El cad¨¢ver de Gracia de M¨®naco ha quedado expuesto la capilla palatina de la fortaleza de los Grimaldi
Vestida de blanco, con gesto apacible y enormemente bella, Gracia Patricia Kelly, la actriz norteamericana que lleg¨® a convertirse en princesa de un principado medieval europeo, descansa desde ayer, muerta, en la capilla palatina de la fortaleza de los Grimaldi, sobre los acantilados de Montecarlo.
La princesa, de 53 a?os, que desde su matrimonio con Raniero III se hab¨ªa convertido en un canon de la belleza de la alta burgues¨ªa europea y norteamericana, muri¨® inesperadamente en la noche del martes, tras sufrir el lunes un accidente de autom¨®vil de cuya gravedad los m¨¦dicos se dieron cuenta demasiado tarde.Su cuerpo esbelto, escoltado por guardias tristes y enhiestos del Principado de M¨®naco, ser¨¢ sepultado el pr¨®ximo s¨¢bado en la cripta de la catedral de Montecarlo, una ciudad cuasi Estado donde los millonarios del Mediterr¨¢neo y de todo el mundo atracan sus yates, depositan su dinero o lo juegan despreocupadamente en un casino que ayer cerr¨® sus puertas en se?al de duelo.
Los monegascos recibieron la noticia con estupor. Las calles de Montecarlo, bulliciosas todav¨ªa en esta fase declinante del verano, eran ayer p¨¢ramos de silencio. De muchos balcones de viviendas y de comercios colgaban banderas del Principado, rojas y blancas, a las cuales se hab¨ªan adosado crespones de gasa negra.
La princesa Estefan¨ªa, de 17 a?os, que viajaba junto a su madre cuando sobrevino el accidente, parece fuera de peligro, aunque contin¨²a ingresada en la policl¨ªnica monegasca que lleva el nombre de su difunta madre. Se sigue desconociendo qui¨¦n conduc¨ªa realmente el autom¨®vil Rover 3000 donde viajaban madre e hija, si bien fuentes oficiales repiten machaconamente que era la princesa Gracia quien llevaba el volante.
La vieja ciudad mediterr¨¢nea se dispone a acoger en los pr¨®ximos d¨ªas a monarcas, jefes de Estado y personalidades de todo el mundo, que asistir¨¢n a las exequias de una de las mujeres m¨¢s fotografiada, envidiada y admirada de nuestro siglo.
Aunque no se sabe con certeza el n¨²mero ni la condici¨®n de lo asistentes a las exequias de la princesa de M¨®naco, nadie duda en Montecarlo que los pr¨®ximo d¨ªas se van a convertir para los amantes de los comentarios sobre los personajes p¨²blicos y lo hombres y mujeres famosos de todo el mundo en jornadas inolvidables, de las cuales los fot¨®grafos, que ya montan guardia frente al palacio de los Grimaldi ,van a sacar muy buen provecho.
Una personalidad cautivadora
Gracia de M¨®naco lo era todo en este min¨²sculo enclave de 23.000 habitantes, a caballo de Francia e Italia, en plena Costa Azul. En principio, cuando sus esponsales con Raniero Grimaldi, tercer pr¨ªncipe monegasco con su nombre, Patricia Kelly aport¨® al matrimonio una dote de celebridad y de fama conseguida en Hollywood tras a?os de esfuerzos consagrados al cine.
Su idilio con el primog¨¦nito de los Grimaldi supuso para los comentaristas de los a?os cincuenta la uni¨®n entre dos aristocracias, la a?osa y blasonada europea, cuajada de historia y m¨¢s o menos propietaria de t¨ªtulos en papel timbrado, y la jovial aristocracia norteamericana, cuyo nivel manten¨ªa una puerta abierta de par en par a los grandes monstruos del cine, hecho este casi escandaloso para la rancia alta clase del viejo continente. Dotada de grandes cualidades para las relaciones p¨²blicas, por su simpat¨ªa e innegable belleza, Gracia de M¨®naco despleg¨® un importante papel para su diminuto pa¨ªs de adopci¨®n, al convertirse en un verdadero s¨ªmbolo de la tranquilidad de M¨®naco.
Consagrada desde muy poco despu¨¦s de su matrimonio a las tareas normalmente asignadas a las hijas de la aristocracia y de la alta burgues¨ªa europeas, Patricia Kelly se fue convirtiendo poco a poco en presidenta de numeros¨ªsimas asociaciones filantr¨®picas, art¨ªsticas y deportivas, desarrollando una intens¨ªsima vida social, que ha sido reflejada puntualmente por los magazines de informaci¨®n sentimental de Europa y Am¨¦rica.
M¨¢s informaci¨®n en la p¨¢gina 25
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