Una rep¨²blica de insectos, hierba y musgo
Si en un holocausto nuclear alguien lograse esconderse en un lugar suficientemente profundo de la tierra y permaneciese all¨ª el tiempo suficiente para sobrevivir, al salir a la superficie encontrar¨ªa un ambiente natural agonizante. La ¨²nica clase de animales que posee especies con muchas probabilidades de sobrevivir, al menos a corto plazo, es la de los insectos. Desgraciadamente p ara el resto del medio ambiente, muchas de las especies fit¨®fagas -los insectos que se alimentan directamente de la vegetaci¨®n-, entre,las que figuran "algunas de las especies m¨¢s devastadoras de la Tierra" (seg¨²n el doctor Vernon M. Stern, entom¨®logo de la Universidad de California, en Riverside, en un art¨ªculo incluido en Supervivencia de los cultivos alimenticios), tienen tolerancias muy altas, y podr¨ªa esperarse, por tanto, que sobrevivieran de forma desproporcionada, y luego se multiplicaran en gran n¨²mero despu¨¦s de un ataque. La desaparici¨®n de los p¨¢jaros, que son sus depredadores naturales, aumentar¨ªa su ¨¦xito.Las plantas tienen, en general, mayor tolerancia a la radiactividad que los animales. Los ¨¢rboles se cuentan entre los primeros en morir, las hierbas, entre las ¨²ltimas en hacerlo.
Al matar la vegetaci¨®n, la tierra en la que crec¨ªa se degrada. Y a medida que la tierra fuera erosionada despu¨¦s de un ataque, la vida en los lagos, r¨ªos y estuarios, que ya habr¨ªa sido duramente castigada directamente por la radiaci¨®n, se ver¨ªa adem¨¢s da?ada por los minerales que fluyeran en las corrientes de agua, originando un proceso eutr¨®fico, es decir: un proceso en el que la sobreabundancia de elementos nutritivos en el agua estimula el crecimiento de algas y organismos microsc¨®picos, los cuales, a su vez, reducen la cantidad de ox¨ªgeno del agua. Cuando la tierra pierde sus elementos nutritivos, pierde, asimismo, su capacidad de "mantener una comunidad madura" (en palabras del doctor Woodwell), y se produce entonces una "tremenda simplificaci¨®n" del medio ambiente, consistente en que las "especies m¨¢s resistentes", tales como el musgo y la hierba, reemplazan a las vulnerables. Es imposible predecir la magnitud que podr¨ªa tener esta "tremenda simplificaci¨®n" del medio ambiente despu¨¦s de que quedaran destruidas tanto la pr¨¢ctica totalidad de la vida animal como la mayor parte de la vida vegetal, y qu¨¦ pautas adoptar¨ªan a larg¨® plazo los restos de vida que sobrevivieran al holocausto; pero parece que Estados Unidos quedar¨ªa al principio reducido a una rep¨²blica de insectos y de hierba.
Como la noci¨®n de "guerra nuclear limitada" se ha convertido, recientemente, en una idea atractiva para los dirigentes norteamericanos, podr¨ªa no ser ocioso analizar cu¨¢les ser¨ªan los posibles resultados de ataques m¨¢s peque?os.
En un ataque limitado, algunas personas podr¨ªan intentar abrirse paso hacia los refugios para escapar de la lluvia radiactiva, que aunque menos intensa que en un ataque total, seguir¨ªa siendo mort¨ªfera en la mayor parte de las zonas muy pobladas. Las personas
Una rep¨²blica de insectos, hierba y musgo
que llegaran a los refugios y se encerraran a tiempo podr¨ªan tener algunas posibilidades de supervivencia en ciertas zonas, pero un gran n¨²mero de personas habr¨ªan recibido dosis letales de radiaci¨®n sin enterarse (puesto que la radiaci¨®n es indolora), y entrar¨ªan en los refugios para morir en ellos, haciendo as¨ª insoportable la vida para los otros.Entre los da?os producidos por el ataque figurar¨ªan muy probablemente las epidemias. El doctor H. Jack Geiger, profesor de Medicina comunitaria en la Facultad de Educaci¨®n Biom¨¦dica del City College de Nueva York, me hizo, recientemente, una descripci¨®n de las condiciones sanitarias probables despu¨¦s de un ataque limitado. "El paisaje estar¨ªa sembrado de millones de cad¨¢veres de seres humanos y de animales", se?al¨®. "Este solo hecho es ya algo sin precedentes en la historia. Habr¨ªa una fuente inmensa de contaminaci¨®n del agua y los alimentos. Si lee usted los textos relativos a desastres naturales, como las inundaciones y los tifones, comprobar¨¢ que siempre est¨¢n asociados con un peligro de c¨®lera o fiebres tifoideas. Los cad¨¢veres alimentar¨ªan tambi¨¦n a una poblaci¨®n de insectos de crecimiento muy r¨¢pido, y los insectos son, por cierto, uno de los veh¨ªculos primordiales de las enfermedades. Naturalmente, no se tomar¨ªan medidas m¨¦dicas para combatir la enfermedad, pues las explosiones habr¨ªan destruido virtualmente todas las instalaciones m¨¦dicas.
