El pundonor de los toreros apenas pudo tapar la vulgaridad de los Victorino
Al llenazo que produjo en Las Ventas el anuncio de los famosos Victorino, correspondi¨® el ganadero con una corrida vulgar, que no lleg¨® a ser de fracaso porque los espadas derrocharon pundonor y le sacaron todo el partido que ten¨ªa, hasta exprimir las embestidas como quien exprime un lim¨®n.Los toros-lim¨®n de don Victorino, sin embargo, no pudieron tapar la verg¨¹enza de su poquita casta, su nobleza boba y su fuerza escasa, que en absoluto se corresponden con las virtudes preclaras de toro bravo que exhibieron sus hermanos en la memorable tarde de san Isidro.
De los Victorino siempre se ha dicho que pueden salir muy buenos o muy malos, no importa la distinci¨®n para hacer leyenda, pero nunca vulgares, y tal defecto grave mostraban los de ayer. Quiz¨¢ es que el propietario de la divisa posee en su explotaci¨®n un tronco encastado del que se sirve para los grandes fastos, y un limonero, cuando lo que pretende es salir del paso.
Plaza de Las Ventas
19 de septiembre. Cuarta corrida de la Feria de Oto?o. Toros de Victorino Mart¨ªn, serios y cornalones, escasos de fuerza y casta. Ruiz Miguel. Tres pinchazos y estocada (ovaci¨®n y salida al tercio). Pinchazo, estocada y descabello (ovaci¨®n y salida al tercio). Dos pinchazos, media tendida ca¨ªda y dos descabellos (vuelta). Tom¨¢s Campuzano. Pinchazo hondo y descabello (aplausos y salida al tercio). Estocada desprendida (ovaci¨®n, y tambi¨¦n pitos mando saluda). Estocada ca¨ªda (aplausos). El sobresaliente Pascual G¨®mez Ja¨¦n, cogido por el quinto. Sufre cornada en gl¨²teo, que interesa piel y tejido celular. Pron¨®stico reservado.
Por presentaci¨®n eran de buen ver. Hubo tres de trap¨ªo y tres serios aunque feotes; todos cornalones, la mayor¨ªa c¨¢rdenos. Bien, toros as¨ª coinciden con lo Victorino puro, pero luego viene el comportamiento. Y ah¨ª perd¨ªan los cr¨¦ditos. Para continuar su leyenda de terror¨ªficos (no por otra raz¨®n), el quinto le peg¨® una cornada al sobresaliente G¨®mez Ja¨¦n, pero contada -y la vamos a contar- no queda en muy buen lugar el toro, pues cometi¨® a traici¨®n la fechor¨ªa. Le hab¨ªan cedido un quite al sobresaliente, y ¨¦ste lo materializ¨® en ver¨®nicas. Tras rematarlas, se march¨® de la cara del toro caminando despacioso y pinturero. Y aqu¨¦l, que le vi¨® desprevenido, se arranc¨® y le meti¨® dos pitonazos por detr¨¢s.
Ese toro era un aparatoso cornal¨®n, bravo en varas y manejable en el ¨²ltimo tercio, al que Ruiz Miguel encel¨® en el enga?o mientras diluviaba, y le sac¨® cuantos pases quiso, a base de temple y coraz¨®n. Chorre¨¢bamos agua los del tendido, chorreaba Ruiz Miguel, y all¨ª nadie desertaba de su obligaci¨®n, porque la faena ten¨ªa importancia, y uno jug¨¢ndose la vida para ejecutarla, otros jug¨¢ndose la pulmon¨ªa para admirarla, est¨¢bamos todos tan identificados y felices; lo de la transmisi¨®n y la conexi¨®n, que dicen.
El sexto, otro ejemplar de talla y arboladura, manso, gazap¨®n y con poca gracia, iba desarrollando sentido a lo largo de la lidia, mientras Tom¨¢s Campuzano se empe?aba en sacarle partido, intentaba suertes por los dos pitones, sorteaba parones y derrotes El esfuerzo de Campuzano en este y sus otros dos toros, el esfuerzo de Ruiz Miguel durante toda su actuaci¨®n, nunca lo agradecer¨¢ bastante el ganadero, pues debe saber que la mayor parte de los diestros en activo habr¨ªa pasaportado la corrida sin buscarse mayores complicaciones.
Con el capote se emple¨® m¨¢s y mejor Campuzano y, de su muleta salieron algunos pases de calidad irreprochable. En el segundo y en el quinto lig¨® varios redondos y naturales de excelente factura, bajando la mimo, obligando, y templando todo el recorrido hasta el limpio remate. No prendieron demasiado en el tendido porque los Victorino respectivos estaban inv¨¢lidos y mostraban s¨ªntomas de borreguez, lo cual ten¨ªa soliviantada a la afici¨®n.
Ruiz Miguel era ayer, como siempre, el torero dominador, pundonoroso, valiente, que aprovecha las embestidas buenas, y si son malas, se crece, reta el mal instinto del toro, le gana terreno y, naturalmente, se le entreg¨® con m¨¢s calor el p¨²blico. Al primero, cortejano y noble, le administr¨® una larga faena, toda ella valiente, muy torera en diversos pasajes. El tercero no ten¨ªa malicia, pero fijeza tampoco, y por el procedimiento de arrimarse, obligar, mandar y templar consigui¨® encelarlo. Fue entonces cuando dibuj¨¦ un par de series de naturales que provocaron estruendosos oles. No hubo oreja, ni en ese toro ni en los otros, porque en los otros y en ese Ruiz Miguel manej¨® muy mal la espada.
Digamos, en fin, que a Ruiz Miguel, y tambi¨¦n a Campuzano, el p¨²blico les otorg¨® ayer varias orejas morales, que tienen su valor. El ganadero, cuya vulgaridad de corrida intentaron salvar, ser¨ªa justo que mostrara tambi¨¦n su agradecimiento. Como poco, les deber¨ªa regalar cuarto y mitad de limones e invitarles a merendar.
Hoy termina la feria con un importante mano a mano, en el que alternan los pr¨®ximos matadores Dur¨¢n y Campano. Empieza a las 18'00 horas, lo cual se aclara pues mucha gente no lo sabe. Poco anuncia los festejos esta empresa, ella sabr¨¢ por qu¨¦.
Babelia
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