Elecciones anticipadas

En este momento, antes de caer en la tentaci¨®n de hacer sonar el gong de la carrera electoral, no estar¨ªa de m¨¢s tomar c¨®nciencia de que la estabilidad del criterio democr¨¢tico exige de todos los responsables pol¨ªticos un comportamiento tal que garantice que la confrontaci¨®n previa a los comicios se base en reglas de limpieza y respeto mutuo, para no confundir ni abrumar al ciudadano alej¨¢ndole del proceso democr¨¢tico. Desde este momento, anuncio formalmente que ¨¦se ser¨¢ mi comportamiento.Otra de las consecuencias de la precipitaci¨®n con que se ha producido la disoluci¨®n de las Cortes y la convocatoria de elecciones es la Presumible coincidencia de la venida de Juan Pablo II con el apogeo de la campa?¨ªa electoral. Esta circunstancia es de por s¨ª an¨®mala, pero no ser¨¢ el partido socialista quien manifieste reticencias para la visita del Papa a Espa?a, cualquiera que sea el momento en que se realice.

M¨¢s peligroso resultar¨ªa, en cambio, que se intentara utilizar este acontecimiento en provecho de alguna opci¨®n electoral concreta. Quien as¨ª obrara se llevar¨ªa posiblemente una enorme sorpresa, porque los ciudadanos de este pa¨ªs son pol¨ªticamente maduros y rechazar¨ªan cualquier manipulaci¨®n, aparte del flaco servicio al Papa y a la Iglesia que prestar¨ªan quienes lo intentaran.

El PSOE ha venido dedicando en los ¨²ltimos meses un conside rable esfuerzo a la preparaci¨®n de la alternativa de cambio. Nos parece esta empresa labor m¨¢s importante que entrar en disputas sobre la delimitaci¨®n de espacios electorales y en torno a la clarificaci¨®n del qui¨¦n es qui¨¦n en el espectro pol¨ªtico. Se me ha reprochado, incluso con frecuencia, el haber diantenido un silencio en torno al desmembramiento del partido del Gobierno y a la aparici¨®n de nuevas siglas y ofertas en el panorama pol¨ªtico espa?ol.

Con la perspectiva de la situaci¨®n originada por la convocatoria electoral, se comprender¨¢ que nuestra actitud ha venido dictada por el inter¨¦s en mantenemos al margen de las guerras de siglas y concentrar nuestras energ¨ªas en la elaboraci¨®n de los presupuestos de la mayor¨ªa para el cambio que, Espa?a necesita.