Unispace'82 pone en evidencia las posibilidades comerciales y b¨¦licas de la exploraci¨®n del espacio ultraterrestre
El peligro de militarizaci¨®n y las grandes perspectivas de negocio que ofrece el espacio son el tel¨®n de fondo sobre el que discurre la segunda conferencia de las Naciones Unidas sobre la exploraci¨®n y utilizaci¨®n del espacio ultraterrestre con fines pac¨ªficos, Unispace, 82, que se celebra actualmente en Viena. Representantes de unos 120 pa¨ªses -entre ellos, muy pocos con los recursos econ¨®micos y t¨¦cnicos necesarios para explorar y explotar el espacio- discuten en Viena sobre la aplicaci¨®n de la ciencia y la tecnolog¨ªa espaciales en la actualidad y se plantean el papel de la ONU en la administraci¨®n del espacio en beneficio de todos, al menos en teor¨ªa.
Entre las posibilidades que se estudian est¨¢, la creaci¨®n de un nuevo departamento de la ONU dedicado a fomentar la cooperaci¨®n en materia de investigaci¨®n espacial. Esta iniciativa no parece tener buena acogida por parte de EE UU y otros pa¨ªses industrializados -entre ellos, Espa?a-, reticentes a aumentar el presupuesto de la organizaci¨®n internacional. En el plazo de quince d¨ªas, Unispace 82 pasa revista a la revoluci¨®n t¨¦cnica y cient¨ªfica que ha tenido lugar en los ¨²ltimos veinticinco a?os, desde que se pusiera en ¨®rbita alrededor de la Tierra, en 1957, el primer sat¨¦lite artificial, el sovi¨¦tico Sputnik.La conferencia analiza sobre todo los progresos realizados desde 1968, fecha en que se realiz¨® la primera edici¨®n del Unispace; desde entonces, el hombre pis¨® la Luna -con bandera norteamericana- por primera vez en 1969, envi¨® veh¨ªculos que aterrizaron en Marte y en Venus, flet¨® naves que fueron m¨¢s all¨¢ de J¨²piter y Saturno, desarroll¨® veh¨ªculos de lanzamiento parcialmente reutilizables y estaciones de observaci¨®n en ¨®rbita permanente alrededor de la Tierra.
Desde la primera conferencia Unispace se ha generalizado el uso de sat¨¦lites de comunicaci¨®n, financiados a nivel nacional e internacional. Ciento cincuenta pa¨ªses utilizan estos sistemas de comunicaci¨®n espaciales, y unos 120 sat¨¦lites se lanzan cada a?o para servir a la radiodifusi¨®n, la observaci¨®n meteorol¨®gica, la navegaci¨®n, la observaci¨®n de territorios y el descubrimiento de recursos naturales, entre otras finalidades. Todo ello, tanto en el campo militar como en el civil.
Espa?a, cliente del espacio
Adem¨¢s de la componente de aventura y fascinaci¨®n filos¨®fica en s¨ª, la carrera del espacio se ha institucionalizado como negocio de enormes proporciones, y en gran parte todav¨ªa inexploradas. En EE UU, por ejemplo, existen ya cinco sistemas comerciales de sat¨¦lites, operados por cinco empresas distintas, seg¨²n el informe nacional de este pa¨ªs.Para noviembre de este a?o, si no hay m¨¢s retrasos, EE UU prev¨¦ el lanzamiento al espacio del primer transbordador espacial, el Columbia, con finalidades ya operativas. Este transbordador funcionar¨¢ a modo de barco de carga que transportar¨¢ al espacio los distintos paquetes (sat¨¦lites o experimentos) facturados por los clientes, que pueden ser instituciones internacionales, pa¨ªses o empresas privadas. El transbordador pondr¨¢ en ¨®rbita alrededor de la Tierra el Spacelab, el laboratorio espacial construido por la Agencia Espacial Europea (AEE), donde se realizar¨¢n experimentos que abarcan desde el procesamiento de materiales hasta experimentos biol¨®gicos.
Estos experimentos, costosos en un principio, pueden dar lugar en el futuro a un rentable negocio. La elaboraci¨®n de materiales en el espacio, por ejemplo, puede resultar m¨¢s barata que en la Tierra y puede tener influencias insospechadas en el mercado de productos hasta ahora escasos y, por ello, caros. Seg¨²n el informe de la conferencia, estos proyectos pueden dar sustanciales beneficios a las empresas capaces de realizar las inversiones necesarias. La empresa privada norteamericana muestra ya. un creciente inter¨¦s en el asunto, seg¨²n el jefe de la delegaci¨®n estadounidense en la conferencia, el administrador de la NASA, James M. Beggs.
