El programa FACA: motivos de una decisi¨®n
La selecci¨®n del Futuro Avi¨®n de Combate y Ataque (FACA) que habr¨¢ de sustituir en los pr¨®ximos a?os a los anticuados F-5 y Phantom actualmente en servicio es una decisi¨®n de la mayor trascendencia militar y estrat¨¦gica, econ¨®mica e industrial-tecnol¨®gica. Se trata de que nuestra Fuerza A¨¦rea, responsable principal de la defensa a¨¦rea del territorio y de ejercer el control del espacio a¨¦reo de soberan¨ªa nacional, est¨¦ en condiciones de cumplir esta misi¨®n, preservando la paz mediante la capacidad de disuadir a un agresor potencial. Pero la decisi¨®n del Consejo de Ministros del 23 de julio de autorizar la compra de 84 aviones F-18A ha suscitado algunos comentarios que cuestionan la oportunidad y acierto de esta resoluci¨®n. Sin embargo, la mayor¨ªa de las cr¨ªticas que hemos podido leer estos d¨ªas carecen de fundamento y requieren pronta informaci¨®n y respuesta, pues es nociva, adem¨¢s de injusta, la imagen de que el Gobierno y el Ej¨¦rcito del Aire han actuado en este caso con frivolidad y sin cuidado de los intereses nacionales.La decisi¨®n gubernamental no es precipitada, ni extempor¨¢nea, ni est¨¢ tomada por sorpresa. El programa FACA comenz¨® a definirse en 1978 y durante tres a?os una comisi¨®n especial ha trabajado ininterrumpidamente en el Estado Mayor del Aire para evaluar objetiva y cient¨ªficamente los distintos modelos posibles. En el ¨¢mbito parlamentario, el programa ha sido objeto de preguntas e interpelaciones durante los dos ¨²ltimos a?os. La ¨²ltima ocasi¨®n en que se suscit¨® el tema fue durante el debate de l¨ªneas generales de pol¨ªtica de defensa que tuvo lugar en la comisi¨®n correspondiente del Congreso, y en las sesiones informativas con motivo de la discusi¨®n del proyecto de ley de dotaciones presupuestarias de las FF AA. En esta ocasi¨®n (27 de abril) el ministro de Defensa inform¨® a la comisi¨®n que la elecci¨®n de modelo se tomar¨ªa de inmediato entre el F-16C de General Dynamic, y el F-18A de McDonnell Douglas. Yo mismo ped¨ª al ministro Oliart que si el Gobierno se pronunciaba durante el per¨ªodo intersesiones, se celebrase una reuni¨®n informativa -forzosamente no oficial-, sin perjuicio de tratamiento formal en septiembre, con las mesas y portavoces de las comisiones de Defensa del Congreso y el Senado. La reuni¨®n, seguida de almuerzo de trabajo, tuvo lugar el 27 de julio, tres d¨ªas despu¨¦s del Consejo de Ministros que tom¨® la decisi¨®n del FACA. Creo que ninguno de los parlamentarios asistentes me desmentir¨¢ si digo que nos impresionaron el magn¨ªfico trabajo realizado por la DG de Armamento y Material y por la comisi¨®n seleccionadora del FACA y la contundencia de los argumentos -algunos de car¨¢cter reservado- y datos analizados. Hab¨ªa, adem¨¢s, una raz¨®n poderosa para tomar una decisi¨®n antes del 31 de julio: esa fecha expiraba el precio en d¨®lares de 1981 ofertado por McDonnell Douglas, y un nuevo precio acusar¨ªa el impacto de la inflaci¨®n americana y de la fuerte subida del d¨®lar en el ¨²ltimo a?o. Por cierto que el costo del programa FACA no est¨¢ entre los 300.000 y 330.000 millones de pesetas, seg¨²n algunas versiones publicadas, sino que no alcanza los 2.000 millones de d¨®lares de 1981.
Lo ¨²nico aprior¨ªstico que hab¨ªa en la selecci¨®n del FACA era el requisito de que el modelo deb¨ªa ser polivalente, es decir, servir para combate en el aire y ataque a superficie (de ah¨ª la C y la A de la sigla FACA). El Ej¨¦rcito del Aire necesita un avi¨®n para ataque a superficie con amplio radio de acci¨®n, capacidad de transportar considerable armamento y posibilidades de supervivencia y a la vez capaz de defender el espacio a¨¦reo y combatir en el aire. Tras un largo y complicado proceso, la opci¨®n qued¨® centrada entre el F- 1 6C y el F-18A, pero no, como se ha escrito con sorprendente frivolidad, porque no se hubieran estudiado los modelos europeos Mirage 2000 y Tornado. El Tornado italo-angloalem¨¢n es un excelente avi¨®n (personalmente, me he tomado la molestia, para no hablar de memoria, de visitar la factor¨ªa de MBB en Munich), pero fue eliminado al comienzo del programa porque sus especificaciones no se ajustaban al requisito b¨¢sico de polivalencia exigido. En el caso del Mirage 2000, la eliminaci¨®n se deb¨ªa a la inferioridad de ciertos aspectos t¨¦cnicos con respecto a los dos modelos americanos seleccionados, a no reunir los requisitos m¨ªnimos del programa y a la consideraci¨®n de que si se optaba por este modelo a finales de la d¨¦cada todos nuestros aviones de combate ser¨ªan de la misma nacionalidad y fabricante, con la dependencia e inseguridad que ello impondr¨ªa.
