El parado agrario en la Segunda Rep¨²blica
Es en estas situaciones de crisis en los partidos de la derecha cuando los intereses agrarios buscan una representaci¨®n pol¨ªtica propia que defienda sus postulados econ¨®micos. Sin embargo, no debemos olvidar las diferentes connotaciones pol¨ªticas que han tenido estos intentos porque en muchos casos, detr¨¢s de ellos, se escond¨ªa la b¨²squeda de apoyo social para distintas alterativas pol¨ªticas de corte global.El primer intento fue la creaci¨®n de la Liga Agraria, a principios de siglo, por Santiago Alba (importante pol¨ªtico liberal de la ¨²ltima ¨¦poca de la Restauraci¨®n, caracterizado por la defensa de los intereses cerealistas), que buscaba apoyos a su pol¨ªtica regeneracionista. No obstante, la Liga Agraria se disolvi¨® sin llegar a ser nada.
El segundo intento de importancia tuvo lugar en el a?o 1931, cuando la desorganizaci¨®n de las organizaciones pol¨ªticas de la derecha propici¨® el surgimiento de formaciones pol¨ªticas y coaliciones electorales de car¨¢cter agrario que concurrieron a las elecciones a Cortes Constituyentes.
Es el caso del Bloque Agrario Salmantino, que consigui¨® tres actas de diputado por Salamanca para personajes pol¨ªticamente heterog¨¦neos como Jos¨¦ Mar¨ªa Gil Robles y C¨¢ndido Casanueva, futuros l¨ªderes de la Confederaci¨®n Espa?ola de Derechas Aut¨®nomas (CEDA), y, el integrista Lamami¨¦ de Clairac.
Las aut¨¦nticas derechas
De corte similar fue el Partido Nacional Agrario, que, fundado en Valladolid, consigui¨® cuatro diputados: dos por Zamora (entre ellos Santiago Alba), uno por Avila y otro por Valladolid; detr¨¢s de este. partido se encontraban las alternativas y las opciones pol¨ªticas de los liberales albistas.
El resultado de las. elecciones de 1931 concedi¨® veinticuatro diputados a este conjunto de organizaciones y coaliciones electorales agrarias de car¨¢cter local, "cuya coincidencia de intereses", en palabras del historiador Miguel Artola, "les permit¨ªa reconocerse cierta personalidad, aun cuando careciesen de un programa com¨²n y de una organizaci¨®n nacional".
Este colectivo constituy¨® en las Cortes del primer bienio republicano el ¨²nico grupo de aut¨¦nticas derechas capaz de formar una minor¨ªa parlamentar¨ªa propia. En torno y a trav¨¦s suyo se llevaron a las Cortes las posiciones pol¨ªticas que defend¨ªa la la derecha espa?ola, de ah¨ª el papel clave que jug¨® a lo largo de este per¨ªodo.
Durante esta legislatura sus posiciones fueron de defensa absoluta de la Iglesia cat¨®lica en la discusi¨®n de la Constituci¨®n y de boicoteo en el debate del proyecto de ley de Bases de la Reforma Agraria.
De esta forma quedaba suficientemente claro lo que significaba para ellos la defensa de los intereses agrarios. Eduardo Aun¨®s, personaje nada sospechoso de revolucionari¨¢mo (fue ministro con Primo de Rivera y con Franco), los caracteriz¨® poco despu¨¦s como "una amalgama gris de antiguos caciques, terratenientes de buena fe, propietarios honorables, rom¨¢nticos adoradores de los viejos mitos pol¨ªticos y tambi¨¦n oportunistas de nuevo cu?o".
Al acercarse las elecciones a Cortes de 1933, las organizaciones de derecha formaron un comit¨¦ de enlace para presentar candidaturas ¨²nicas de contenido antimarxist¨¢. En ¨¦l participaron la CEDA, los mon¨¢rquicos de Renovaci¨®n Espa?ola, los tradicionalistas y los agrarios.
Adem¨¢s, en trece provincias, se presentaron en alianza con radicales o con grupos menores de la derecha republicana. Los resultados electorales dieron el Gobierno al Partido Radical, con el apoyo de la CEDA. Los agrarios consiguieron veintinueve esca?os en las Cortes, y la CEDA, 117.
Los intereses rurales
Bajo el aparente ascenso en el n¨²mero de diputados agrarios (hab¨ªan pasado de veinticuatro en 1931 a veintinueve en 1933) se escond¨ªa una derrota en la lucha entre bastidores que hab¨ªan mantenido con la CEDA en busca del apoyo de los intereses rurales.
A partir de este momento la CEDA se convirti¨® en la principal defensora de los intereses de las patronales agrarias, mientras la n¨²nor¨ªa agraria, presidida por Mart¨ªnez de Velasco, con sus veintinueve diputados, se ve¨ªa desplazada hacia posiciones m¨¢s centristas en el terreno pol¨ªtico y social. Una de las razones principales de esta derrota fue el control que ejqrc¨ªa la CEDA sobre la Confederaci¨®n Nacional Cat¨®lico-Agraria, que, aunque formada principalmente por campesinos peque?os y medios de la regi¨®n castellana, se encontraba subordinada a los intereses pol¨ªticos y econ¨®micos de los grandes propietarios agrarios.
El resultado de esta derrota fue la formaci¨®n, a finales de enero de 1934, del Partido Agranio Espa?ol, presidido por Mart¨ªnez de Velasco y controlado por los liberales ex albistas.
Su programa part¨ªa de la aceptaci¨®n del r¨¦gimen republicano legalmente constituido y se ofrec¨ªa incluso para gobernar; propon¨ªa, la reforma, por cauces legales, de la Constituci¨®n en sus aspectos socializantes y anticlericales, as¨ª como la instauraci¨®n de una segunda C¨¢mara de representaci¨®n org¨¢nica.
Principio de autoridad
Tambi¨¦n defend¨ªa el robustecimiento del principio de autoridad y la defensa de la unidad nacional. En sus aspectos agrarios, el partido defend¨ªa el proteccionismo arancelario, el fortalecimiento del cr¨¦dito agr¨ªcola y de las entidades agrarias... Frente a la legislaci¨®n del bienio republicano-socialista, propon¨ªa la revisi¨®n de la legislaci¨®n social de la agricultura y se opon¨ªa a la creaci¨®n de asentados, aunque aceptaba la expropiaci¨®n con indemnizaci¨®n en algunos casos.
En definitiva, el Partido Agrario Espa?ol fue un partido conservador, pero republicano, en cierto modo defensor del liberalismo pol¨ªtico y econ¨®mico, lo que de alguna manera supon¨ªa un viraje hacia el centrismo respecto a las posiciones de la minor¨ªa agraria del per¨ªodo 1931-1933.
En las elecciones de febrero de 1936, que dieron, el triunfo al Frente Popular, los agrarios formaron parte de las candidaturas del Frente Antirrevolucionario en coalici¨®n con la CEDA, mon¨¢rquicos y tradicionalistas, consiguiendo once diputados. Su vida hab¨ªa languidecido el los ¨²ltimos tiempos y estaba pr¨®xima su muerte.
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