S¨®lo una concesionaria de autopistas, de las diez existentes, presenta resultados positivos
De las diez empresas concesionarias de autopistas privadas que en la actualidad tienen tramos en explotaci¨®n comercial o en avanzado estado de construcci¨®n, una tiene rentabilidad positiva, cerca del 5% anual; se espera que cuatro la logren r¨¢pidamente; tres tienen dificultades para hacerlo, pero es previsible que a medio plazo puedan mostrar resultados favorables, y las dos ¨²ltimas, Aucalsa y Autopistas del Atl¨¢ntico, tienen muy dif¨ªcil ser rentables si mantienen como ¨²nica fuente de ingresos el cobro del peaje que abonan los usuarios de estas autopistas.
Acesa, empresa concesionaria de las autopistas catalanas, fue la primera autorizada a construir, y por ello es la que tiene resultados positivos, aunque no demasiado elevados: entre el 4% y el 5% anual. Bankuni¨®n controlaba el 56% del capital de esta concesionaria, y cuando el Banco Hispano Americano decidi¨® hacer una oferta de compra de aquel banco, puso, entre otras condiciones, no quedarse con la participaci¨®n en la empresa explotadora de la autopista.La rentabilidad de la inversi¨®n, en funci¨®n del capital inmovilizado, parec¨ªa peque?a a los responsables del Hispano. De esta forma resulta que el Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos -formado al 50% por aportaciones del Banco de Espa?a y del conjunto de la banca privada- es, en la actualidad, el accionista mayoritario de la ¨²nica concesionaria que arroja resultados positivos y que, en cualquier caso, son considerados como no, suficientes por parte de la iniciativa privada. El futuro de las dem¨¢s concesionarias, para algunas de las cuales es pr¨¢cticamente imposible llegar a obtener beneficios si sus ingresos proceden s¨®lo de los peajes, no parece muy prometedor.
Con estas premisas, las recientes declaraciones del ministro de Obras P¨²blicas y Urbanismo acerca de su deseo de creaci¨®n de una empresa nacional de autopistas no s¨®lo no ha disgustado a los empresarios privados, sino que, con algunas matizaciones, se puede decir que la propician, "siempre y cuando se trate de las autopistas futuras y no de remover el pasado", seg¨²n manifest¨® Jos¨¦ Luis Cer¨®n Ayuso, dirigente de CEOE y empresario ligado estrechamente al sector de autopistas a trav¨¦s de Aumar.
Luis Ortiz declar¨® que le "gustar¨ªa, antes de abandonar el Ministerio, dejar sobre la mesa la idea de crear una empresa nacional de autopistas", ya que, como la iniciativa privada pone condiciones m¨¢s duras al Estado para su construcci¨®n, llega un momento -en palabras del ministro- en que, analizando el tema, se comprueba que "ser¨ªa m¨¢s interesante que fuera el propio pueblo espa?ol su due?o".
Estas manifestaciones han sorprendido bastante m¨¢s en otros medios de la Administraci¨®n que entre la iniciativa privada, quien viene presionando desde hace tiempo para que se var¨ªen las condiciones de financiaci¨®n de las autopistas, con una presencia directa del sector p¨²blico, o bien mediante dotaciones claramente reflejadas en los Presupuestos Generales del Estado anuales.
Dificultades de las autopistas
La construcci¨®n y explotaci¨®n de autopistas de peaje, modalidad elegida en Espa?a para la modernizaci¨®n de la red viaria de carreteras, fue un buen negocio durante la d¨¦cada de los sesenta, e incluso durante los primeros a?os setenta segu¨ªa gozando de una cierta posibilidad de rentabilidad al incrementarse el tr¨¢fico rodado en porcentajes importantes, poder obtener financiaci¨®n barata y no aumentar de manera alarmante los costes de construcci¨®n.Pero la crisis econ¨®mica, el encarecimiento de los derivados del petr¨®leo, las elevadas tasas de inflaci¨®n mantenidas por la econom¨ªa espa?ola, el incremento de los tipos de inter¨¦s en los pr¨¦stamos y ?a reforma del sistema financiero espa?ol han hecho realidad los temores de los que hace siete u ocho a?os vaticinaban un futuro negro para la explotaci¨®n de autopistas.
Tanto entre los empresarios privados como en el Ministerio de Obras P¨²blicas se piensa que los cerca de 2.000 kil¨®metros de autopistas actualmente en explotaci¨®n o construcci¨®n deben completarse, en el horizonte del a?o 2000, con otros 1.500 kil¨®metros, de los que la mitad deber¨ªan construirse en una primera etapa, bastante m¨¢s cercana. El objetivo ser¨ªa conseguir una red de autopistas en malla, que permitiera la intercomunicaci¨®n entre todas o, en ¨²ltimo t¨¦rmino, a trav¨¦s de autov¨ªas o carreteras preferentes. Con ello, se piensa, se lograr¨ªa un mayor aumento del tr¨¢fico de veh¨ªculos por autopista, lo que elevar¨ªa la rentabilidad de todas.
El problema, reconocido por ambas partes, surge cuando se estudian las posibilidades de rentabiliddad concreta de los tramos que ser¨ªan necesarios para lograr esta malla y se observa que es muy dudosa. Por varios motivos, entre ellos los pol¨ªticos.
El ejemplo m¨¢s claro lo proporcionan los concursos, declarados vacantes en tres veces consecutivas, de las autopistas Madrid-Guadalajara y Madrid-Toledo. En ambos casos se considera que su explotaci¨®n ser¨ªa rentable, dado el volumen de tr¨¢fico existente, pero que ser¨ªa muy dif¨ªcil y costoso pol¨ªticamente que se aceptara por el usuario la necesidad de pagar todos los d¨ªas por desplazarse desde su vivienda a su lugar de trabajo.
Por ello, la, empresa nacional de autopistas, o cualquier otra f¨®rmula empleada para mejorar el equilibrio financiero de las futuras concesionarias, no se ve con malos ojos por parte de la iniciativa privada.
Se manejan diversas alternativas, que van desde la entrada de capital p¨²blico en algunas de estas empresas a la subvenci¨®n presupuestaria directa, como ocurre en otros pa¨ªses europeos, en los que una parte determinada de los impuestos indirectos recaudados a partir de los carburantes tienen que ser empleados, necesariamente, en la mejora de la infraestructura de carreteras.
Los elevados costes financieros que tienen las operaciones de pr¨¦stamos en los mercados exteriores, a los que tienen que recurrir las empresas porque el mercado nacional est¨¢ cerrado para ellas, suponen el punto cr¨ªtico a toda la pol¨ªtica de construcci¨®n privada de autopistas, a pesar de que, al gozar del seguro de cambio por parte del Tesoro, deber¨ªan haberse: logrado en condiciones relativamente favorables.
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