Los estrategas de los conflictos nucleares hablan a menudo de un "per¨ªodo de recuperaci¨®n" despu¨¦s de un ataque limitado, pero una perspectiva m¨¢s probable es la de un deterioro a largo plazo de las condiciones de vida. A la larga,
y si hay supervivientes, la econom¨ªa volver¨¢ a restablecerse de una u otra forma, pero entretanto morir¨¢ gente; morir¨¢ de hambre, porque se ha interrumpido el aprovisionamiento alimenticio; morir¨¢ de fr¨ªo, porque no tendr¨¢ combustibles ni refugios donde guarecerse; morir¨¢ v¨ªctima de las enfermedades, porque carecer¨¢ de cuidados m¨¦dicos.
Pero en un ataque nuclear, naturalmente, todos los sectores de la econom¨ªa ser¨¢n devastados en el acto. La tarea a la que se enfrentar¨¢n los supervivientes, por tanto, no consistir¨¢ en rehacer la econom¨ªa anterior, sino en inventar una nueva, de un nivel mucho m¨¢s primitivo. Despu¨¦s de un ataque nuclear limitado, el dilema t¨ªpico de un superviviente ser¨ªa comparable, por ejemplo, al del conductor de autob¨²s de una ciudad que, acostumbrado a hacer la compra en un supermercado, se viera obligado a la tarea de c¨²ltivar sus propios alimentos, o al de un librero de barrio que tuviera que hacerse su propia ropa o, peor a¨²n, la tela para hacerse la ropa. Repentinamente, faltar¨ªan innumerables cosas que ahora damos por supuestas.
Consecuencias globales
En ¨²ltimo lugar, los supervivientes de un ataque limitado no solamente se enfrentar¨ªan a lo largo de varias d¨¦cadas a un medio ambiente contaminado y degradado, sino que ellos mismos -sus m¨²sculos, sus huesos y su dotaci¨®n gen¨¦tica- estar¨ªan contaminados: las generaciones que trataran de reconstruir una vida humana ser¨ªan generaciones enfermas y, posiblemente, deformes.
Al considerar las consecuencias globales de un holocausto, lo primero que hay que preguntarse es la extensi¨®n que abarcar¨ªa el conflicto. Se supone a menudo que un holocausto, incluso si fuese total, se limitar¨ªa al liemisferio Norte y destruir¨ªa Estados Unidos, la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Europa, China y Jap¨®n, pero no podemos, de hecho, estar seguros de que las hostilidades no llegaran a extenderse a otras partes del globo.
Tal como he dicho anteriormente, hay incertidumbres inherentes a cualquier intento de predecir las consecuencias de un holocausto nuclear; pero cuando tratamos de averiguar esas ronsecuencias para los pa¨ªses atactdos resulta que los f¨¢cilmente calculables efectos primarios locales de las bombas son tan abrumadores, que nunca llegamos a las incertidumbres.
