El 'pubis angelical' de la dictadura militar
Poco antes de que les lanzaran a la inesperada guerra por recuperar las islas Malvinas, los argentinos se ocupaban de otros temas no menos apasionantes, como el saber si finalmente se proyectar¨ªa o no la pel¨ªcula Pubis angelical, del cineasta Ra¨²l de la Torre, basada en la obra del mismo nombre del conocido novelista argentino Manuel Puig. Despu¨¦s de El beso de la mujer ara?a y Boquitas pintadas, es indudable que, con Pubis angelical, Manuel Puig entr¨® en una etapa de titulaci¨®n provocativa que deb¨ªa herir muchas susceptibilidades castrenses. La novela de Puig se hab¨ªa vendido bien no obstante, y los presupuestos para realizar una pel¨ªcula sobre ella fueron concedidos con facilidad. Algo ocurri¨® luego de rodada la pel¨ªcula, porque no se estrena. Algunos periodistas intentaron saber qu¨¦ pasaba con ella y se dirigieron al Ente de Calificaci¨®n, que es el eufemismo p¨²dico que designa a una censura tan estricta como impersonal.Como entre la filmaci¨®n de la pel¨ªcula y la pol¨¦mica sobre su aparici¨®n mediaba ya una guerra perdida con el Reino Unido, no encontraron a nadie capaz de dar su nombre y apellido y proclamarse autor de la decisi¨®n censora. Los periodistas pensaron que si un censor no habla otro censor puede hablar y localizaron al anterior jefe retirado del Ente de Calificaci¨®n, Miguel Paulino Tato, quien no tuvo reparos en proclamar porqu¨¦ ¨¦l tambi¨¦n hubiera censurado la pel¨ªcula: "Porque jam¨¢s se debe dejar pasar un t¨ªtulo semejante. Una pel¨ªcula con ese t¨ªtulo tiene que ser una barbaridad y el Estado argentino no puede gastar plata en semejantes bodrios".
Partido militar
Si a la censura argentina se le vio el pubis de esta manera indirecta, el pubis tambi¨¦n se le ha visto a los militares con la sorprendente y reciente propuesta del hoy. ex jefe de la aviaci¨®n, brigadier Basilio Lami Dozo, para que los militares creasen un partido pol¨ªtico que "continuase el ideario militar".
Lami Dozo, quien en los d¨ªas que siguieron a la derrota de las Malvinas parec¨ªa ser el jefe militar que con m¨¢s insistencia recomendaba que el Ej¨¦rcito dejase el poder a los civiles, ha dado la raz¨®n a quienes entonces pretend¨ªan que se trataba de una maniobra, ya cl¨¢sica y manida en Argentina, de los militares de retirarse cuando Id han echado a perder todo, dejar que vengan los civiles a enmendarlo, ponerles piedras en el camino para que no puedan hacerlo y luego darles un golpe de Estado por incapacidad.
En Argentina no se trata solamente de que la fuerza armada regrese a sus cuarteles a estudiar para ganar guerras y prepararlas mejor, o permitir que quienes saben de econom¨ªa dirijan este campo tan importante. La cuesti¨®n, adem¨¢s, es que los argentinos puedan ver por televisi¨®n a un se?or en calzoncillos sobre una cama sin que al d¨ªa siguiente un oficial exija un espacio en la pantalla para decir: "Qu¨¦ inmoralidad, en calzoncillos y en la cama. Como si no supi¨¦ramos todos para qu¨¦ sirve una cama".
Se trata tambi¨¦n de que los casados cansados no tengan que recurrir a los albergues transitorios para verse con sus queridas o queridos, que la Prensa no tenga que anunciar "viaje quince d¨ªas a Montevideo y regrese un hombre nuevo", es decir, divorciado. Que los velos en la televisi¨®n no sean un arma secreta que no se puede mostrar.
Esto por s¨ª solo no explica el acendrado amor a la patria de la fuerza armada argentina, que se manifiesta en los obvios deseos de permanecer en el poder. "Jolines pues puede ser", me dec¨ªa a m¨ª mismo, "que se ame tanto el sacrificio de gobernar. Al fin y al cabo, los pr¨®ceres hoy reconocidos de est¨¦ pa¨ªs visten en su mayor¨ªa de uniforme, y en las estatuas de las plazas pj¨²blicas se adivinan los galones, los espadines y las espuelas".
El deseo militar de salvar a Argentina se acentu¨® mucho m¨¢s despu¨¦s de la segunda gueIrra mundial, que hizo ver al Ej¨¦rcito la conveniencia de unir poder pol¨ªtico a poder militar. Desde 1943 hasta 1982 los presiderim tes militares han sido quince y los civiles solamente cinco, y en su mayor¨ªa de los primeros a?os de la posguerra.
En los ¨²ltimos seis a?os, sobre todo, los militares se han sobrepasado a s¨ª mismos en celo patrio, y la permanencia en el poder se ha acortado ante la impaciencia de los mandos por turnarse en el cargo que simboliza el supremo sacrificio salvador.
Como esto resultaba de todas maneras muy complejo, pregunt¨¦ un d¨ªa a un buen amigo que d¨®nde estaba el pubis angelical de la dictadura militar argentina. "Oculto", me respondi¨® sin dudar. "Como todo pubis, oculto, y de ¨¦l s¨®lo se percibe el perfume y no se le conoce hasta que no se le toma por asalto".
8.000 millones de d¨®lares
El perfume del pubis angelical de la Argentina militar es, hoy por, hoy, los 8.000 millones de d¨®lares -declarados- de los ¨²ltimos presupuestos militares anuales, la necesidad de reponer todo el material perdido en la guerra de las Malvinas, a lo cual las fuerzas armadas no renuncian a pesar de la grave crisis econ¨®mica, y en el 20% de sobreprecio para comisiones con que, seg¨²n el muy serio Financial Times, gravan los suministradores de armamento todas las ventas a Argentina, adem¨¢s de los 30.000, puestos de direcci¨®n en la industria, la econom¨ªa y la Administraci¨®n en general, que ostentan oficiales en activo y generales retirados.
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