"El sexo en la vejez puede ser m¨¢s grato que en la juventud"
"Hay que destruir el mito de que los ancianos no tienen inter¨¦s en el sexo y que, si lo tienen, son obscenos, como si no fuera acaso normal y correcto para todos tener relaciones ¨ªntimas hasta el final de la vida". Esta es una de las ideas que defiende el geront¨®logo y geriatra estadounidense Robert N. Butler, director del Instituto Nacional del Envejecimiento de EE UU y presidente del primer departamento de Geriatr¨ªa de la Mount Sinai School of Medicine Nueva York.
Butler, que ha asistido en Viena a la Asamblea Mundial de la ONU sobre el Envejecimiento, en calidad de observador de la OMS (Organizaci¨®n Mundial de la Salud), es uno de los l¨ªderes de la investigaci¨®n gerontol¨®gica norteamericana y se ha concentrado especialmente en aspectos sociales y psicol¨®gicos de la vejez.El cient¨ªfico estadounidense gan¨® el Premio Pulitzer en 1976 con un ensayo sobre la vejez y ha provocado pol¨¦micas con su obra Sex after sixty (El sexo despu¨¦s de los sesenta), publicada en colaboraci¨®n con Myrna Lewis. Butler, que tiene 55 a?os y es padre de cuatro hijas, la menor de ellas de poco m¨¢s de dos a?os, cree que hay que abolir el estereotipo del v¨ªejo verde (dirty old man o dirty old woman) y que se debe restituir a los ancianos el derecho a disfrutar de una vida sexual normal, que puede ser incluso m¨¢s satisfactoria que la de una persona joven".
A medida que uno envejece, dice Butler, se adquiere "el segundo lenguaje de la sexualidad" y el ego¨ªsmo juvenil se transforma a menudo en "un mayor sentido l¨²dico, en m¨¢s expresividad y amabilidad".
La medicaci¨®n, las enfermedades, los prejuicios sociales y la familia del anciano son los problemas m¨¢s graves con los que ¨¦ste topa a la hora de reivindicar su sexualidad, opina el geront¨®logo estadounidense,
Los medicamentos interfieren a veces con la sexualidad, pero la persona anciana no se atreve en ocasiones a comentar este aspecto con su m¨¦dico, quien a solucionar el problema, o bien cambiando los medicamentos, o bien reduciendo la dosis.
Enfermedades como la artritis o las dolencias cardiacas pueden, por otra parte, ser dolorosos obst¨¢culos para una relaci¨®n er¨®tica, pero se pueden tomar precauciones. Si se trata de artritis, "elegir para la relaci¨®n sexual ciertas horas del d¨ªa en que los m¨²sculos est¨¢n m¨¢s relajados" y si las molestias son cardiacas, "tomar medicamentos contra el dolor inmediatamente antes de iniciar la relaci¨®n".
El miedo a perder la herencia y el dinero o las propiedades del viejo hace que "la familia sea en ocasiones sorprendentemente insolidaria con el anciano que ha decidido buscarse una nueva amiga o esposa".
Las mujeres est¨¢n mejor preparadas
La sociedad, con todo, parece aceptar mejor que un anciano corteje a una joven que al rev¨¦s, y la viuda alegre no goza de simpat¨ªas. En este punto es donde el concepto de viejo verde tiene su equivalente femenino con toda su carga de profundos prejuicios, dice Butler.El geront¨®logo norteamericano cree que ya que las mujeres viven m¨¢s tiempo que los hombres, "deber¨ªan seleccionar a sus parejas masculinas tres o cuatro a?os m¨¢s j¨®venes que ellas".
"La mayor longevidad de las mujeres puede estar relacionada con el hecho de que ¨¦stas tienen mejores sistemas inmunol¨®gicos y tal vez pueden luchar mejor contra la infecci¨®n y la diseminaci¨®n de c¨¦lulas cancer¨ªgenas. Sin embargo, la teor¨ªa no es a¨²n bastante s¨®lida".
