La habilidad de Rubio y la actuacion del colegiado, decisivas
ENVIADO ESPECIAL La habilidad de Rubio para provocar los penaltis y la extrema rigurosidad del colegiado Garc¨ªa de Loza dieron al Atl¨¦tico una victoria en el estadio Villamar¨ªn. La expulsi¨®n de Biosca y Alex, que dejaron al Betis con nueve jugadores, fue bien aprovechada por el cuadro rojiblanco, que supo sacar una alta rentabilidad al esfuerzo de sus jugadores.
Rubio, si Santamar¨ªa hubiera tenido mejor criterio, debi¨® ser titular fijo en el Mundial. Su habilidad para provocar penaltis le puede hacer pasar a la historia del f¨²tbol espa?ol. Hasta el momento no se conoce ning¨²n jugador que lo haga con tanta clase. En dos partidos, Rubio ha provocado dos penaltis y, por tanto, dos goles, lo que da idea de su gran estado de forma para este tipo de jugada. La primera vez que cogi¨® una pelota en el ¨¢rea, supo encontrar una pierna ingenua que le tirara al suelo. Fue la segunda clave del encuentro.
Porque, en el balance final, la actuaci¨®n del colegiado fue decisiva, porque al expulsar por doble amonestaci¨®n a dos jugadores b¨¦ticos, dej¨® en tal inferioridad al equipo sevillista que ¨¦ste se vio incapacitado para poder hacer algo positivo en el partido.
Luis no debi¨® entender que el Betis era un equipo excesivamente peligroso. A lo m¨¢s, por la t¨¢ctica que dispuso, decidi¨® al equipo sevillano como diez jugadores que acompa?aban a Carde?osa. Si Julio Prieto acertaba a anular el buen ojo del cerebro b¨¦tico, parec¨ªa seguro que sus diez compa?eros no ver¨ªan f¨²tbol en toda la noche. Atrevida decisi¨®n la del t¨¦cnico rojiblanco porque hasta despreci¨® un marcaje severo sobre Gordillo, e incluso sobre Parra, jugador que se encontr¨® las m¨¢s de las veces solo, ante el despiste general de Votava. Durante el primer tiempo, y a pesar de que el Betis lanz¨® siete saques de esquina, no se detect¨® una especial peligrosidad. El dominio era b¨¦tico, pero Carde?osa no pudo dirigir el juego y el ataque local result¨® apresurado y torpe. Como contrapartida, el Atl¨¦tico, que fue ordenado en defensa, no tuvo rapidez ni acierto en el ataque.
La t¨¢ctica continu¨® invariable en el segundo tiempo, quiz¨¢s con los hombres del Atl¨¦tico m¨¢s atentos a la delantera. El esquema fall¨®, l¨®gicamente, cuando Carde?osa se vio libre de marcaje en el saque de un libre directo. Era el minuto quince y un perfecto lanzamiento se colaba por la escuadra. Pero la habilidad del flaco tuvo emulaci¨®n en la exquisitez de Rubio para provocar un penalti, hecho que esta vez result¨® m¨¢s cre¨ªble por cuanto hubo de ser retirado con visibles muestras de dolor.
Tras el empate, las t¨¢cticas dejaron paso al discurrir de unos acontecimientos que parec¨ªan incontrolables. La expulsi¨®n de Biosca exasper¨® al p¨²blico y a los jugadores b¨¦lticos, que perdieron todo control. Fruto tambi¨¦n de ese nerviosismo, el Atl¨¦tico, que pas¨® a dominar, acus¨® precipitaci¨®n porque era consciente de su ventaja. Peque?os encontronazos, h¨¢bilmente provocados a veces, rompieron toda l¨ªnea de juego, en un encuentro que fue marrullero, pero sin excesiva dureza. La segunda expulsi¨®n, de Alex, hizo pensar en una posible alteraci¨®n del orden.
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