La influencia de la Iglesia
A pesar de la distancia que me separa de mi patria y, del tiempo que hace que estoy ausente de ella, soy un asiduo lector de EL PAIS, y conf¨ªo continuar si¨¦ndolo, dada la estricta objetividad de sus art¨ªculos en lo que se refiere a la pol¨ªtica internacional.Ante todo, perm¨ªtame, se?or director, que exponga mi modesta opini¨®n sobre un aspecto al que considero no se presta la debida atenci¨®n, aunque s¨¦, a buen seguro, que disentir¨¢, por diversos motivos, una gran parte de mis compatriotas, sin que esto afecte, no obstante, en lo m¨¢s m¨ªnimo a mi ¨ªntima convicci¨®n de que la verdad que expongo es una e indivisible.
De todos es sabido, aunque muchos lo ignoren o finjan ignorarlo, que la Iglesia ha sido la fiel aliada en todo lugar y en todas las ¨¦pocas del poder constituido, y su soporte y ayuda m¨¢s eficaz para sojuzgar y someter a los pueblos, dominando sus conciencias; y asegurando de este modo su supervivencia.
Hoy como ayer, de una manera tortuosa, sigue actuando aqu¨ª y all¨¢, es decir, donde las especiales circunstancias lo exijan.
En la ¨²ltima elecci¨®n papal, y obedeciendo, sin ning¨²n g¨¦nero de dudas, a oscuras influencias, no obstante, a no dudarlo, de contar con cardenales y obispos tanto o m¨¢s calificados que el Papa polaco, fue ¨¦ste, precisamente, el preferido, pues de esta manera se introduc¨ªa el cisma en el seno de una naci¨®n donde el clero, en pleno siglo XX, sigue dominando y dirigiendo las cr¨¦dulas y sumisas conciencias del pueblo con mitos y supersticiones propias de una ¨¦poca afortunadamente periclitada. A buen seguro que esta maniobra hubiera fracasado en cualquier otro pa¨ªs del Este. Pero conscientemente, verdaderamente caracter¨ªstico, la Iglesia ha introducido, cual un nuevo caballo de Troya, en el coraz¨®n de Polonia, el mito del Papa polaco, creando con ello una situaci¨®n extremadamente, peligrosa, de la que la Iglesia es, en definitiva, la responsable. /
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