Carlos Garaikoetxea inflige severas derrotas a su ch¨®fer en el front¨®n durante las vacaciones
La actividad central del veraneo del lendakari parece salida de una pel¨ªcula de Joseph Losey. Carlos Garaikoetxea dedica varias horas, un d¨ªa tras otro, a vencer a su ch¨®fer en esforzados partidos de front¨®n en la localidad guipuzcoana de Zarauz. A veces -pocas, desde luego, para que el ensa?amiento no sea completo- el conductor del presidente vasco consigue lo imposible y no cabe en s¨ª de gozo. Esas raras jornadas, Jon relata con pelos y se?ales los pormenores de la derrota de Carlos Garaikoeitxea a los escoltas y al personal de servicio del chal¨¦ veraniego del presidente vasco.
ENVIADO ESPECIALZarauz fue en otro tiempo una de esas aldeas perdidas entre todos los colores del verde, que acog¨ªa a los veraneantes ocasionales venidos de las provincias vascas. Con los a?os se ha transformado en un centro de veraneo frecuentado por gentes de Madrid y visitantos extranjeros, que buscan -Ya que no el sol- el sosiego y los placeres de la mesa durante la temporada estival. La mansi¨®n que habita Carlos Garaikoetxea consta de tres pisos y presenta un aspecto que en nada difiere del de los restantes inmuebles- vecinos. Una peque?a zona ajardinada da paso a un recodo por el que se accede al vest¨ªbulo de la casa. Las llaves suelen estar puestas en, la puerta, que custodian varios chicarrones del Norte. El llavero que las enlaza tiene la insignia del PNV.
El mast¨ªn que circula por la casa no acaba de ver con buenos ojos el trasiego de visitas y encuentra siempre la ocasi¨®n de mostrar sus bien equipadas defensas. No hay, cuidado. Una sola palabra del lendakari basta para serenarlo.
El partido de front¨¢n disputado en la ma?ana de hoy ha arrojado el resultado ya habitual. "La verdad es que a Jon le gano casi siempre, pero no faltan esos partidos en los que estoy bajo de forma y se torna la revancha", dice Carlos Garaikoetxea con sonrisa medio divertida, medio satisfecha. Para evitar tanto suplicio a Jon, el lendakariha ideado la f¨®rmula de concertar partidos por parejas, pero el remedio se ha revelado peor que la enfermedad: "Cabrearse con el ch¨®fer como compa?ero de equipo es m¨¢s grave que cabrearse con el contrincante", bromea el presidente -vasco.
Estos encuentros son para Garaikoetxea algo m¨¢s que un entretenimienta. "No entiendo la posibilidad de estarme cinco d¨ªas quieto si no tengo un desfogue. Puedo ir a esquiar porque despu¨¦s de la. paliza de cuatro o cinco horas de ejercicio, el reposo sienta de maravilla una vez que se ha echado fuera toda la mala uva contenida". El lendakari necesita, en suma, un plato fuerte que estructure cada jomada. Aparte, claro este de los platos gastron¨®micos, tambi¨¦n recios, que los esmerados cocineros donostiarras preparan para el pa-ladar de Garaikoetxca, que fue, por cierto, cocinero antes que lenkndakad. "Mi relaci¨®n con la gastronom¨ªa no es exactamente de hobby, porque de joven pasaba los veranos trabajando como cocmero en Londres para ayudar a costearme los estudios".
Ahora que Garaik¨®etxea podr¨ªa paladear a gusto los mil y un sabores de la cocina vasca nueva o tradicional, no tiene m¨¢s remedio que atiborrarse con las especialidades culinarias de cada una de las localidades en fiestas, que visita al promedio de una por d¨ªa. "Tratan, como es natural, de empapuzarme, pero la experiencia es s¨®lo peligroga para mi h¨ªgado".
Pa¨ªs Vasco: buenos toros, toreros escasos
No todo hab¨ªa de ser desfogue y avituallamiento en el tiempo de asueto del presidente del Gobierno vasto, y los momentos de diversi¨®n salpican los d¨ªas de vacaciones: "Ayer estuve en Bilbao oyendo a Juanito Celaya, que toca con tanta pasi¨®n y entrega.que rompi¨® el acorde¨®n". La residencia veraniega del lendakayi en Zarauz est¨¢ decorada con primor y habla por s¨ª sola de unos ocupantes de gustos refinados. Los muebles del sal¨®n son los imprescindibles, y nada hace pensar en una inchanci¨®n al atesoramiento de objetos r¨²sticos, caracter¨ªstica de ciertas viviendas estivales. Las luces son indirectas y los cojines est¨¢n forrados con sat¨¦n de tonos pastel. Hasta el oleaje, de por s¨ª brav¨ªo, del litoral cant¨¢brico parece romper con dulzura bajo los ventanales del sal¨®n del lendakari.Los festejos taurinos de Bilbao han contado esta temporada con la presencia de Carlos Garaikoetxea, que es viejo aficionwdo a la lidia. "Llegu¨¦ a estar metido en el mundo del toro cuando form¨¦ parte de la comisi¨®n organizadora de los festejos de Pamplona. Ultimamente me he ido distanciado, a medida que se ha ido ahondando el bache generacional, tras la.gran promoci¨®n de toreros punteros". El arte de C¨²chares hunde sus remotas ra¨ªces en tierras vascas, al decir del lendakari, quien sostiene que "el toreo de a pie tiene origen vasco y naci¨® en Navarra". El universo del toro encierra. sus peligros, y no, todos proceden de. los astados: "Igual lo lee alg¨²n entendido y me encorre, como dicen en la Ribera, con el Coss¨ªo en la mano". Las cualidades son distribuidas con ?usticia Dor la naturaleza, y las tierras de Euskadi, que han sido pr¨®digas en ganader¨ªas de trap¨ªo, se muestran parcas en toretos de renombre. "Los ha habido serios y buenos matadores, como Mazantini, de Elg¨®ibar, pero han sido los menos. Claro est¨¢ que no le es f¨¢cil a un pa¨ªs producir aizkolaris y toreros a un tiempo", se disculpa Garaikoetxea.
Una empleada dom¨¦stica recibe en eusquera las instrucciones pertinentes para el tard¨ªo t¨¦ de las siete y reaparece con un impecable servicio de porcelana de linea cl¨¢sica, que deposita gr¨¢cilmente, con una discreta sonrisa, sobre la mesa de vidrio. El lendakari es euskaldumberri, e inici¨® tard¨ª¨¢mente el aprendizaje de la lengua vasca. Por, eso no descuida su perfeccionamiento un solo d¨ªa. "Estoy leyendo un ensayo sobre la situaci¨®n ling¨¹¨ªstica de Euskadi, que es, dicho sea de paso, preocupante, porque nuestro idioma agoniza". Las lecturas sesudas alternan con otras menos densas, como la ¨²ltima novela de Juan Mars¨¦ y las memorias de Bu?uel. Sobre la mesa reposa un grueso volumen de memorias de Manuel Aza?a.
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