La respuesta socialista a la crisis econ¨®mica / 2
La identificaci¨®n del objetivo central de la pol¨ªtica anticrisis de un Gobierno del PSOE est¨¢ clara: la creaci¨®n de empleo. En un pa¨ªs como el nuestro, donde las tasas de desempleo se encuentran por encima del 15%, la elecci¨®n de este objetivo ya no es una cuesti¨®n de progresismo o de ideolog¨ªa; es una cuesti¨®n de sentido com¨²n. Un objetivo b¨¢sico de este calibre necesita de algunos elementos que lo conviertan en un fen¨®meno sostenido; es necesario que el sistema adopte una estructura susceptible de mantener niveles. de empleo m¨¢s altos dentro de un esquema de racionalidad y competitividad. Pero tambi¨¦n es necesario tener presente cu¨¢l es la situaci¨®n de los diferentes grupos sociales y de los diferentes territorios que componen Espa?a. El equilibrio entre los mismos es condici¨®n importante para mantener el sistema en posici¨®n de hacer frente a la crisis, repartiendo sus costes de forma homog¨¦nea.Las tres 'R'
La pol¨ªtica econ¨®mica socialista frente a la crisis tiene que estructurarse sobre una triple definici¨®n: reactivar, reestructurar y redistribuir.
Reactivar la demanda efectiva es una premisa central para salir de la crisis, as¨ª como para mitigar sus efectos a corto plazo. Simplemente no es cierto que las fuerzas del mercado sean suficientes para reactivar la econom¨ªa, e incluso alguno de los agentes que operan sobre ellas estar¨ªan interesados en mantener la situaci¨®n actual. Es preciso, no obstante, dejar claro que las fuerzas del mercado (especialmente una resultante, la inversi¨®n privada) son necesarias para hacer salir a la econom¨ªa de la situaci¨®n especialmente deprimida en la que se encuentra. Pero la actuaci¨®n del sector p¨²blico es imprescindible para imprimirle un dinamismo, del que actualmente carece, de forma especialmente intensa.
Reestructurar es un complemento necesario de la reactivaci¨®n. Es necesario estimular el potencial end¨®geno de los diferentes sectores e industrias, adapt¨¢ndolo a la nueva situaci¨®n creada por las pol¨ªticas anticrisis de incremento de la competitividad a nivel internacional, as¨ª como a la adopci¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas. En si, la aparici¨®n de nuevas tecnolog¨ªas y su adopci¨®n por los sistemas productivos no representar¨ªa un grave problema, y ser¨ªa un arma contra la inflaci¨®n si no fuese porque se ha convertido en una forma de captaci¨®n de mercados externos, repercutiendo en otros pa¨ªses los efectos de la crisis. Esto origina serios problemas y hace necesaria la actuaci¨®n estatal, coordinando el proceso de forma que se minimicen sus costes y se racionalice su implantaci¨®n. De este modo, la reactivaci¨®n creadora de empleo se conjugar¨¢ con una estructura econ¨®mica m¨¢s eficiente.
Redistribuir, en sus m¨²ltiples vertientes, es especialmente necesario en nuestro pa¨ªs en esta crisis. En relaci¨®n con la redistribuci¨®n entre grupos sociales, a la necesidad de disminuir las diferencias entre los montantes salariales y los beneficios se a?aden las aparecidas entre los trabajadores que tienen un puesto de trabajo y los que no lo tienen. La importancia de actuar en esta ¨²ltima l¨ªnea -lo que a su vez potenciar¨¢ la demanda- es todav¨ªa m¨¢s evidente a la luz de la introducci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas ahorradoras de trabajo. Un segundo tipo de redistribuci¨®n, la espacial (que aqu¨ª tiene que ser entendida en el sentido positivo de favorecer el crecimiento m¨¢s r¨¢pido de las zonas m¨¢s atrasadas, sin frenar la din¨¢mica de las m¨¢s avanzadas), es necesario ya no s¨®lo por razones de equidad, sino tambi¨¦n para fortalecer el crecimiento equilibrado.
Planificaci¨®n
En suma, se trata de establecer en el corto y medio plazo una econom¨ªa con una menor tasa de paro, m¨¢s equitativa y m¨¢s eficiente. Las medidas concretas para su consecuci¨®n son muy variadas y no es posible analizarlas aqu¨ª en detalle. En s¨ªntesis, deben establecerse en el contexto de la planificaci¨®n, entendida como documento de acuerdos entre las clases trabajadoras, poderes pol¨ªticos y dem¨¢s fuerzas sociales, e instrumentada en presupuestos progresistas, con especial atenci¨®n a la inversi¨®n, p¨²blica desencadenante, a las empresas p¨²blicas, sectores punta, fiscalidad de rentas bajas, fraude fiscal, seguridad social, seguro de desempleo, salarios indirectos, bajos tipos de inter¨¦s, etc¨¦tera.
No parece redundante incidir en el doble car¨¢cter, ideol¨®gico y cient¨ªfico, de estas medidas. Por una parte, est¨¢ su efecto positivo sobre los trabajadores y determinados sectores (marginados) empresariales, que no tendr¨¢n que soportar el peso de una crisis aminorada; desde el punto de vista pol¨ªtico-social, ¨¦ste es el resultado central esperado de la pol¨ªtica econ¨®mica socialista. Por otra parte, hay que destacar que, t¨¦cnicamente, ¨¦sta es la ¨²nica v¨ªa posible de salida de la crisis; nuestro rechazo de las tesis monetaristas se conecta con la aceptaci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica de reactivaci¨®n concebida en un sentido amplio.
Restricciones al avance
Somos perfectamente conscientes de las dificultades que este tipo de pol¨ªtica econ¨®mica (que, repetimos, no trata de acabar con la crisis, sino solamente paliar sus efectos) presenta y de sus limitaciones. Dejando aparte las posibles acciones en contra que podr¨ªan desencadenar pa¨ªses con pol¨ªticas contrarias, los frenos vendr¨ªan por la v¨ªa del comercio exterior y, en menor medida, por la inflaci¨®n. A nivel de comercio exterior, la ausencia de reactivaci¨®n (asimetr¨ªa) en otros pa¨ªses con los que comerciamos originar¨¢ que, en tanto que nuestras importaciones aumenten, nuestras exportaciones no muestren una din¨¢mica aut¨®noma de crecimiento similar. En consecuencia, la balanza de pagos podr¨ªa convertirse en un cuello de botella. Al objeto de retrasar al m¨¢ximo posible la aparici¨®n del mismo, es necesario combinar la reactivaci¨®n con una pol¨ªtica de sustituci¨®n o ahorro de importaciones y con el est¨ªmulo de las industrias exportadoras. La inversi¨®n p¨²blica debe desempe?ar aqu¨ª un importante papel.
La inflaci¨®n puede ser mantenida bajo control actuando en puntos neur¨¢lgicos, a pesar de que sus causas externas a nuestra econom¨ªa no son controlables. La reactivaci¨®n de la econom¨ªa en s¨ª no es una causa principal de la misma, por lo que por esta v¨ªa no hay mucho que temer.
La reestructuraci¨®n debe ser un arma importante en esta l¨ªnea, al tiempo que la redistribuci¨®n ayudar¨¢ a mantener acuerdos con los sindicatos para evitar espirales inflacionistas.
Entre estos m¨¢rgenes que la compleja situaci¨®n econ¨®mica deja abiertos existe un amplio espacio dentro del que se puede establecer una pol¨ªtica econ¨®mica socialista.
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