En opini¨®n de Butler, no existe ninguna prueba de que la mujer vaya a vivir menos a medida que se incorpora al proceso productivo y abandona el hogar, sino todo lo contrario: "La mujer que trabaja fuera parece vivir m¨¢s que la que permanece en el hogar".
La mujer se las arregla mejor que el hombre cuando pierde a un ser querido. "Los hombres que pierden a su esposa tienen m¨¢s posibilidades de morirse en el a?o que sigue al fallecimiento que al rev¨¦s". Las mujeres "son m¨¢s emotivas, tienen relaciones m¨¢s ¨ªntimas y mejores sistemas de apoyo social que los hombres".
"Uno de los temores m¨¢s terribles, incluso de ni?o, es el de envejecer, perder la memoria y no reconocer a un amigo, pero la vejez no es sin¨®nimo de senilidad, y dentro de cien a?os este mal que parec¨ªa inevitable hace un siglo no existir¨¢", dice Butler.
Para el cient¨ªfico norteamericano es fundamental no seguir identificando la vejez con enfermedades y fen¨®menos (arrugas, trastornos musculares, artritis, c¨¢ncer, incapacidad) que "ocurren m¨¢s frecuentemente con el paso de los a?os, pero que no definen el envejecimiento".
El envejecimiento se traduce a nivel f¨ªsico por una disminuci¨®n de la velocidad de reproducci¨®n de las c¨¦lulas y una mayor lentitud del sistema nervioso central, pero es tambi¨¦n un concepto definido socialmente.
Disciplina f¨ªsica, personal y social
"En los pa¨ªses occidentales, la frontera del envejecimiento se pone ahora en los 60 o 65 a?os, pero en pa¨ªses como Espa?a, donde la gente disfruta de una gran longevidad debido tal vez a sus h¨¢bitos culturales, la vejez no empieza tal vez hasta los 75 a?os".El envejecimiento podr¨¢ ser controlado en el futuro actuando sobre el sistema inmunol¨®gico que se va debilitando con la edad. "En animales de laboratorio ha sido posible trasplantar ciertos tipos de c¨¦lulas inmunol¨®gicas de ejemplares j¨®venes a viejos y ¨¦stos han recuperado parte de su vigor inmunol¨®gico". La investigaci¨®n es de vanguardia, pero Butler se muestra optimista.
De momento, sin embargo, "no hay ning¨²n preparado o medicamento m¨¢gico" que pueda dar minutos o d¨ªas extras" m¨¢s all¨¢ de un tiempo vital que para la especie humana se calcula en 110 a?os, dice Butler. Lo que s¨ª hay son m¨¦todos para potenciar la dotaci¨®n gen¨¦tica que nos marca para una vida corta o larga.
El doctor Butler recomienda una disciplina a tres niveles (f¨ªsico, personal y social) que pasa por la moderaci¨®n en el alcohol, la abstenci¨®n total en el tabaco y la disminuci¨®n de la sal, las grasas y las tensiones, combinada con el aumento del cjerc¨ªcio f¨ªsico, la existencia de una finalidad en la vida y de un cntorno social que apoye y d¨¦ afecto a la persona.
De todas maneras hay cosas inevitables, y se debe aceptar la realidad fimdamental de que "alg¨²n d¨ªa habr¨ªa que decir adi¨®s a las personas que se ama y morir". Y uno debe prepararse para la muerte "desde el comienzo de la educaci¨®n en la escuela; no de una manera enfermiza, pero s¨ª familiariz¨¢ndose con el ciclo y el ritmo de la vida".
Buder cree que las organizaciones religiosas pueden ayudar a la gente frente a la muerte, pero s¨®lo hasta cierto punto, porque "la gente religiosa no se enfrenta mejor a la muerte que la no religiosa, seg¨²n muestran algunos estudios que tenemos".
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