionante trap¨ªo, no lo dej¨®, pues derrotaba con mucho peligro. A este toro le aguant¨® las violentas tarascadas y sufri¨® varios desarmes.
Le aplaudieron la voluntad, pero poco, pues la gente estaba por El Soro, al que sacaron a hombros y ya lo tienen como figura de ¨¦poca. Veremos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.