Mundo macho
Hay que admitir que la descripci¨®n e interpretaci¨®n del mundo cuando las hace una mujer, en tanto que mujer, hacen que cambie considerablemente la visi¨®n de las cosas. Por ejemplo, si tomamos como referencia este a?o, 1982, y este pa¨ªs, el nuestro, nos encontramos con una serie de reflexiones aparentemente aisladas, que, en cambio, est¨¢n, en alg¨²n sentido, trabadas entre s¨ª, y no por azar o casualidad.Tomemos en primer lugar el f¨²tbol como deporte rey, el Mundial-82 y, en su aspecto m¨¢s trivial, su desafortunado logotipo. El Naranjito, por un lado, es fruto de la envidia masculina por usurpar funciones femeninas, pero, por otro, a su vez, ha sido v¨ªctima de la propia escala de valores machistas, que concede importancia a todo lo que hace el hombre -aunque el hombre se haga travestido, ser¨¢ famoso-, pero se la quita a lo que hace el otro sexo -en este caso, que la travestida sea una naranja-. En esta ocasi¨®n la envidia prevaleci¨® sobre la propia. raz¨®n masculina y el s¨ªmbolo en cuesti¨®n ha sido un fracaso.
El monopolio del f¨²tbol durante un mes, no s¨®lo de los televisores hogare?os a horas concretas, sino de las voluntades de amplias mayor¨ªas de hombres de este pa¨ªs durante todas las horas del d¨ªa, ha puesto de manifiesto de qui¨¦n es el poder y de parte de qu¨¦ sexo est¨¢. Buena prueba de ello es que resulta inimaginable una absorci¨®n de los medios de comunicaci¨®n semejante a la que hemos vivido en pro de cualquier actividad s¨®lo de mayor¨ªa simple femenina.
No es nada nuevo que el f¨²tbol es algo m¨¢s que una diversi¨®n o un epect¨¢culo. Cuando divertirse es algo l¨²dico y est¨¢n ausentes de ello connotaciones secundarias pueden -y deben- estar presentes las mujeres. A veces incluso se las utiliza para trivializar
Pasa a la p¨¢gina 10
Mundo macho
Viene de la p¨¢gina 9
alguna actividad ¨¢ su costa. Pero el f¨²tbol, como muy probablemente el rugby en Estados Unidos, es un s¨ªmbolo actual en, los pa¨ªses que lo mantienen como deporte rey del contrato sociopol¨ªtico del colectivo de los varones entre s¨ª.
Su pr¨¢ctica o afici¨®n suponen: alejamiento del otro sexo, aceptaci¨®n de un reglamento, competitividad bajo las normas del mismo, recurso a una instancia superior Dios-padre-¨¢rbitro-directivo del club... Los varones espectadores participan de. forma vicaria de todo el ritual que act¨²an los jugadores, en plena identificaci¨®n con ellos.
Como dice Annie Tristan en un libro sobre el amor, "las cosas senas, como el juego, la caza, la guerra y la amistad, se practican s¨®lo entre iguales; esto es, entre hombres".
El f¨²tbol, o en su defecto el deporte rey de una sociedad dada, cumple una funci¨®n similar a la que ten¨ªan los torneos en la Edad Media: un entrenamiento para la guerra durante la paz. Es obvio que hoy este entrenamiento deportivo no es de car¨¢cter armado; los tiempos cambian y la preparaci¨®n ahora es psicol¨®gica: se mantiene la idea de dos, bandos en contienda, el sentido de rivalidad, la aceptaci¨®n de que una constante puerta en forma es necesaria, y el caudal de agresi¨®n sin el cual toda la utilidad del montaje se vendr¨ªa abajo. Los sentimientos de perplejidad, horror, injusticia e iniquidad de la guerra, de toda guerra, y de constataci¨®n de c¨®mo los m¨¢s inocentes -y no me refiero necesariamente a los ni?os- son involucrados a la fuerza en ella, s¨®lo es posible que dejen de experimentarse y de dar lugar a l¨®gicas reacciones si antes han sido anestesiados o incluso anulados por alg¨²n procedimiento.
La reflexi¨®n sobre el f¨²tbol nos lleva a una reflexi¨®n sobre la guerra y el estamento que la representa, aunque ahora su ministerio, en los pa¨ªses democr¨¢ticos, se ha vuelto paranoico y se Rama de Defensa.
?Qu¨¦ otras cosas pasan en este pa¨ªs en 1982 relacionadas con el macho humano, el f¨²tbol y la guerra? Por supuesto, lugar siempre por no perder la forma (autorizo al lector / a a entenderlo a cuantos niveles simb¨®licos alcance), y el caso Almer¨ªa, del que hace unos meses hemos visto el proceso, es un bot¨®n de muestra. Porque lo grave de este triple asesinato (como no soy abogada empleo el t¨¦rmino a mi aire) no es tan s¨®lo demostrar el peligro al que est¨¢ abocado cualquier inocente de, ser v¨ªctima de parecida equivocaci¨®n, sino el que se haya pretendido que admiti¨¦ramos, casi por v¨ªa subliminal, que si los detenidos hubiesen sido verdaderamente etarras todo estaba justificado. La eximente utilizada en el juicio de caso de necesidad me hace pensar en la urgencia de definir el concepto para protecci¨®n de todos los ciudadanos / as. La ¨²ltima vez que he tenido noticia de que se aplicara dicha eximente fue en la defensa que Pedrol Rius, presidente del Colegio de Abogados de Madrid, hizo del muchacho que le rebot¨® algunas pertenencias en su propio domicilio, y cuyo caso de necesidad esgrimido es que era un toxic¨®mano con s¨ªndrome de abstinencia.
El otro extremo de la guerra en la pol¨ªtica, En este plano, los hallazgos pueden ser, una vez m¨¢s, desde tristemente divertidos hasta tr¨¢gicos o casi tr¨¢gicos. Desde los nueve meses de gesti¨®n de Robles Piquer en el Ente P¨²blico RTVE, sin que diera fruto viable; hasta la b¨²squeda y captura de los hijos de una se?ora por parte del padre del padre de los mismos el ex ministro Garc¨ªa Ramal. Lo que salv¨® m¨¢s tarde a esa madre de perder a sus hijos no fue el ser precisamente eso, su madre, sino el que su ex marido tuviera cuentas pendientes con la justicia y su suegro no gozara de id¨¦ntica influencia que a?os atr¨¢s. La actividad arcaico-patriot¨ªstica del se?or Garc¨ªa Ramal, senior, nos remite casi necesariamente al concepto de las dos Espa?as del se?or Fraga, que es mucho m¨¢s que una frase de propaganda pol¨ªtica preelectoral. Dos Espa?as, dos modelos de sociedad, dos facciones o pa¨ªses beligerantes, dos equipos enfrentados en un estadio, dos sexos que no han encontrado la paz... Si la democracia no quiere ser otro fracaso, como el Naranjito, deber¨¢ evitar que le pongan el remoquete de masculina, lo cual es todo un reduccionismo.
Y ello, en el mundo del deporte, deber¨ªa manifestarse promocionando aquellos que no supongan rivalidad binaria, sino, en todo caso, plural. Haberlos los hay -los aizcolaris vascos son un ejemplo-, y los -que falten habr¨¢ que crearlos, como la sociedad inglesa industrial-burguesacapitalista invent¨® el football. Pero para ellos las transformaciones a hacer son tantas, que yo temo que hay f¨²tbol para rato.
Es bien cierto que el mundo es, redondo, aunque no por esto sea un c¨ªrculo cerrado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.