Ser y no ser del comunismo chino
El problema con el que se enfrentan los chinos en este momento es el de c¨®mo no ser comunistas sin dejar de serlo. Si se retrocede un poco para considerar esta psicosis con m¨¢s perspectiva, se ver¨¢ que ata?e a los comunistas en general, chinos o no; y un paso m¨¢s atr¨¢s nos dejar¨¢ ver que se presenta en forma parecida en otras actitudes ideol¨®gicas, pol¨ªticas o religiosas. En los tiempos isabelinos, el dilema ten¨ªa la simpleza con que lo presentaba Shakespeare: ser o no ser. Ahora se trata de ser algo definido siendo al mismo tiempo lo contrario, y de c¨®mo hallar f¨®rmulas de cohonestar elementos contradictorios. Algunos predecesores de lo que ahora es vulgar y diario lucharon hace ya a?os en este empe?o: Wilhelm Reich muri¨® loco y encarcelado en Estados Unidos porque crey¨® haber encontrado el lazo de uni¨®n entre marxismo y psicoan¨¢lisis, y Teilhard de Chardin alcanz¨® una beata transparencia en la seguridad de que hab¨ªa unificado el evolucionismo con el G¨¦nesis.Para los chinos de ahora el problema se presenta con bastante facilidad pr¨¢ctica. El poder chino tiene las armas, la justicia y la propaganda: es, por tanto, due?o de la sem¨¢ntica, y todo esto puede reducirse a una cuesti¨®n de sem¨¢ntica. Van a producir una amplia reforma institucional en el XII Congreso, que comienza el 1 de septiembre: ser¨¢ refrendada en forma de nueva Constituci¨®n en la Asamblea Popular Nacional convocada para noviembre. En tanto que r¨¦gimen comunista, tiene todas las facilidades para decidir de antemano lo que van a aprobar el Congreso y la Asamblea; es, por tanto, su condici¨®n de pa¨ªs comunista lo que le permitir¨¢ no ser comunista, pero sin dejar de serlo.
Direcci¨®n colegiada
Una de las medidas que van a salir de estos organismos es la supresi¨®n de la presidencia del partido y la desaparici¨®n del Politbur¨®. El centro del poder estar¨¢ en el secretario general: en el caso concreto de la actualidad china no hay oposici¨®n de funciones, puesto que los dos cargos, el de presidente y el de secretario general, los tiene una sola persona, Hu Yaobang, quien a su vez no es m¨¢s que el brazo derecho de Deng Xiaoping, que oficialmente es s¨®lo el vicepresidente, pero que en la realidad es quien coloca en los cargos a sus protegidos y quien determina la l¨ªnea del partido. Como en este caso.
El cargo de secretario general es el caracter¨ªstico y tradicional de los partidos comunistas. Por tanto, China refuerza su car¨¢cter comunista. Pero el secretario general se apoya continuamente en el Politbur¨®: es su raz¨®n de ser y dirigir. Por consiguiente, al suprimir el Politbur¨®, China se aparta del comunismo. Tratar¨¢, en cambio, de ampliar la Secretar¨ªa General, y en este caso ampliar la sem¨¢ntica de la "direcci¨®n colegiada". Adem¨¢s -si todo se desarrolla seg¨²n lo que se cree saber-, el Congreso va a inventar una nueva instituci¨®n: un comit¨¦ consultivo. Van a ir a parar a ¨¦l todos los viejos camaradas, todos los antiguos dirigentes, quiz¨¢ los sobrantes del Politbur¨® (que ahora est¨¢ compuesto por doce personas). Los sin¨®logos entienden que no va a tener ninguna influencia en la vida del partido ni en la de la naci¨®n: como todos los comit¨¦s consultivos. Un Senado... La gracia de esta figura es que puede encerrar en su c¨ªrculo a los grandes comunistas, pero sin que intervengan en la vida del comunismo.
Es, una vez m¨¢s, la f¨®rmula para dejar de ser comunista y serlo al mismo tiempo. Y al mismo tiempo puede aparecer otro organismo: un comit¨¦ de disciplina, encargado de velar por la moral comunista y la fidelidad al partido. Podr¨ªa resultar una forma de depurar a los que fuesen demasiado comunistas para ser suficientemente comunistas. Y a todo esto se le llama centralismo democr¨¢tico.
Quiz¨¢ la reforma m¨¢s importante de todas sea la propuesta de separaci¨®n del Ej¨¦rcito y el partido. El Ej¨¦rcito Popular, nacido del pueblo, como el partido mismo,. es una de las tesis que Trotski no pudo desarrollar bien en la URSS -no le dieron tiempo-, pero que China mantuvo con seguridad en todas sus etapas. Despu¨¦s del XII Congreso desaparecer¨¢ el organismo del partido que dirige el Ej¨¦rcito, y ¨¦ste pasar¨¢ a depender estrictamente del Gobierno. Es -si se llega a producir- una revoluci¨®n.
Es evidente que China necesita ser comunista y al mismo tiempo no serlo. Necesita de unas condiciones de trabajo, de una direcci¨®n total de la sociedad y de una disponibilidad de los ciudadanos que es caracter¨ªstica del r¨¦gimen comunista. Y puede utilizar esta fuerza, todav¨ªa gigantesca, para avanzar hacia una sociedad no comunista, con otros sistemas de producci¨®n industrial, de relaciones internacionales, de comercio, de alianzas, que no son comunistas. Las f¨®rmulas que va a producir el Congreso y que la Asamblea Popular Nacional refrender¨¢ en forma de Constituci¨®n son, sin duda, hallazgos en un camino que no se detendr¨¢ ah¨ª.
Contradicciones cotidianas
No es China la primera fuerza, ni ser¨¢ la ¨²ltima, en emplear esta sem¨¢ntica. Reagan ense?a c¨®mo no ser dem¨®crata sin dejar de serlo; los gobernantes socialistas de Europa, c¨®mo ser socialistas sin socializar, y los comunistas, c¨®mo ser comunistas sin ser revolucionarios. Cada ciudadano puede mirarse al espejo y descubrir sus contradicciones de cada d¨ªa: c¨®mo ser feminista sin dejar de ser machista, c¨®mo ser de izquierda con un comportamiento de derecha o c¨®mo creer en la juventud sin dejar moverse a sus hijos. El cat¨¢logo es infinito. Cada uno deber¨ªa hacer su test. Sin ¨¢nimo de enmienda, se comprende. Son condiciones de nuestros contempor¨¢neos.
Hay quien puede objetar a todo esto desde un punto de vista moral, desde la ¨®ptica de la mera honestidad. Ser¨¢ que no ha aprendido bien la lecci¨®n de nuestro tiempo: c¨®mo se puede ser honesto y deshonesto al mismo tiempo.
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