Cuatro polic¨ªas nacionales, asesinados en una emboscada terrorista cerca de Renter¨ªa
Cuatro polic¨ªas nacionales fueron asesinados ayer en una emboscada terrorista cerca de Renter¨ªa, en una curva de la carretera que conduce a las cuevas de Aizpitarte, en el interior de una zona monta?osa. El comando agresor, compuesto al menos por cinco o seis individuos, dispar¨® con armas largas y fuego cruzado contra los polic¨ªas Jes¨²s Ord¨®?ez P¨¦rez, Antonio Cedillo Tosca, Juan Ceronero Sancristal y Alfonso L¨®pez Fern¨¢ndez. Uno de los agentes, herido de gravedad, fue rematado por los miembros del comando, cuando era trasladado a un hospital en el coche de un vecino al que hab¨ªa pedido ayuda.
El quinto polic¨ªa, Juan Torrente Terr¨®n, est¨¢ ingresado en la Unidad de Vigilancia Intensiva de la Cruz Roja de San Sebasti¨¢n, con m¨²ltiples heridas por arma de fuego. Los m¨¦dicos que le intervinieron ayer califican su estado de muy grave. Sufre heridas por arma de fuego en el brazo derecho, el t¨®rax, muslo derecho y pierna izquierda.La emboscada se produjo minutos antes de las 11 de la ma?ana, cuando los polic¨ªas viajaban en dos coches, uno con los distintivos policiales y el otro con placas de matr¨ªcula normales, de los llamados camuflados. Todos ellos regresaban de la venta Susperregui, donde hab¨ªan tomado unos bocadillos. El establecimiento mencionado no era visitado por miembros uniformados de las fuerzas de seguridad del Estado al menos desde hace un mes, seg¨²n inform¨® a EL PAIS su propietaria.
El dato introduce un interrogante acerca de la forma en que el comando terrorista tuvo conocimiento de la presencia en esa zona de miembros de las fuerzas de seguridad del Estado. Los polic¨ªas asesinados permanecieron en la venta unos veinte minutos, tiempo aparentemente escaso para que alguien alertara al comando y que ¨¦ste pudiera preparar una emboscada perfectamente dispuesta.
Las explicaciones giran en torno a la posibilidad de que la patrulla policial fuera seguida por el comando o que ¨¦ste, forzando ya la especulaci¨®n, se encontrara casualmente en esa zona e improvisara el atentado a la vista del recorrido seguido por la patrulla policial. La carretera que conduce a la venta de Susperregui o a las cuevas de Aizpitarte se domina perfectamente desde cualquiera de los montes de alrededor.
Tres polic¨ªas uniformados llegaron a la venta en un coche Z a las 10.30 horas, junto con otras dos personas vestidas de paisano que viajaban en un Seat 131 Supermirafiori de color azul marino, de los que posteriormente se supo que tambi¨¦n eran polic¨ªas. La venta fue frecuentada hace algunos meses por miembros de la fuerzas de seguridad. Una llamada transmitida a trav¨¦s de la radio de uno de los coches oblig¨® a los polic¨ªas a apurar los bocadillos que hab¨ªan solicitado y abandonar el lugar poco antes de las once de la ma?ana.
A 30 kil¨®metros por hora
La patrulla cay¨® en la emboscada cuando pasaba por una peque?a hondonada cubierta por matorrales, distante un kil¨®metro de la venta. Los terroristas apostados a un lado de la carretera descargaron sus armas contra los veh¨ªculos, cuya marcha no sobrepasar¨ªa en mucho, dado lo accidentado de la carretera y el mal estado del piso, los treinta kil¨®metros por hora. Los dos coches fueron acribillados con fuego cruzado desde distintos puntos. Los polic¨ªas de paisano que ocupaban el coche camuflado intentaron repeler el ataque e hicieron varios tiros de pistola antes de caer mortalmente heridos. Los miembros del comando no sufrieron ninguna baja, ya que los numerosos rastros de sangre que se encuentran en la cuneta en un ¨¢rea de unos treinta metros de longitud parecen corresponder al polic¨ªa que consigui¨® abandonar su veh¨ªculo y arrastrarse herido antes de ser rematado. Un vecino afirma haber o¨ªdo varios disparos de pistola, un minuto despu¨¦s del intenso tiroteo.
Jos¨¦ El¨ªcegui, vecino de Renter¨ªa que habita el caser¨ªo Vista Eder, a pocos metros del cruce de carreteras de enlaza las poblaciones de Astigarraga, Ollarzun y Renter¨ªa, encontr¨® al polic¨ªa herido que se arrastraba metralleta en mano, cuando se dirig¨ªa en una furgoneta azul matr¨ªcula de San Sebasti¨¢n a efectuar obras de reparaci¨®n de un camino vecinal. Algunas versiones sostienen que el polic¨ªa fue rematado all¨ª mismo por dos miembros del comando que volvieron al lugar en un Renault 12, mientras otras fuentes dan cuenta de que el polic¨ªa nacional fue rematado cuando era trasladado por Jos¨¦ El¨ªcegui en su furgoneta, unos quince minutos despu¨¦s del atentado.
Esta tesis explicar¨ªa el charco de sangre que existe en la carretera a unos centenares de metros del lugar del atentado y el hecho mismo de que las lunas del veh¨ªculo se encuentren destrozadas. La furgoneta de Jos¨¦ El¨ªcegui habr¨ªa sido interceptada por dos de los terroristas que habr¨ªan disparado contra el polic¨ªa, a pesar de que este vecino les habr¨ªa hecho ver la gravedad del estado del herido. Varios polic¨ªas comentaron ayer que la llamada recibida en la comisar¨ªa de San Sebasti¨¢n dando cuenta del atentado podr¨ªa haber sido hecha por su compa?ero herido.
El cabo de la Polic¨ªa Nacional que estaba al frente de la patrulla y que falleci¨® mientras era trasladado a un centro hospitalario indic¨® en los primeros momentos a un miembro de la Cruz Roja que atendiera primero a sus compa?eros, ya que el estado de ¨¦stos revest¨ªa mayor gravedad. Tres miembros del comando huyeron a pie hasta el cruce que comunica las poblaciones de Astigarraga Ollarzun y Renter¨ªa, donde secuestraron a punta de pistola un coche Seat 124 amarillo matr¨ªcula de Barcelona en el que se dieron a fuga. Jos¨¦ El¨ªcegui, el vecino que seg¨²n algunas versiones recogi¨® en un primer momento al polic¨ªa herido y posteriormente rematado, se encuentra retenido por la Guardia Civil, que llev¨® a cabo un intenso rastreo en la zona.
Los Reyes de Espa?a enviaron telegramas de condolencia a los familiares de los cuatro polic¨ªas asesinados. Don Juan Carlos envi¨® tambi¨¦n un telegrama de p¨¦same al general Alcal¨¢ Galiano, inspector de la Polic¨ªa Nacional, por el criminal atentado del que fueron objeto miembros de dicho cuerpo de seguridad.
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