El paisaje cambiado de la actriz Charo L¨®pez
El ¨¦xito de 'Los gozos y las sombras' sorprende a la int¨¦rprete despu¨¦s de 17 a?os en activo
Dice Charo L¨®pez que, en el trabajo, le sucede a uno lo que en la vida: que uno no puede hacer nada por s¨ª mismo. Te sorprende la vida, te sorprende el trabajo. A Charo, especialmente, la ha sorprendido el ¨¦xito. Tras el impacto de la serie televisiva Los gozos y las sombras, a esta actriz que lleva casi diecisiete a?os en activo le ha cambiado el paisaje. Y si cuando la entrevistabas antes -antes del ¨¦xito- se le sal¨ªan los miedos por los poros, ahora parece provista de una serenidad nueva, de un deseo de atar bien cortas las bridas de su futuro.No siempre fue as¨ª. A lo largo de mucho tiempo ha tenido que aceptarlo todo, que hacerlo todo, porque no pod¨ªa permitirse el lujo de desaparecer. Y si la tuvimos en pel¨ªculas que no le hicieron justicia, y si s¨®lo a r¨¢fagas, espor¨¢dicamente, entrevimos su talento y su belleza mezclados con la paja de lo convencional, su ¨¦xito en la serie basada en la obra de Torrente Ballester le ha rendido una justicia que no resulta demasiado tard¨ªa.
"Personalmente, lo que me pasa despu¨¦s de Los gozos... es que me he ablandado por dentro. Me r¨ªo todo el tiempo, me he relajado, trabajo mejor, tengo menos sensaci¨®n de urgencia, me parece que he encontrado un escal¨®n para sentarme c¨®modamente durante un rato. Incluso se me ha puesto, un poco, risa de tonta. Cuando estaba pensando que para el golpe final faltaban por lo menos tres a?os m¨¢s de madurez m¨ªa como mujer y como actriz, siento que alguien me ha dado un bofet¨®n y me ha dicho: 'Sigue corriendo, toma el relevo'".
Suena el tel¨¦fono
Y le ha ocurrido, sobre todo, que el tel¨¦fono -ese bicho tan importante en su vida, en la vida de cualquier -actor o actriz- ha empezado a sonar sin parar. Con felicitaciones, y tambi¨¦n con ofertas. Charo tiene pendiente la Sonata de invierno, de Romero Marchent, y una pel¨ªcula de Nino Quevedo -productor de La busca, director de Goya- en la que tiene puestas muchas esperanzas. Y otras cosas: teatro, televisi¨®n... "Todo, casi todo lo que puede surgir en este pa¨ªs".
Le pregunto si eso significa que, finalmente, puede escoger sus papeles: "Del todo, no, porque yo dependo de un tel¨¦fono y de una industria. Pero en una medida importante, s¨ª. Al menos, ahora, no puedo ni quiero ni debo amparar7 me en esa muletilla de que aqu¨ª hay que hacerlo todo. Voy a exigirme al m¨¢ximo durante un tiempo, voy a decir no mientras sigua creyendo que ha pasado algo. En definitiva, yo estoy segura de que lo mucho o lo poco que pueda hacer en el futuro -que yo creo que es much¨ªsimo-, lo mucho o poco en que me puedan ocupar , depende en una gran medida de m¨ª, de mi coherencia. Demos tiempo al tiempo".
Crucificada entre dos ojeras de violeta y una peque?a hendidura en el ce?o que es como un sobresalto, aprisionada por el ¨®valo gatopardesco de su rostro, combinada en negro, como casi siempre, Charo ofrece una imagen dram¨¢tica que su forma de hablar no desmiente: la voz, hecha un ovillo, se le va desenroscando poco a poco, temerosa de trivializar o de cometer errores. Hubo una ¨¦poca en que se negaba a peinarse mo?o por miedo a parecer una folkl¨®rica, El tiempo la ha convertido, sin embargo, en la actriz ideal para incorporar personajes femeninos profundamente ligados a esta tierra: la Eugenia de Entre visillos, la Manuela de Manuel Halc¨®n, una inolvidable Mauricia la Dura en Fortunata y Jacinta, y la reciente Clara de Los gozos y las sombras. ?Da esto la raz¨®n a quienes vienen hablando de su encasillamiento?
Mujeres locas
"No. En efecto, he tenido la suerte de interpretar cuatro o cinco personajes de este tipo que han tenido una enorme repercusi¨®n por su condici¨®n de mujeres locas, desequilibradas. Dram¨¢ticamente, la locura corresponde a un desarrollo rico, l¨®gico y brillante del personaje, cosa que no suele ocurrir en lo que los guionistas entienden por papeles normales, que suelen ser tratados con superficialidad sin rigor. Por eso pienso que esas mujeres que abiertamente se manifiestan a trav¨¦s del desorden ps¨ªquico me dan la posibilidad de acercarme a ellas con toda valent¨ªa, con toda sinceridad y sin esfuerzo. Creo que es una gran suerte que me las ofrezcan, y espero que sigan haci¨¦ndolo".
"Personalmente", a?ade, "no tengo ning¨²n tipo de inter¨¦s en limitarme a este tipo de papeles. Me los han dado, los he hecho, me siento especialmente bien con ellos, pero sigo estando a disposici¨®n de los guionistas. Y quiero decir tambi¨¦n que todas las actrices espa?olas, por el simple hecho de ser ambas cosas, pueden hacerlos igualmente bien".
Una palabra clave en la carrera de Charo es miedo. Parece que, a ra¨ªz de la seguridad que da el ¨¦xito, lo ha perdido. "S¨ª, he perdido el miedo a m¨ª misma, pero no al medio en el que me desenvuelvo. El medio, tal como est¨¢, no protege a los actores. Es una lucha, y hay que ganarla, o perderla, diariamente". ?Ni siquiera se encuentra protecci¨®n en los directores, que son como los padres que, pel¨ªcula a pel¨ªcula, deber¨ªan conducirles tomados de la mano?
"A lo largo de m¨¢s de quince a?os de profesi¨®n, s¨®lo me he sentido protegida, en dos ocasiones, por dos directores. Uno de ellos fue Mario Camus, en Fortunata y Jacinta. Por lo dem¨¢s, no me he sentido ni cuidada ni descuidada, sino ignorada, un n¨²mero m¨¢s. Mi trabajo, por un principio y por una obligaci¨®n que yo contraje al ser actriz, ha sido lo mejor posible.
Pero jam¨¢s, aparte de esos dos casos, me han ayudado, potenciado o estimulado. Supongo que ese ha sido el precio de ser una actriz elegida a bulto, al peso. Ahora me permito el lujo de decir que necesito que me mimen, que me cuiden que me protejan, que me estimulen, que conf¨ªen en m¨ª. Porque si eso ocurre, el resultado es bueno para todos, porque la actriz, o mejor dicho, su personaje, es el escaparate donde se muestra el talento de un equipo".
Con miedos menores, y con mucha fe, Charo L¨®pez se dispone a dirigir su futuro. Para no depender del ¨²ltimo contrato, para no dejarse llevar por esa mec¨¢nica f¨¢cil de decir: "Bueno, m¨¢ndame el gui¨®n, cu¨¢nto cobro, qu¨¦ d¨ªa empezamos".
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