Puesto que en un holocausto global, incluso los llamados efectos locales de las explosiones podr¨ªan cubrir toda la masa terr¨¢quea del hemisferio Norte, sus consecuencias secundarias podr¨ªan ser verdaderamente globales. La destrucci¨®n de la vida en los estuarios del hemisferio Norte, junto con el envenenamiento radiactivo de las aguas locales, podr¨ªa causar grave da?o general a la vida en los oc¨¦anos. Un colapso ecol¨®gico en grandes zonas de las superficies continentales del hemisferio Norte podr¨ªa tener amplias consecuencias para el clima de la Tierra en su conjunto. La p¨¦rdida de vegetaci¨®n, por ejemplo, aumenta la reflectividad de la superficie de la tierra, lo cual produce a su vez un enfriamiento de la atm¨®sfera. La mitad norte de la Tierra, sometida a intensas radiaciones, se convertir¨ªa en conjunto en un enorme laboratorio radiecol¨®gico en el que muchas especies se extinguir¨¢n otras florecer¨ªan, y posiblemente invadir¨ªan las zonas no afectadas del planeta, y otras evolucionar¨ªan hacia nuevas e imprevisibles formas.
Pero, con toda probabilidad, los efectos directos mundiales, entre los cuales el m¨¢s trascendental es la p¨¦rdida de ozono, ser¨ªan mucho m¨¢s importantes que los efectos secundarios mundiales de la destrucci¨®n loc,al. El informe N.A.S. de 1975 afirma: "Tal como admiten los bi¨®logos, ge¨®logos y otros estudiosos de la evoluci¨®n, el desarrollo de iina atm¨®sfera tica en ox¨ªgeno, con su capa de ozono,fue una condici¨®n previa para el desarrollo de plantas y animales multicelulares, y todas lasfonnas de vida terrestre han evolucionado bajo este escudo". El doctor Fred lkl¨¦, que fue director de la Agencia Norteamericana para el Control de Armamento y el Desarme durante la presidencia de Richard Nixon y Gerald Ford, y que actualmente es subsecretario de Planificaci¨®n en el Ministerio de Defensa del presidente Reagan, ha declarado que una reducci¨®n importante de la capa de ozono producida por explosiones nucleares, podr¨ªa "destruir la estructura ecol¨®gica que permite al hombre permanecer vivo en este planeta".
Da?os biol¨®gicos
El alcance de los da?os biol¨®gicos que causar¨ªan diversos incrementos de las radiaciones ultravioletas es menos conocido incluso que los aumentos que podr¨ªan producirse debidos a las detonaciones nucleares, pero las informaciones disponibles sugieren que los da?os que sufrir¨ªa toda la ecosfera ser¨ªan graves. Uno de los motivos de este hecho es que ciertas longitudes de onda de rayos ultra violetas, qiie se sabe que son particulrmente perjudiciales desde el punto de vista biol¨®gico, aumentar¨ªan desproporcionadamente a consecuencia de la reducci¨®n del escudo de ozono.
De los experimentos realizados se deduce, con todo, que entre los mam¨ªferos, los seres humanos,son especialmente vulnerables, debido a que su cuerpo no est¨¢ protegido por pelo.
Como parte de la luz ultravioleta llega a la Tierra en circunstancias normales, los seres humanos (y otras criaturas) han desarrollado adaptaciones que les permiten enfrentarse a aqu¨¦lla.
La principoal adaptaci¨®n del hombre es el bronceado, que contribuye a evitar las quemaduras del sol. Much¨ªsimo m¨¢s grave, de todos modos, ser¨ªa la p¨¦rdida temporal de la vista a causa de la fotoftalm¨ªa (ceguera producida por la nieve), dolencia que pueden contraer las personas expuestas a dosis elevadas de radiaci¨®n ultravioleta. La fotoftalm¨ªa se puede evitar usando gafas cada vez que se sale al aire libre.
Sin embargo, si resultaran correctos los c¨¢lculos que hablan de una reducci¨®n m¨¢s elevada, la gente no podr¨¢ permanecer largo tiempo al aire libre. Porque de darse esos niveles, las "quemaduras solares inhabilitadoras" se producir¨ªan en cuesti¨®n de minutos; si la reducci¨®n de ozono alcanzara el m¨¢ximo del 70% que el informe N.A.S. de 1975 asigna al hemisferio Norte, el plazo podr¨ªa ser de diez minutos. M¨¢s a¨²n, el informe afirma que durante los meses inmediatamente siguientes al ataque, la reducci¨®n de la cantidad de ozono podr¨ªa ser superior al 70%.
Copyright Jonathan Schell. Argos Vergara, 1982.
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