En cuanto a la decisi¨®n final entre el F-16C y el F-18A, a favor de este ¨²ltimo, puede afirmarse que ha sido rigurosa y meditada. Los F-16 actualmente en servicio son modelos m¨¢s antiguos, fundamentalmente de caza, y no tienen capacidad de acci¨®n todo tiempo. El preseleccionado F-16C es un excelente aparato que supera estas lagunas, pero el F-18A es un avi¨®n que admite el acoplamiento de futuras innovaciones y sistemas de armas. Al ir dotado de dos motores (opcionalmente, admite dos tripulantes), disminuyen las p¨¦rdidas de vidas y aviones causadas por fallos motrices tanto en tiempo de paz como en guerra. Comparadas 53 caracter¨ªsticas y prestaciones del F-16C y del,F-18A, ambos modelos resultaron empatados en nueve, mientras que el F-18A result¨® superior o ligeramente superior en 35 y el F- 16C en nueve.
Contraprestaciones econ¨®micas
Otro tema esencial es el de las contraprestaciones econ¨®micas y la transferencia de tecnolog¨ªa. Espa?a ha obtenido de McDonnell Douglas un compromiso m¨ªnimo de 1.800 millones de d¨®lares en compensaciones, lo que representa el 88% del precio total del proyecto, y adem¨¢s con una cl¨¢usula de liquidaci¨®n de da?os en caso de incumplimiento. Este porcentaje debe ser comparado con el 77% y el 30% que Canad¨¢ y Australia obtuvieron, respectivamente, en los contratos de adquisicion del mismo modelo. El valor total potencial de las compensaciones puede alcanzar 4.400 millones de d¨®lares, de los cuales 1.400 corresponder¨ªan a industrias relacionadas con la defensa. Es dif¨ªcil evaluar a priori los efectos econ¨®mico-laborales del programa FACA, pero, teniendo en cuenta experiencias anteriores, puede calcularse que el nivel m¨¢ximo posible de compensaciones (4.400 millones de d¨®lares) originar¨ªa aproximadamente 42.000 empleos a lo largo de quince a?os, aunque no constantes ni durante todo el periodo.
Otro aspecto a considerar es el pol¨ªtico. Se ha escrito, con notable presunci¨®n y error, que la elecci¨®n del F- 18A es un signo antieuropeo, que nos aleja de Europa, que nos supedita a EE UU, que nos deja definitivamente fuera de los proyectos de cooperaci¨®n aeron¨¢utica continentales y que, en fin, es un error pol¨ªtico tomar esa decisi¨®n en vez de utilizar la compra de esos aviones como un instrumento de negociaci¨®n frente a Europa. Hay aqu¨ª afirmaciones graves que deben ser contestadas. En primer lugar debe quedar claro que se ha elegido el avi¨®n que mejor se adapta a nuestras necesidades estrat¨¦gicas y posibilidades econ¨®micas. Alemanes e ingleses, por ejemplo, pueden adquirir Tornados no s¨®lo por ser de su propia producci¨®n -lo que puede compensar su carest¨ªa-, sino porque pueden adquirir otros aviones-americanos, por cierto- que complementan las misiones para las que aqu¨¦l no est¨¢ dotado.
La elecci¨®n de modelos americanos para sustituir a otros de igual nacionalidad nos permite conservar una diversificaci¨®n de abastecimientos. Pa¨ªses europeos como B¨¦lgica, Holanda y Dinamarca optaron por un avi¨®n americano, el F- 16A, hace unos a?os, y quiz¨¢ la elecci¨®n habr¨ªa reca¨ªdo hoy sobre el F- 18A si en aquel momento ¨¦ste, m¨¢s modemo, hubiera estado disponible. En fin, no parece serio hacer depender la elecci¨®n del FACA -que es urgente, porque los F-5 y Phantom deben ser relevados y la tardanza de los sustitutos da?ar¨ªa gravemente la seguridad nacional- de su utilizaci¨®n, dudosamente eficaz, en una negociaci¨®n tan lenta como la que padecemos en el Mercado Com¨²n.
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