El informe nacional de EE UU a la conferencia incluye una oferta de servicios de transporte a bordo del Columbia y detalla las ventajas para los clientes individuales. Entre los pa¨ªses interesados se encuentran Australia, Canad¨¢, Colombia, la Rep¨²blica Federal de Alemania, la Rep¨²blica India y los Estados ¨¢rabes, entre otros. El ¨¦nfasis puesto en la empresa privada por parte de EE UU puede apreciarse en el pabell¨®n norteamericano de la Exposici¨®n de Tecnolog¨ªa Espacial, que se celebra paralelamente a la conferencia y cuenta con la colaboraci¨®n de veinticinco pa¨ªses; entre ellos, tambi¨¦n Espa?a.
Espa?a ser¨¢ tambi¨¦n cliente de los servicios del Columbia, ya que -por una suma comprendida entre los treinta y los cuarenta millones de pesetas- tendr¨¢ derecho a poner a bordo del primer Spacelab dos experimentos de manufactura nacional, manifest¨® a EL PA?S el jefe de la delegaci¨®n espa?ola, el general Luis de Azc¨¢rraga y P¨¦rez Caballero, presidente de la Comisi¨®n Nacional de Investigaci¨®n del Espacio y del Instituto Nacional de T¨¦cnica Aeroespacial.
Estos experimentos consisten en un proyecto biol¨®gico de origen universitario y un estudio de ingenier¨ªa de la Escuela Superior de Ingenier¨ªa Aeron¨¢utica de Madrid, sobre el comportamiento aerodin¨¢mico hidrodin¨¢mico de las mol¨¦culas en condiciones de gravedad cero. El Gobierno espa?ol ha contribuido en un 2,8% del total de la financiaci¨®n del Spacelab que se calcula, seg¨²n el general Azc¨¢rraga, en 50.000 millones de pesetas, y adem¨¢s ha aportado la iluminaci¨®n del veh¨ªculo, un proyecto que ha costado tres a?os de trabajo y un total de ochenta millones de pesetas.
Miedo a la militarizaci¨®n espacial
La ampliaci¨®n de la carrera de armamentos desde los bloques militares de la Tierra al espacio no es un tema de la conferencia, pero se encuentra presente en gran n¨²mero de intervenciones, especialmente de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Mientras el Jefe de la delegaci¨®n norteamericana se ha negado a hacer cualquier comentario sobre la carrera de armamento en el marco del Unispace 82, el representante sovi¨¦tico ha denunciado la militarizaci¨®n del espacio y ha pedido que se tomen medidas internacionales para evitar que ¨¦ste se convierta en un nuevo escenario de confrontaci¨®n.Seg¨²n el representante sovi¨¦tico, existen fuerzas agresivas interesadas en estacionar armas en el espacio y utilizar las ¨®rbitas cercanas a la Tierra para actuar con prop¨®sitos militares. El representante de la URSS culp¨® a EE UU de la interrupci¨®n de la cooperaci¨®n espacial en el proyecto Soyuz-Apolo, y el representante de EE UU se?al¨® que la cooperaci¨®n con la URSS en el espacio depende de la evoluci¨®n de temas pol¨ªticos, como la situaci¨®n en Afganist¨¢n o en Polonia. La preocupaci¨®n por las distintas y nuevas formas de colonialismo espacial es otro de los temas que surgen en la conferencia. En varias intervenciones se ha expresado temor por la agresi¨®n cultural a los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, con valores unificadores ajenos a las tradiciones locales. Otro temor expresado en Viena es el de la violaci¨®n del territorio nacional mediante sat¨¦lites que aprovechen los datos obtenidos para conseguir ventajas comerciales o militares.
Los pa¨ªses ecuatoriales, por su parte, reclaman derechos de soberan¨ªa sobre las ¨®rbitas situadas sobre sus territorios -¨®rbitas geoestacionarias-, de importancia b¨¢sica para las comunicaciones, la meteorolog¨ªa, la radiodifusi¨®n, rastreo de sat¨¦lites o retransmisi¨®n de datos desde sat¨¦lites en ¨®rbita. Estas ¨®rbitas geoestacionarias constituyen un recurso natural de car¨¢cter limitado, que en un 30% se halla sobre territorios pertenecientes a diez Estados, y en un 70%, sobre, los oc¨¦anos.
Aunque el proyecto de informe final contempla un tratamiento especial para esta banda orbital, no parece que los pa¨ªses capaces de utilizar en mayor medida las ¨®rbitas geoestacionarias vayan a considerar con detenimiento las pretensiones de los pa¨ªses ecuatoriales. La enumeraci¨®n de las muchas posibilidades de aplicaci¨®n pac¨ªfica de los sat¨¦lites en programas educativos, comunicaciones, etc¨¦tera, para los pa¨ªses en desarrollo choca, al igual que la transferencia de tecnolog¨ªa de car¨¢cter m¨¢s terrestre, con la falta de medios econ¨®micos y de voluntad pol¨ªtica.
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